El cáncer representa una problemática de salud pública en México que ejerce creciente presión sobre las instituciones en este campo. La más importante de ellas, el Instituto Nacional de Cancerología (InCan), ha sufrido recortes presupuestarios, con un aumento exponencial de pacientes y una persistente escasez de medicamentos.
El doctor Óscar Gerardo Arrieta Rodríguez, oncólogo con reconocimiento internacional y director general del InCan, subrayó en entrevista con La Silla Rota, la urgencia de una estrategia integral en el país que priorice la prevención, el diagnóstico temprano y la asignación eficiente de recursos, para garantizar la atención de calidad que los pacientes merecen.
La alarma que Arrieta prende se basa en cifras precisas: El número de pacientes atendidos por el Instituto pasó de 4,800 en 2020 a más de 8,800 en 2024. Ello agudiza los requerimientos de medicamentos, equipo y mantenimiento, de frente al problema generalizado en la distribución y abasto de fármacos. Refirió que autoridades de la Secretaría de Salud, en la que el InCan está encuadrado, muestran colaboración, e incluso existe coordinación entre hospitales públicos para encarar una crisis por falta de medicamentos, “pero la situación sigue siendo tensa”.
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Fundado en 1946, el InCan es una institución pública de alta especialidad, dedicada a la prevención, diagnóstico, tratamiento e investigación del cáncer en México. Se ha consolidado como un centro de referencia en oncología a nivel nacional y regional, ofreciendo atención médica de alta calidad, programas de docencia, capacitación y generación de conocimiento científico. Arrieta Rodríguez destaca que el Instituto ofrece una atención “comparable o incluso superior a la de un hospital privado”, gracias a su equipo y recursos humanos especializados, con expertos específicos para cada tipo de cáncer. Además, resalta la vasta experiencia de la institución en radioterapia y tratamientos sistémicos integrales.
Pese a ello, La Silla Rota ha publicado reportes según los cuales los pacientes disponen de adecuados diagnósticos y prescripciones de medicamentos, que deben ser ajustadas a la existencia de los fármacos disponibles en un entorno de extendido desabasto. También, que cuerpos médicos centralizados, externos al InCan, instruyen un gasto excesivo en medicamentos de patente que podrían ser sustituidos por otros fármacos con semejante impacto terapéuticos.
El alto costo de la esperanza
Consultado al respecto, el director del Instituto subrayó que el costo de un tratamiento contra el cáncer es abrumador. Existen tratamientos que ascienden a "250,000 o 300,000 mensuales para un solo paciente, con beneficios que pueden ser variables”, señaló. “Esta realidad hace imperativo que el país defina qué medicamentos ofrecen el mejor perfil de costo-beneficio, ya que "ningún presupuesto alcanzaría para tener en disposición todos los medicamentos existentes". La mayor supervivencia de los pacientes, que siempre será un logro, también implica tratamientos prolongados, lo que contribuye a la saturación del hospital y al incremento de los costos de atención, añadió Arrieta.
Uno de los principales desafíos presupuestarios, estableció, es la adquisición de medicamentos oncológicos de alto costo, como los de inmunoterapia, cuyos beneficios “pueden variar significativamente”. E insistió: “La priorización de fármacos con el mejor perfil costo-beneficio es crucial para maximizar la cobertura con los recursos disponibles y beneficiar a un mayor número de pacientes”. En este sentido, refirió, el InCan participa en la elaboración de protocolos homologados para todo el sistema de salud, buscando guiar las compras consolidadas y obtener mejores precios.
Hacia una política pública integral
Ante la proyección de que los casos registrados de cáncer en México se duplicarán para 2040, el InCan ha puesto énfasis en la prevención y el diagnóstico temprano. “Se ha identificado una relación directa entre el sobrepeso y ciertos tipos de cáncer, como el de colon, que está aumentando su incidencia incluso en personas jóvenes”, apuntó el directivo médico.
Una estrategia fundamental, indicó Arrieta, es la capacitación del personal médico de primer contacto, ya que un paciente con cáncer "generalmente ve entre cinco y siete médicos antes de llegar al diagnóstico de cáncer". Para acortar estos tiempos y mejorar la atención desde el primer nivel, el Instituto ha desarrollado cursos específicos por tipo de cáncer, así como formación en cuidados paliativos, nutrición oncológica y rehabilitación.
“La situación del cáncer en México exige una respuesta multifacética y sensible. No se trata solo de cifras y presupuestos, sino de vidas humanas y familias que enfrentan una de las enfermedades más desafiantes. Conocer esta problemática es el primer paso para impulsar políticas públicas que aseguren una atención digna y accesible para todos los mexicanos que luchan contra el cáncer”, concluyó el doctor Arrieta Rodríguez.
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