En un año, las industrias de la construcción y manufacturas han perdido 558 mil 762 puestos de trabajo, de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi, durante mayo de 2025, a tasa anual, el sector secundario de la economía mexicana —que incluye manufactura, construcción e industrias extractivas— fue el más golpeado en términos de pérdida de empleos.
En conjunto, la rama de actividades secundarias registró una caída de más de 542 mil puestos respecto al mismo mes de 2024, lo que representó una disminución de -1.0 puntos porcentuales en su participación dentro del total de ocupados.
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La industria manufacturera fue el segmento más afectado, al perder 416 mil 917 empleos y reducir su participación de 16.8% a 16.0% (-0.7 puntos). Le siguió el sector de la construcción, que recortó 141 mil 845 puestos, con una baja de 8.2% a 8.0% (-0.3 puntos).
A estas bajas se sumaron otros sectores de servicios: el comercio registró una pérdida de 67 mil 93 empleos y cayó de 19.7% a 19.5% (-0.2 puntos), mientras que los restaurantes y servicios de alojamiento redujeron su plantilla en 60 mil 736 trabajadores, al pasar de 8.3% a 8.1% (-0.1 puntos).
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Además, los servicios diversos reportaron una caída de 75 mil 261 empleos, retrocediendo de 10.2% a 10.0% (-0.2 puntos).
Contexto: la industria de la construcción y la manufactura son pilares del sector secundario en la economía mexicana. La primera impulsa la infraestructura y la inversión pública y privada, mientras que la segunda es clave para las exportaciones, el empleo industrial y la cadena de valor del país. Ambas actividades son intensivas en mano de obra y altamente sensibles al entorno económico.
Servicios logran avances, pese al panorama general
En contraste, algunos sectores terciarios mostraron resiliencia y crecimiento. Destacó el caso de transportes, comunicaciones, correo y almacenamiento, que sumó 313 mil 476 nuevas plazas, elevando su participación de 5.4% a 5.9% (+0.5 puntos).
También crecieron las actividades primarias —agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca— con 216 mil 891 empleos más (de 10.4% a 10.8%, +0.3 puntos).
El gobierno y los organismos internacionales agregaron 165 mil 58 nuevos puestos (de 3.7% a 4.0%, +0.3 puntos), mientras que los servicios sociales incrementaron su plantilla en 135 mil 655 personas (de 8.1% a 8.3%, +0.2 puntos).
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La ocupación total en México alcanzó los 60 millones de personas en mayo de 2025, apenas 153 mil más que un año antes.
Esa cifra refleja un estancamiento en el ritmo de creación de empleo, con afectaciones más evidentes en los sectores productivos que demandan mano de obra intensiva.
Según el Inegi, en mayo de 2025 la tasa de participación económica fue de 59.5%, con una informalidad laboral que se mantiene alta, en 54.9% de la población ocupada.
Estas cifras confirman que, si bien ciertos sectores muestran señales de recuperación, otros atraviesan una contracción importante que impacta la estabilidad del empleo formal en el país.
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¿Por qué se pierden empleos en la economía mexicana?
La pérdida de empleos en la economía mexicana suele estar vinculada a una combinación de factores estructurales, coyunturales y sectoriales.
En el corto plazo, una de las causas más comunes es la desaceleración de la actividad económica en sectores clave como la construcción o la manufactura, los cuales son altamente sensibles a la inversión pública y privada. Cuando hay menor gasto en infraestructura, reducción en la demanda de bienes industriales o incertidumbre económica, estas industrias tienden a ajustar su plantilla laboral.
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A largo plazo, los retos estructurales —como la baja productividad, la automatización, la dependencia de ciertos sectores y la debilidad del mercado interno— también contribuyen a una dinámica laboral frágil, especialmente entre trabajadores con bajos niveles de escolaridad o en regiones con menor desarrollo económico.
Además, factores como el encarecimiento del crédito, la inflación persistente, los cambios regulatorios o incluso fenómenos climáticos pueden afectar directamente a sectores como la agricultura, el comercio y los servicios.
La informalidad también juega un papel importante: al ser más flexible pero menos estable, puede absorber empleo en etapas de crecimiento, pero también expulsarlo rápidamente cuando las condiciones cambian.