El despliegue de un dron MQ-9 Guardian protagonizó un inusual operativo de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento Aéreo (ISR/AISR) en el Estado de México, coordinado entre autoridades mexicanas y estadounidenses.
Operada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), la aeronave voló a más de 20 mil pies durante casi seis horas, mapeó terreno y rastreó movimientos con sensores día/noche y radar de apertura sintética, enviando en tiempo real información que, según especialistas, la flota mexicana no puede obtener por sí sola.
Un exfuncionario de inteligencia federal señaló a La Silla Rota que misiones como ésta permiten confirmar hipótesis y perfilar objetivos estratégicos en las mesas binacionales del combate al crimen organizado.
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Explicó que la misión del MQ-9 Guardian no necesariamente implica presencia física de personal estadounidense en México, sino que forma parte de un esquema de operaciones binacionales donde, tras una propuesta o investigación previa, Washington ofrece equipo o inteligencia y México decide aceptarla.
Señaló que el hecho de reconocer públicamente el operativo refleja una cooperación más visible e intensa.
El exfuncionario subrayó que, aunque algunos grupos criminales en México podrían tener mecanismos para interferir o derribar drones comerciales, hacerlo contra un dron militar como el MQ-9 es prácticamente inviable.
Estamos hablando, dijo, de una aeronave no tripulada de gran tamaño, que vuela como un avión, no como un dron de lanzamiento vertical, y que opera a más de 20 mil pies de altura; para derribarlo se requeriría equipamiento que los cárteles no tienen.
Por su parte, Alexei Chévez, académico especializado en temas de seguridad y fuerzas armadas explicó que el MQ-9 Guardian, de la familia MQ-9B/SkyGuardian, es una aeronave no tripulada, especializada en misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento desde el aire (conocidas como ISR/AISR), es decir, operaciones para detectar, seguir y analizar objetivos mediante sensores, cámaras y radares de alta precisión.
Puede permanecer en vuelo durante decenas de horas e integrar sensores EO/IR y radar de apertura sintética para producir imágenes de alta resolución y modelos del terreno. Su enlace de datos permite transmitir video y telemetría en tiempo real. No está armado: su función es estrictamente de vigilancia estratégica.
Chévez Silvetti detalló que el aparato despegó de San Angelo (Texas), ingresó al espacio aéreo mexicano con el transpondedor activo —para separarse del tráfico civil—, orbitó cerca de seis horas y después apagó su señal para continuar en perfil discreto. “Es el primer vuelo de este tipo que se hace visible y se reconoce a petición de México”, destacó.
“México sí tiene drones, pero con capacidades muchísimo más limitadas. El MQ-9 Guardian puede mapear terreno, seguir movimientos y alimentar en vivo a mandos con imágenes día y noche, incluso con mal clima. Eso no lo tenemos”, explicó Alexei Chévez, académico especialista en seguridad y Fuerzas Armadas.
Con este dron se pueden confirmar vínculos, rutas, equipo táctico y número de personas. Son datos que después alimentan operativos o expedientes contra objetivos prioritarios.
La zona donde vigilaron los drones
¿Por qué es importante este tema? El vuelo se concentró en zonas boscosas del corredor Valle de Bravo–Tejupilco, donde operan células de crimen organizado. Versiones locales apuntan a la Familia Michoacana, aunque el exfuncionario advierte que esa estructura ya no tiene la misma fuerza de hace una década.
En la zona también se ubica una base de la Marina donde entrenan fuerzas especiales (UNOPES), lo que abre la posibilidad de que el sobrevuelo fuera parte de un ejercicio conjunto.
Especialistas coinciden en que la cooperación eleva la capacidad tecnológica frente a los grupos criminales. Aunque estos ya emplean jammers contra drones comerciales, derribar un MQ-9 a 24 mil pies no es posible.
“Los sistemas antidron que circulan en el mercado sirven contra aparatos pequeños y bajos, no contra plataformas ISR de gran altitud y autonomía”, subrayó el exfuncionario.
SEDENA y SEMAR poseen drones propios y sistemas de vigilancia para zonas urbanas o misiones de alcance medio, pero no con la persistencia, altura, sensado y fusión de datos de un MQ-9.
“Del Río Bravo a la Patagonia, muy pocos países pueden desplegar plataformas ISR con esa resistencia y paquete de sensores. Aprovecharlas salva vidas y mejora la ventaja táctica de nuestras fuerzas”, concluyó Chévez.
Añadió que el operativo r epresenta “un enorme paso” en la cooperación bilateral. Pues permite localizar y vigilar objetivos con gran precisión.
Claves del MQ-9 Guardian (ISR/AISR)
- Rol: Inteligencia, vigilancia y reconocimiento (no armado).
- Permanencia: Decenas de horas continuas.
- Altura: >20 mil pies, fuera de alcance de amenazas de bajo nivel.
- Sensores: EO/IR (día/noche), radar de apertura sintética, enlaces de datos en tiempo real.
- Uso típico: Fijar patrones, confirmar hipótesis, guiar despliegues terrestres con apoyos tácticos precisos.
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