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Mentiras cuánticas • Chris Ferrie

La vida secreta de las partículas subatómicas.

Créditos: Novedades Editoriales
Escrito en OPINIÓN el

Este libro te explica, de manera clara y muy divertida, lo que sí es la física cuántica.

En realidad, ¿qué es la física cuántica? Si puedes responder esta pregunta sin engañar a la persona que se encuentra junto a ti, deja de leer ahora mismo. Aunque la mayoría de nosotros no entendemos realmente la física cuántica, sabemos que es mística e impresionante y creemos que si la entendiéramos tal vez seríamos ricos, hermosos y felices, ¿verdad? Después de todo, hay mucha gente que intenta venderte cristales cuánticos para alinear tu energía cuántica con tu destino cuántico. ¿Será que están todos equivocados?

Espóiler: sí lo están. No existen los cristales cuánticos. ¡Lo siento!

Por fortuna, a medida que la pseudociencia se apodera de internet y cada vez es más difícil diferenciar los hechos alternativos de la ciencia, Chris Ferrie (¡un físico cuántico real!) nos explica la física cuántica de una manera que tiene sentido para que podamos detectar a los mentirosos y merolicos a kilómetros de distancia y enseñarles lo que realmente es el entrelazamiento cuántico (no, no tiene nada que ver con el romance). Si amas la ciencia puedes saber más que cuando despertaste esta mañana.

Fragmento del libro de Chris Ferrie Mentiras cuánticas. La vida secreta de las partículas subatómicas”, publicado por Crítica. Cortesía otorgada bajo el permiso de Grupo Planeta México.

Mentiras cuánticas | Chris Ferrie

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Introducción

¿DE QUÉ CARAJOS TRATA ESTE LIBRO?

Hola. Mi nombre es Chris. Soy el autor del bestseller de ciencia para niños Quantum Physics for Babies (Física cuántica para bebés). Si ahora mismo estás leyendo esto en voz alta a un niño, por favor, detente. Este no es un libro para niños, bueno, por lo menos no para niños de hoy. Tal vez ya estamos en 3022 y, en ese caso, ¡bien por ti!, hípster del siglo XXXI que está leyendo a los clásicos. Quizás en 3022 las groserías sean clasificación­ A, o tal vez ya no exista un sistema de clasificación porque es un mundo posapocalíptico en el que los niños son unos chingones que pelean contra robots y mierdas así. Pero no comencemos el primer párrafo saliéndonos por la tangente.

¿En qué iba? Ah, sí, yo escribí este libro. Me imagino que quieres saber de qué trata. Primero, voy a suponer que lo escogiste por dos motivos: 1) tiene mi nombre y soy increíble y 2) la física cuántica te tiene completamente confundido… y yo sigo siendo increíble.

Ya sea que quieras reírte de la idiotez con la que nuestros congéneres han pervertido la física cuántica, o en verdad quieras aprender qué es lo que hace que la mierda cuántica apeste. Y con esto me refiero a las infinitas y banales formas en las que la gente agrega la palabra cuántico o cuántica a cualquier producto de dudosa calidad que intenta venderte, esperando convencerte de que es al mismo tiempo místico y que está científicamente probado. Escribí este libro considerando que eres de estos últimos, aunque estoy seguro de que aun así lograré arrancarte algunas risas a lo largo del camino. Para cuando hayamos terminado, si no te estás riendo, definitivamente estarás llorando.

En realidad no quiero arruinarte la vida. De hecho, quiero salvarte de las pendejadas cuánticas. Es evidente que yo te intereso un poco (¿y quién puede culparte por ello?), pero también que te fascina la física cuántica. Digo, definitivamente no puedo culparte por eso, esa física es muy emocionante. Y ahí voy yo y desperdicio 15 años de mi vida estudiándola. Eh, bueno, en realidad no es que haya desperdiciado ese tiempo al estudiarla. Carajo. Eso suena menos convincente, ¿verdad? En fin, tú fuiste lo suficientemente inteligente como para no hacerlo. Tu fascinación proviene de declaraciones espectaculares sobre el tema hechas por periodistas científicos y artículos de opinión en redes sociales. Por desgracia, esto lo único que ha logrado es confundirte más.

Y se pone peor (cuando menos para ti). La física cuántica no solo es confusa, también es superimportante. Es la base de toda la tecnología moderna. Así que tal vez deberías entender por lo menos un poco, ¿no? Pero ¿cómo puede algo tan importante ser tan pinche complicado? Estoy aquí para decirte que no es tu culpa que no la entiendas. Bueno, tal vez sí, ¿un poco? Cuando menos podemos estar de acuerdo en que no es culpa mía. La situación es realmente desafortunada. Por supuesto, no te estoy aconsejando que dediques 15 años de tu vida a estudiar física cuántica. Lo que sí te aconsejo es que me dediques unas cuantas horas y yo te proporcionaré el suficiente conocimiento cuántico como para que te protejas de las peores pendejadas que sueltan acerca de ella.

