A un año del inicio del gobierno de Claudia Sheinbaum, analistas coinciden en que la presidenta mantiene altos niveles de popularidad, pero enfrenta pendientes estructurales en seguridad, corrupción, derechos humanos, salud y fortalecimiento democrático.
Además, advierten que, hacia el exterior, proyecta buena imagen pero ha mantenido una política limitada.
El analista político Fernando Dworak señaló que, aunque Sheinbaum ha gobernado con altos índices de aceptación, aún no está claro si esta popularidad responde a su propia narrativa o si es una herencia de Andrés Manuel López Obrador.
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“Sí está gozando de popularidad, pero no queda claro si es porque ella misma se está desmarcando. Hay focos rojos que, si no cambian, pueden generar problemas”
La marcha convocada para el próximo domingo 5 de octubre en el Zócalo, explicó, es parte de esta estrategia para movilizar a su base social, siguiendo la lógica política de su antecesor.
Entre los principales retos internos, el analista mencionó la persistencia de problemas de seguridad, el abasto de medicamentos y los escándalos de corrupción como el caso del hoy senador Adan Augusto López que pondrán a prueba la voluntad política de la presidenta para imponer sanciones.
También subrayó los desafíos que enfrentará en la relación con la Suprema Corte y en la negociación del T-MEC en los próximos meses.
En materia de derechos humanos, Dworak fue contundente: “No hay nada que festejar”. Casos como Ayotzinapa y la situación de personas desaparecidas siguen sin avances sustantivos. “Quizás haya respuestas más empáticas, pero la empatía no basta”, señaló.
El internacionalista Fausto Pretelin advirtió que, aunque Sheinbaum mantiene una buena imagen exterior, el país ha experimentado una pérdida acelerada de contrapesos institucionales desde el inicio de su administración.
Recordó que la reforma judicial impulsada en los primeros meses de gobierno representó un “golpe al Poder Judicial” y un “fraude” en la forma en que se renovaron las estructuras judiciales, eliminando contrapesos esenciales.
“Seguramente tardará algún tiempo para que el exterior entienda cómo se ha venido perdiendo los contrapoderes en el país. Hay una responsabilidad clara de la presidenta al haber tomado la estafeta de López Obrador para culminar ese golpe al Poder Judicial”, afirmó.
Pretelin advirtió que estas reformas marcan un cambio de paradigma democrático en México, al concentrar poder político en el Ejecutivo y debilitar la capacidad de vigilancia de otras instituciones. Esta situación, apuntó, recuerda procesos vividos en países como El Salvador, aunque con particularidades propias del contexto mexicano.
A pesar de los cuestionamientos internos, Pretelin subrayó que Sheinbaum goza de buena imagen internacional, principalmente por ser la primera mujer en encabezar la presidencia de México y por la manera en que ha manejado su relación con Donald Trump. “Para muchos políticos en el exterior ha resultado atractivo que haya sabido negociar con un personaje tan machista como Trump”, explicó.
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Sin embargo, la política exterior ha sido limitada. En un año, Sheinbaum ha realizado solo tres viajes internacionales —todos dentro del continente americano— y no ha participado en cumbres en Europa, Asia u otras regiones. “Sigue la tendencia de López Obrador. Además, el servicio exterior mexicano se ha deteriorado por nombramientos políticos y no diplomáticos”, advirtió.
