Gertrudis Bocanegra fue una insurgente michoacana que desempeñó un papel crucial en la guerra de Independencia de México, siendo reconocida póstumamente por su contribución. Formó parte de las arengas que lanzó la presidenta Claudia Sheinbaum desde el balcón de Palacio Nacional en su primer Grito de Independencia.
Gertrudis nació en Pátzcuaro, Michoacán, el 11 de abril de 1765. Sus padres fueron Pedro Xavier Bocanegra, un comerciante español, y María Feliciana Mendoza, una mujer mestiza con ascendencia de un cacique indígena. Creció en una época marcada por grandes desigualdades sociales.
Debido a la posición económica de su familia, Gertrudis tuvo acceso a una educación básica, aunque limitada a la gestión del hogar y aspectos matrimoniales de la época. Ella experimentó de primera mano las desigualdades del sistema de castas en la Nueva España. En 1783, enfrentó obstáculos para casarse con Pedro Advíncula de la Vega y Lazo, un militar de ascendencia mulata, debido a la "inferior" posición social de él según su padre, pero la pareja logró contraer matrimonio en 1784.
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Participación en el movimiento de Independencia
Desde 1809, en medio de la crisis política en España por la invasión napoleónica y las desigualdades en las colonias, comenzaron a gestarse conspiraciones por la autonomía. Michoacán fue un centro importante para estas conspiraciones, como la de Valladolid en 1809. Cuando las noticias del levantamiento de Miguel Hidalgo y Costilla en Dolores, Guanajuato, llegaron en 1810, Gertrudis Bocanegra persuadió a su familia para unirse al movimiento desde Pátzcuaro.
Desde ese momento, Bocanegra participó activamente como portadora de correo e informante de operaciones insurgentes, asegurando un flujo constante de información y manteniendo una comunicación segura. También fue esencial en el acopio de recursos y suministros para la causa. A pesar de la trágica pérdida de su hijo y su esposo el 17 de enero de 1811 en la batalla de Puente de Calderón, ella continuó su labor como espía e informante durante casi siete años. Durante este tiempo, proporcionó detalles importantes sobre las operaciones enemigas, reclutó nuevos seguidores y colaboró en la organización de un levantamiento para ocupar Pátzcuaro.
Captura y ejecución
La región lacustre de Michoacán mantuvo una importancia estratégica durante la guerra. En 1815, tras la toma de Pátzcuaro por Ignacio López Rayón y su posterior recaptura por el general realista Agustín de Iturbide, a Gertrudis Bocanegra se le asignó la tarea de fortalecer las comunicaciones y actividades insurgentes en la ciudad. Sin embargo, en 1817, mientras investigaba el estado de las fuerzas realistas en Pátzcuaro, fue delatada y detenida.
Durante los interrogatorios por parte de las autoridades militares, se negó a divulgar información que pudiera comprometer a sus compañeros. Como consecuencia, fue enjuiciada y condenada a muerte por sedición y conspiración contra la autoridad del rey. El 11 de octubre de 1817, a la edad de 52 años, Gertrudis Bocanegra fue fusilada en la plaza de San Agustín en Pátzcuaro, Michoacán.
Legado
Después del triunfo insurgente en 1821, las hijas de Gertrudis —María Hilaria de Jesús, María Ignacia Laureana y María Magdalena Faustina— recibieron reconocimiento por la contribución de su madre a la causa independentista.
Desde 1993, el Ayuntamiento de Pátzcuaro entrega la Presea Gertrudis Bocanegra a mujeres que se han distinguido por sus actividades y compromiso social.
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Gertrudis Bocanegra, al igual que muchas otras mujeres de la Independencia, desafió las normas de género y desempeñó un papel crucial en la victoria de los insurgentes, siendo su historia, aunque eliminada de la narrativa oficial por un tiempo, finalmente reconocida.
Con información de la CNDH
lrc