El tema es este. La física cuántica, por mucho, es la teoría científica más exacta jamás desarrollada. Nos permite entender la estructura de la materia de tal forma que podemos construir –átomo por átomo– materiales que no existen en ninguna otra parte del universo. Nos permite entender de qué están hechas las estrellas y qué hay más allá de nuestros telescopios en la profundidad del cosmos. Nos permite construir relojes que no perderán ni un segundo en la vida del universo. Nos dio los láseres, los escáneres médicos y la computadora con la que te pirateaste este libro de internet. Pinche física cuántica. Me casaría con ella si pudiera.

Pero este no es un estúpido libro más sobre física cuántica. Este libro es sobre pendejadas, pero no de cualquier tipo. Trata de pendejadas cuánticas. Sí. De las buenas. Si fueras experto en pendejadas, sabrías que esas mierdas son un bocado exquisito. Las pendejadas cuánticas hacen que las comunes y corrientes sean casi tolerables. No te preocupes. No voy a sugerir que comas mierda ni nada por el estilo; pero te hablaré de gente que sí debería.

Por cada científico o ingeniero que tiene verdadera experiencia en física cuántica existe alguien ahí afuera que afirma entenderla y declara que ese conocimiento cambió su vida. Tal vez usarla le ha curado algunas dolencias, le ha otorgado éxito financiero o incluso lo ha iluminado espiritualmente. Esto no solo es desafortunado, es una maldita pendejada. Te voy a decir por qué.

La cultura occidental tiene una relación amor-odio con la ciencia. Muchos la odian porque representa el progreso y, carajo, ¿quién pidió progreso? Yo estoy muy bien aquí, viendo las repeticiones de las películas de Clint Eastwood en medio de mi desastre. Pero al mismo tiempo, iría con gusto al hospital para que me traten con el más reciente tratamiento médico científico si el pie se me pone verde por el balín que me disparó mi primo por accidente. ¿Qué dices que hay en esta medicina? ¿Ciencia? Suena muy bien, me apunto. La gente ama la ciencia cuando les confirma sus prejuicios o les salva el trasero. Y ahí está el problema.

Allá afuera hay unos cuantos listillos –llamémosles embaucadores– que quieren tu dinero. Digo, yo acepto tu dinero si lo estás regalando, pero no voy a mentirte para que me lo des. No todas las pendejadas son mentiras descaradas; las «mejores» distorsiones de la ciencia son sutiles. Contienen suficientes tonterías que suenan científicas que las hacen parecer creíbles. ¿Y cuál es la perfecta ciencia esotérica que nadie siquiera está dispuesto a cuestionar? La pinche física cuántica.

No estoy seguro de si estás listo para esto, pero inténtalo. Escribe la palabra «cuántica» en Google, poniendo antes cualquier sustantivo que te guste. A menos que la primera palabra que pongas sea «física», puedes apostar a que los resultados serán una pendejada. De hecho, espera, olvídalo. Yo busqué #fisicacuantica en Instagram, y todo son pendejadas.

Curaciones cuánticas, misticismo cuántico, amor cuántico, cristales cuánticos, conciencia cuántica, meditación cuántica, energía cuántica… nada de esto tiene que ver con la física cuántica. Y llegamos a un punto muerto, pues parece que uno necesita un conocimiento detallado de la materia para entender por qué todo es pura mierda. Hasta ahora.

En estas páginas llegarás a entender lo suficiente de física cuántica como para protegerte de las pendejadas. Pero haremos las cosas un poco diferentes que en la mayoría de los libros sobre el tema. No voy a decirte que es extraña y misteriosa y que va a destrozar tu concepción del mundo. Ni siquiera voy a decirte qué es la física cuántica. Te voy a decir lo que no es.

Bueno, tal vez sí te contaré un poco sobre lo que es.

La verdad es que la física cuántica es difícil –tan difícil como lo que se estudia en cualquier doctorado–. Pongamos por ejemplo la economía. Tal vez recuerdes haber visto hace poco en las noticias a alguna economista. De alguna forma, sentiste que entendías algo cuando la escuchaste. Pero la realidad es que el trabajo de un economista es igual de difícil que el de un físico cuántico: hay que hacer cálculos detallados con el apoyo de matemáticas avanzadas. Lo que pasa es que la economista comienza hablando de cosas que te importan, como el dinero. Cuando habla un físico cuántico… bueno, no sé. No los dejan hablar en las noticias.

