Con poco más de un año en el gobierno de México, en medio de una economía que se encuentra en estancamiento y con desplome de la inversión, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo prepara, en coordinación con el sector empresarial, un Plan Emergente de Inversiones.
Para tal motivo es de suma importancia la Ley General de Infraestructura para el Bienestar en donde se proyecta el desarrollo de la Infraestructura a través de cuatro esquemas de inversión.
En el camino para impulsar la economía, reactivar inversiones mixtas en infraestructura, construcción de vivienda y conectividad, es de relevancia la participación del sector empresarial mexicano, para alcanzar un gran acuerdo nacional. En este tenor, es de trascendencia el papel del ingeniero Carlos Slim Helú, quien ha estado en comunicación con la mandataria mexicana en varias visitas a Palacio Nacional.
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“En Palacio Nacional platicamos con el ingeniero Carlos Slim y con Francisco Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, sobre los buenos pronósticos en la economía de México al cierre de 2025 y para 2026”, expuso Sheinbaum, en su cuenta de X.
También destaca la reunión con el director ejecutivo de HSBC, Michael Roberts y el director general de HSBC México, Jorge Arce, sobre “las grandes oportunidades para nuestro país”.
En ese marco, la directora de Análisis Económico, Cambiario y Bursátil de Grupo Financiero Monex, Janneth Quiroz, aseguró que la economía mexicana no se encuentra en recesión, sino en un estancamiento económico.
Además, El último indicador de la inversión fija bruta, al mes de agosto de 2025, muestra que la actividad tuvo una contracción de 8.9%, a tasa anual.
Contexto: la Junta de Gobierno del Banco de México recortó la proyección de crecimiento para la economía mexicana a un nivel de 0.3%, desde 0.6% que había estimado en agosto pasado. Lo anterior derivado de la contracción que registró la economía mexicana en el tercer trimestre del año de 0.3%.
La última encuesta de CITI de expectativas proyecta un crecimiento de 0.5% para el cierre del año, con estimaciones que van de 0.1% a 0.7%.
¿Qué esquemas proyecta la Ley de General de Infraestructura para el Bienestar?
Los cuatro esquemas de inversión proyectados son:
Inversión Directa: en este esquema, la Entidad Pública Inversionista (EPI) compromete y destina recursos para el pago de la Infraestructura para el Bienestar.
La infraestructura es desarrollada por el socio Inversionista y entregada a la EPI una vez concluida, en donde los pagos pueden efectuarse durante el desarrollo y la entrega de la infraestructura, o hasta que esta haya sido totalmente desarrollada y entregada en condiciones óptimas de funcionamiento. Esto es independiente de si se pactan o no anticipos o pagos a plazos.
Inversión Indirecta: es un esquema de inversión indirecta, la EPI compromete y destina recursos para hacer viable económica y financieramente el desarrollo de la Infraestructura para el Bienestar por parte del Socio Inversionista.
La EPI obtiene el derecho a adquirir la infraestructura a un precio razonable en un momento futuro, se obliga a realizar pagos periódicos al Socio Inversionista a partir de que la infraestructura esté desarrollada y durante un periodo de largo plazo.
Los pagos tienen el objetivo de remunerar al Socio Inversionista por: la prestación de un servicio integral de largo plazo que incluye las actividades necesarias para la construcción y operación de la infraestructura; el suministro de una parte importante o la totalidad de los bienes y servicios generados o prestados a través de la infraestructura que opere el Socio Inversionista o ambas cosas.
Los pagos le permitirán al socio Inversionista amortizar la inversión y la deuda adquirida, para que pueda transferir la infraestructura a la EPI por un precio razonable si esta decide ejercer su opción de compra.
Inversión Mixta: en este esquema, tanto la Entidad Pública Inversionista como el socio Inversionista, comprometen y destinan recursos para desarrollar conjuntamente la Infraestructura para el Bienestar.
Los porcentajes de participación (directa o indirecta) dependen de la calidad y cantidad de los recursos que ambas partes aporten al proyecto, ya sea en numerario o en especie.
También influyen en los porcentajes las obligaciones que asuman con respecto a la adquisición de bienes y servicios generados o prestados a través de la infraestructura.
La inversión mixta debe permitir el mejor aprovechamiento de las distintas capacidades que ambos inversionistas puedan aportar al Proyecto.
Inversión Mínima: en este modelo, la Entidad Pública Inversionista no compromete ni destina recursos en numerario para el pago de la infraestructura ni para hacer su desarrollo viable económicamente.
Es el Socio Inversionista quien compromete y destina los recursos para el desarrollo de la Infraestructura para el Bienestar.
La recuperación de la inversión y el retorno acordado provienen de los ingresos generados a través de esa infraestructura.
La inversión de la Entidad Pública Inversionista consiste en el otorgamiento de las Autorizaciones (permisos, licencias, concesiones) que se requieran para desarrollar y explotar la infraestructura, o en aportaciones distintas a numerario.
Los ingresos adicionales que se generen deben ser compartidos con la EPI y, según el caso, con los usuarios o con el Fondo de Infraestructura para el Bienestar, en los porcentajes acordados.
La EPI, al implementar la Infraestructura para el Bienestar, definirá el instrumento y vehículo más conveniente para su ejecución, considerando las características del proyecto, su objeto, las necesidades a satisfacer, los riesgos y su disponibilidad presupuestal.
La iniciativa es impulsada en la Cámara de Diputados por el diputado zacatecano de Morena, Alfonso Ramírez Cuellar.
Mejor panorama en 2026
En medio de este marco para impulsar el Plan Emergente de Inversiones, para 2026 se observa un mejor panorama económico.
“El consumo como la inversión tendrán un mejor comportamiento durante 2026 y otro punto importante es que las exportaciones han sido un motor que no se ha pagado justamente por este cumplimiento de las reglas de origen que nos permiten seguir ganando participación en las importaciones totales de Estados Unidos”, expone a La Silla Rota, Rodolfo Ostolaza, subdirector del Departamento de Estudios Económicos de Banamex.
Para México, el consumo es un motor muy importante, ya que representa 70% del Producto Interno Bruto (PIB).
El subdirector de Banamex expone que 2026 va a ser un año mejor que el actual, por lo cual proyectan un crecimiento del 1.5%.
“Es decir, arriba de lo que vamos a ver este año que estará alrededor del 0.2%, pero por debajo del crecimiento potencial de la economía”, expresó.
Los determinantes para un mejor panorama económico se encuentran, de acuerdo con Ostolaza, en una política fiscal ligera más expansiva y una política monetaria mucho menos restrictiva.
Otro aspecto es la producción petrolera, la cual había tenido caídas muy fuertes, pero en los últimos tres o cuatro meses se ha estabilizado en alrededor de 1.4 millones de barriles promedio diario.
“Eso quiere decir que ya no le va a restar el crecimiento”, expone.
En la parte del turismo, los servicios de alojamiento ya se recuperaron a su nivel prepandemia.
“Donde estamos viendo más eh dificultades es en restaurantes y bares, todo lo que tiene que ver con preparación de alimentos y bebidas, porque después de la pandemia cambiaron los hábitos de consumo. Ahora ya es preferible pedir un delivery que ir a un restaurante y esto lo están entendiendo el sector y están haciendo las modificaciones pertinentes”, enfatizó.
La encuesta de CITI proyecta para 2026 una expansión de 1.4%.
