Ante la obligación financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex) para pagar vencimientos por 30 mil millones de dólares, para los siguientes tres años, el gobierno federal se prepara para aplicar su Pemexproa, aseguró Gonzalo Monroy, director general de GMEC.
“La realidad es que Pemex en el modelo actual de negocios, no existe forma alguna que la petrolera pueda pagar con recursos propios, ahí se tiene que hacer, una transferencia del gobierno o una emisión de bonos del gobierno, el gobierno de alguna manera va a tener que salir a pagar lo de Pemex, esto es prácticamente inevitable”, aseguró el especialista en entrevista con La Silla Rota.
Aseguró que para Pemex hay dos opciones financieras que están analizando en la Secretaría de Hacienda a cargo de Edgar Amador.
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La primera es que Pemex realice una “emisión de deuda carísima”, para realizar un refinanciamiento de corto plazo, pero es prácticamente garantizado que va a ser con tasas de interés que podría ubicarse en 11 y 13%, una cifra grande al compararse con una emisión de la brasileña Petrobras que alcanza tasas de 7%.
“Pemex estaría colocando casi al doble, es una cosa horrorosa”, destacó Monroy.
La segunda opción es que el Gobierno federal realice una emisión de deuda por los pasivos de Pemex y con los recursos que obtenga los transfiera a la empresa mexicana, la cual a su vez realice una recompra de bonos, pero con tasas más bajas.
Añadió que esa situación daría una cierta viabilidad financiera a la petrolera, pero con tasas más bajas, ya que al hacerla el gobierno federal tendría tasas de entre 5 y 6%, como la realizada en febrero, lo cual es casi la mitad de si la emisión la realizará Pemex.
“Se está hablando de una gran emisión de 40 mil millones de dólares…cuando el gobierno dice que no está emitiendo deuda, esta sería una bofetada de realidad… si hicieran esa operación, el gobierno federal va a poder decir que hay un ahorro potencial sobre el costo del capital. Sí es una solución, pero no es un ahorro, ya que la deuda aumentaría, pero gastarían menos en los intereses de la deuda”, dijo.
Destacó que una vez que interviene el gobierno federal la deuda es convierte en pública, es decir, que ya sería pasivos de los mexicanos, lo cual es un Pemexproa.
“Eventualmente, esa (deuda) se vuelve ya deuda pública, porque sería inmediatamente deuda pública, pues es justamente lo que se conocería en forma muy pero muy realista como una especie de PEMEXproa, exactamente…el gobierno puede decir, ‘es que esto era para hacer trenes, carreteras’, pero en realidad es que buena parte de ese dinero o todo ese dinero se va a ir a cubrir la deuda de PEMEX, quizá el término no le guste a la Presidenta, pero es exactamente lo que está pasando”, enfatizó.
Jamás haríamos algo similar al Fobaproa
Contexto: el pasado 25 de junio, la presidenta de México Claudia Sheinbaum negó que la existencia de un plan gubernamental para convertir deuda de Pemex a pasivos públicos.
“No hay ningún Pemexproa, no sé de dónde saca Darío Celis esa idea, porque jamás haríamos algo similar al Fobaproa, que estuvo plagado de corrupción. Lo que sí estamos haciendo es construir un plan integral y transparente para Pemex a largo plazo”, enfatizó la mandataria.
De acuerdo con Pemex, al 31 de marzo de 2025, tenía una deuda total de 2.05?billones de pesos, equivalentes a aproximadamente 101 mil 100 millones de dólares, lo cual representa un aumento del 3.8?% respecto al cierre de 2024, cuando la deuda era de aproximadamente 1.97?billones de pesos.
¿Qué fue el Fobaproa?
El Fobaproa (Fondo Bancario de Protección al Ahorro) fue un programa creado en México en 1990 para proteger a los ahorradores y estabilizar el sistema financiero en caso de crisis. Su papel se volvió muy polémico tras la crisis económica de 1994-1995, cuando el gobierno decidió rescatar a los bancos en problemas asumiendo sus deudas privadas y transformándolas en deuda pública.
En términos simples, el Fobaproa absorbió miles de millones de pesos en créditos incobrables de los bancos para evitar su quiebra, pero esa deuda fue transferida a los contribuyentes. Esto generó un fuerte rechazo social, pues significó que la población mexicana pagara durante décadas el rescate bancario a través de impuestos y recortes presupuestales. En 1999, se transformó en el IPAB (Instituto para la Protección al Ahorro Bancario), que sigue administrando la deuda generada por ese rescate.
Sería deuda pública
Monroy explicó que, Pemex no tiene 30 mil millones de dólares que son sus obligaciones financieras ni los va a producir.
Agregó que el mejor ejemplo de que no los tiene en que no puede pagarle a sus proveedores, la cual es otra deuda de la empresa.
El experto dijo que la opción principal que pudiera darse es la emisión de deuda del gobierno federal, pero debería de venir acompañada de un cambio radical en el modelo de negocios de Pemex.
“Pero si Pemex no cambia el modelo para que tenga sus propias ganancias y eventualmente, pues valga la expresión, se haga cargo de sus propias cuentas, pues simplemente es echarle dinero bueno al malo, es empezar a quemar dinero de una forma bastante irracional”, enfatizó.
Añadió que en una emisión de 40 mil millones de dólares, por parte del gobierno federal, se estarían pagando intereses por mil 700 millones de dólares anuales.
Sin embargo, si el emisor fuera Pemex, entonces el interés sería más de 3 mil 500 millones de dólares al año por pago de intereses.
¿Por qué es importante el tema si Pemex no cumple con sus obligaciones financieras?
Si Pemex no cumple con sus obligaciones financieras, las consecuencias serían graves, tanto para la empresa como para la economía mexicana en general.
Si Pemex deja de pagar intereses o capital de su deuda: se activan cláusulas de incumplimiento en los contratos de bonos, sus acreedores pueden demandar pagos inmediatos o iniciar litigios y se daña su calificación crediticia aún más, encareciendo futuros créditos.
Además de que tendría un Impacto en la calificación de México, debido a que Pemex es una empresa estatal y las agencias crediticias podrían bajar la calificación soberana de México, lo cual haría más caros los créditos para el gobierno y para empresas mexicanas y aumentaría la desconfianza internacional en la economía mexicana.