La economía trata de bienes, servicios y dinero. Aun cuando estas cosas tienen significados técnicos complicados en un campo superior de conocimiento especializado, puedes sentir una conexión con ellas. Por otro lado, la física cuántica trata una parte del mundo a la que no tenemos acceso directo. Nadie ha visto nunca un átomo con sus propios ojos. Átomo es el nombre que le pusimos a una cosa que aparece en nuestras teorías. Quieres imaginar que es algo real, pero no lo es. Es una idea. Solo podemos indicarlo como un símbolo en largas ecuaciones. De seguro en este momento ya estás bostezando y piensas: «Ya me aburriste. ¿Podrías repetir tan solo algunas trivialidades sobre precios reales de bienes raíces para tener tema en la plática matutina con mi vecino?».

¿Pues qué salió mal? Es complicado. Por un lado, los objetos de estudio de la física cuántica están demasiado alejados de nuestra vida cotidiana, ¡ni siquiera podemos verlos! Por el otro, nosotros, los físicos cuánticos, todavía no hemos encontrado cómo hablar de esas cosas en un lenguaje sencillo con nuestros propios colegas, ya no digamos con alguien de fuera. Aun así, seguimos adelante y comenzamos a hablar de ella en público. Y el que verdaderos científicos vivos le digan a la gente entusiasta que la física cuántica es mágica y misteriosa resulta en cosas como la joyería sanadora cuántica, lo que –si todavía no te has dado cuenta hacia dónde va esto– es una pendejada.

Siempre he pensado que el misterio alrededor de la física cuántica es bastante irónico. A los divulgadores científicos les encanta contar una y otra vez el cuento de la revolución científica en el que la ciencia triunfa sobre la superstición. Uno dedica la vida a la ciencia como un intento de disipar el misterio, no de crearlo. Semejante tarea es ardua. Después de todo, los humanos sienten fascinación por lo misterioso. Pero la ciencia es la que nos permite leer libros y ver películas de ficción con plena conciencia de que lo que muestran es fantasía. Genial. Me encanta poner pausa a la incredulidad mientras veo a los superhéroes romper las leyes de la física, a sabiendas de que el mundo seguirá intacto cuando salga del cine. Pero luego llegaron los físicos y arruinaron todo al promocionar el «misterio» de lo cuántico.

Echa un vistazo a la siguiente tabla que compara los libros que más me recomendaron sobre física cuántica y economía. En todos los casos, dichos libros fueron escritos por expertos. ¿Notas la diferencia?

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He leído cuando menos uno de estos libros sobre física cuántica y no estuvo tan mal. Sin embargo, los títulos son muy reveladores. ¿Cómo diablos pretendes enseñarle algo a alguien diciendo de entrada que se va a confundir? La respuesta es sencilla: es la forma en la que siempre se ha hecho (y algunos que lo hicieron, recibieron el premio Nobel), así que para qué arreglar algo que no está roto, ¿cierto? Pues no.

Ahora estamos estancados con esta percepción, respaldada por expertos, de que la física cuántica es misteriosa. Mmm… espera un momento… ¿sabes qué otras cosas son misteriosas? El amor, el éxito, la suerte, la salud, quién ganará el Super Tazón… y aquí entran los charlatanes. Es un argumento sencillo: el amor es misterioso y también lo es la física cuántica; por lo tanto, son lo mismo.

¿Sabes qué? Me das buena vibra, así que te voy a contar un secreto. No se lo puedes contar a nadie ni usarlo para engañar a los tontos que no han leído mi libro. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, o alguna jalada por el estilo. Así que aquí están los cuatro pasos para el éxito cuántico a la hora de vender tus mierdas:

1. Afirma que tu pinche producto resolverá algunos problemas más rápido y de manera más efectiva que las soluciones que ofrecen profesionales, como los médicos de verdad.

2. Defiende la supuesta naturaleza milagrosa de esta afirmación como si fuera un misterio por resolver.

3. Sostén que el mecanismo es complicado pero que funciona bajo los principios de la física cuántica.

4. Di que esto último resuelve el misterio previamente mencionado, que soluciona todos los conflictos y, por tanto, tranquiliza a tu víctima… eh… a tu cliente.

Ahora bien, ¿qué hay de ese dolor de espalda? Tengo esta piedra… digo, este cristal que te lo quitará en un dos por tres.

¿No te diste cuenta de que era sarcasmo? ¡Dios santo, tenemos un largo camino por recorrer!

 

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