En el Metro División del Norte, frente a la puerta del vagón en el que viajaba hace unos días, había una cartelera con la jefa de gobierno besando a una niña. Junto, el eslogan de este Cuarto Informe de Gobierno, honestidad que da resultados. El convoy no tardó en cerrar las puertas, pero sí había tardado más de 5 minutos en arribar a una estación previa. No hay mayor símbolo de lo que ha fallado en la administración de Claudia Sheinbaum, que el metro.
Un poco más al sur, en la esquina de mi casa hay un bache. Mide unos 20 centímetros de largo y 80 de ancho, aproximadamente. Lleva ahí, por lo menos, un mes. A unos metros, en un poste, nuestro alcalde, Giovani Gutiérrez, tiene colocado uno de los 8 mil pendones con su rostro y la frase “1 Año Contigo Imparables” y la etiqueta #FuturoChilango. Conforme a la información pública, la campaña costó 920,000 pesos. Claro, esto no toma en cuenta que quienes pudieron haber tapado el bache estaban colocando la publicidad egocéntrica.
Ante las críticas, el alcalde de Coyoacán, tan ególatra al menos como nuestra jefa de gobierno, hizo una propuesta inaudita: convertir las lonas con su rostro ¡en portavasos! N’ombre, unos genios, diría José Meade.
El informe de Giovani Gutiérrez contó con 15 mil asistentes, la mayoría acarreados, a la explanada del Estadio Azteca. Las principales calles y avenidas se vieron tapizadas con su imagen, algo que, me parece, nunca antes se había visto para el informe de un alcalde o delegado. Simplemente, aprovechó una interpretación sesgada de la ley para anticipar su campaña por la reelección.
La Constitución prohíbe, en el artículo 134, las campañas de difusión que impliquen la promoción personalizada de cualquier servidor público. La Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales habilita una excepción, en su artículo 242, 7 días antes del informe anual de labores y 5 días después, pero determina un límite: “En ningún caso la difusión de tales informes podrá tener fines electorales”. En Coyoacán, los tuvo; en la Ciudad de México, para Claudia Sheinbaum, también.
Un buen gobierno no necesita la promoción personal de quien lo encabeza. Llenar postes, pasos peatonales y mobiliario urbano, en general, no beneficia en nada al ciudadano. Por el contrario, siendo Coyoacán una zona patrimonial, la presencia de la publicidad de Giovani Gutiérrez es un acto grotesco, infame y deshonesto, que por lo menos detonó una pequeña protesta ciudadana con impacto viral en redes: un grupo de vecinos se organizó para retirar pendones y lonas, entregarlas en la Alcaldía y luego preparó un video irónico que tuvo un buen impacto en Tik Tok y twitter.
La exhibición de una propaganda tan personalizada representa, en realidad, una condición de inequidad en la contienda de 2024. Cualquier contendiente de Giovani Gutiérrez tendrá como desventaja el posicionamiento al que, con recursos públicos, ha accedido en este caso el alcalde; en el caso de la Presidencia de la República, lo mismo, Claudia Sheinbaum lleva ventaja en la promoción personal usando el presupuesto de la capital.
El abuso no es exclusivo de Giovani Gutiérrez, insisto. El mayor problema es que con lo que hizo legitima a la jefa de gobierno, quien rindió 18 informes, siendo sólo uno el necesario. El primero, en el Auditorio Nacional; luego el formal, ante el Congreso de la Ciudad; pero también 16 informes en cada alcaldía. ¿Cuántos funcionarios y empleados del Gobierno de la Ciudad de México estuvieron concentrados durante tres o cuatro semanas en estos eventos? ¿Cuál es el rol de estos informes si cualquier ciudadano, aprovechando el internet gratuito que tanto presumen, puede consultar los canales del Gobierno de la Ciudad de México, del Congreso de la Ciudad de México o el de la propia Claudia Sheinbaum?
La ciudadanía no necesita estos abusos, la oposición no tendría por qué legitimar el exceso de la jefa de gobierno con el suyo propio, tapizando, ensuciando y afeando una de las alcaldías más representativas y pintorescas de la Ciudad de México.
Este fenómeno se repetirá dentro de un año si no hacemos nada. Hay que detenerlo y, como hicieron quienes quitaron una pequeña parte de la propaganda en Coyoacán, necesitamos generar un repudio y vergüenza por las corruptelas de gobernantes que se distraen de la misión de gobernar, por promocionar su propia imagen.