ESCASEZ DE MEDICINAS

“Hazle como quieras”: vivir con VIH en México y sin medicamentos

Entre burocracia, desinformación médica y falta de medicamentos, Fernando es uno de los más de 170 mil casos de VIH diagnosticados en México en la última década

Escrito en NEGOCIOS el

Fernando, de 29 años, recibió como una situación inevitable su diagnóstico de Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH); sin embargo, su cita con el infectólogo la programaron hasta agosto, casi medio año después.

En enero de 2020, Fernando se enteró de que su pareja había omitido decirle que tenía VIH y, cuando se enteró, lo tomó de la manera más propositiva y decidió solo comprobar lo que ya sabía.

“Fue complicado… fui al ISSSTE de Zaragoza luego, luego. Porque es donde me toca mi seguridad social y traté de solucionar”, relata Fernando.

“No me di a la tarea de deprimirme, de llorar. Después me costó mucho sacarlo, porque me dediqué nada más a eso, a resolver y hacerlo de forma sistemática y dejar mis sentimientos al lado”.

Sin embargo, el primer golpe a la realidad lo vivió con el doctor que se le asignó, el cual, frente a su madre, le dijo que “lo indicado” era tener su cepillo de dientes apartado de todos, al igual que tener su plato y cubierto “especial”.

Fer es una de las 171,273 personas diagnosticadas de VIH en México en el periodo 2014-2024; sin embargo, también es, como dice él, “una persona común y corriente”.

La burocracia de tener un medicamento de por vida

“El proceso es muy burocrático… Es muy largo para que te den tus medicamentos antirretrovirales; puede tardar hasta 6 meses, mientras que en otros países se tardan hasta un día, máximo un mes”, explica Fernando.

Dentro del proceso, el joven explica que primero se le debe canalizar con el especialista, después se debe mandar a laboratorios y, ahí es cuando se le da el medicamento, por lo cual, cuando se empieza “el tratamiento ya está tres veces, cuatro veces más avanzado que el diagnóstico”.

Después de pasar el mal momento con el primer doctor, llegó con el doctor La Torre, del cual se expresa con alivio y comparte que fue una maravilla toparse con él.

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Con el doctor La Torre, su madre y él entendieron paso a paso lo que iba a suceder, por lo que en la primera toma vivió “sueños vividos que fueron horribles” e, igualmente, perdió el apetito y tuvo que adaptarse a esta nueva rutina.

La falta de medicinas

En México, la Secretaría de Salud, a través del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el Sida (CENSIDA) realiza la planeación y compra de medicamentos antirretrovirales para los 158 mil 044 personas que viven este diagnóstico.

Dentro de esta nueva vida, también se encontró con otros obstáculos; comparte que, si bien es una de las personas privilegiadas en tener medicamentos, también se le han negado porque simplemente “no hay”.

“Me quedé sin medicamento por 3 meses, porque no había medicamento y, aunque presenté mi queja ante la Comisión de Derechos Humanos, el ISSSTE simplemente te dice: 'No hay.' Y no hay”, dice Fernando.

Además, es consciente de que no puede permanecer mucho tiempo sin este medicamento porque es esencial; si no, “corren muchos riesgos… Entonces lo ideal es que no pase ni un mes, o sea, que no pase ni una semana”, recalca.

Esa ocasión no fue la única; en estos cinco años, múltiples veces ha tenido que enfrentar periodos sin medicinas. Uno de los momentos que más recuerda y cuenta es durante la pandemia de Covid-19.

“Tuve la ventaja de que me adelantaron mi medicamento por 3 meses. Después de que me lo adelantaron, hubo una escasez porque me comentaban que la gente perdía el medicamento, entonces tenían que dárselos y había personas que se quedaban sin medicamento”.

Sin embargo, esa fue una de las pocas ocasiones en que recibió una respuesta larga sobre qué ocurría cuando no tenían medicinas.

“Es sorprendente que nada más te digan: 'No hay.' No hay. Es duro que tú vas por tu medicamento, estás en la ventanilla y simplemente te dicen: 'No y hazle como quieras'”, enfatiza.

Además, aclara que si no recibe los medicamentos del ISSSTE, no podría costearse ya que, estas medicinas, cuestan más de 13 mil pesos.

“Creo que ninguna persona aquí en México puede comprar una medicina así o bueno, la mayoría de la población”.

Vivir y vivir normal

Fernando terminó su licenciatura este año, trabaja, sale de fiesta con sus amigos y ama a su familia.

Para él un diagnóstico no significaba terminar su vida, de hecho, comparte que tiene ambiciones de seguir con una maestría y, el aniversario de su diagnóstico no pesa sobre él.

“Yo pensaba que cada 15 de enero, que es el día que me dijeron que fue mi diagnóstico, que me dijeron que tenía VIH, iba a ser un recordatorio amargo, que iba a llorar”. 

Añade que han pasado cinco años del diagnóstico y, este fue el primero que recordó que era el aniversario.

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“Solamente recuerdo que tengo VIH cuando tomo la pastilla”, explica con calma.

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