El expresidente Enrique Peña Nieto rechazó las acusaciones que sugieren que recibió 25 millones de dólares en sobornos para la adquisición de licencias del sistema de espionaje Pegasus durante su administración federal.
En entrevista con Ciro Gómez Leyva para Radiofórmula, Peña Nieto descalificó la información y dijo que es "absolutamente falsa" y "carente de sustento alguno". Calificó la situación como una "insinuación dolosa" que busca "poner en duda mi honorabilidad". Peña Nieto subraya que la nota original del medio israelí "ni siquiera dice que lo habría recibido" y que la afirmación no es puntualmente lo que dice la nota. Consideró que los medios mexicanos que retomaron la información desvían y tergiversan la nota original difundida en Israel para generar otro tipo de insinuaciones.
Según la postura de Peña Nieto, el origen de estas acusaciones radica en un "pleito entre dos empresarios" en Israel. Esta disputa se centra en "la inversión que realizaron el país para llevar a cabo proyectos de inversión" en México durante su gestión, relacionados con softwares para el tema de seguridad. El expresidente enfatiza que la controversia es sobre la inversión de las empresas, no sobre sobornos. Este litigio se estaría llevando a cabo en tribunales en Israel, primero en arbitraje y luego en juzgados civiles.
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Respecto a sus funciones como presidente y anteriormente como gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto afirmó que nunca se desempeñó en un área de la administración pública que tuviera la responsabilidad de "asignar contratos a empresa o prestador de servicio alguno". Detalló que "no está en nuestro ámbito de competencia" y que él "no doy línea ni vi línea nunca de asignar contratos a tal o tal proveedor". Su tarea, según sus palabras, era "dictar líneas de conducción" y "desarrollar proyectos de infraestructura" a través de las áreas responsables de las contrataciones correspondientes.
El expresidente también señaló que, tras su aclaración vía Twitter, los medios mexicanos que aludieron a la nota "tardaron incluso en subir mi aclaración", demorando horas en publicar su posicionamiento.
Una disputa legal entre los empresarios israelíes Avishai Neriah y Uri Ansbacher reveló detalles de un acuerdo sobre dinero que invirtieron conjuntamente en el expresidente mexicano Enrique Peña Nieto, de acuerdo con un reporte del diario israelí The Maker. A cambio de esta inversión, ambos empresarios obtuvieron beneficios significativos en acuerdos con su gobierno, incluyendo un contrato con la empresa de ciberseguridad NSO.
De acuerdo con el reportaje de Gur Meguido, no fue posible contactar a Peña Nieto para comentarios al cierre de la edición, sin embargo, el ex mandatario respondió a través de sus redes sociales, al negar en su cuenta de X los señalamientos.
"Lamento encontrarme con notas que, sin el mínimo rigor periodístico, hacen afirmaciones a la ligera y dolosamente. Totalmente falsa la nota sobre supuestas aportaciones. Es una insinuación carente de sustento alguno. Queda la duda, en interés de quienes, se hace tal publicación", publicó Peña Nieto.
Por su parte, luego de ser señalado de recibir un supuesto soborno de 25 millones de dólares por parte de empresarios de Israel, el expresidente Enrique Peña Nieto fue captado de fiesta en Ibiza, España, donde se encontró con la modelo Chelssea Ros, quien en sus redes sociales compartió imágenes al lado del mexicano. "Y casual un día en Ibiza de rumba con Peña Nieto", escribió la también influencer.
Reacciona Sheinbaum
A la presidenta Claudia Sheinbaum se le cuestionó sobre el tema, esto en el marco de la conferencia matutina de este lunes 7 de julio en donde expresó que el hecho estuvo "medio tremendo, al referirse a la acusación en contra del ex presidente Enrique Peña Nieto de haberse beneficiado con 25 millones de dólares de parte de 2 empresarios israelíes, durante su administración: 2012-2018.
"Pues sí estuvo medio tremendo ¿no? Lo que entiendo es que es un juicio en Israel ¿no? De 2 personas que hicieron negocio en México y que pues entre ellos hubo un conflicto allá y a la hora de que se hace público alguno de los elementos de este conflicto mercantol, que tienen estos 2 empresarios, pues sale este asunto", expresó la presidenta Sheinbau.
El supuesto soborno
Entre 2012 y 2018, Neriah y Ansbacher, habrían "agasajado" al entonces presidente de México, Enrique Peña Nieto, con una suma de hasta 25 millones de dólares.
El laudo arbitral se refirió a Peña Nieto como "el N" o una "personalidad" de alto rango, o "el hombre mayor". La administración de este "N" fue reemplazada en diciembre de 2018, coincidiendo con la fecha en que Peña Nieto fue sucedido por Andrés Manuel López Obrador.
Según una fuente familiarizada con los negocios de ambos, una gran parte de los 25 millones de dólares se destinó a financiar gastos políticos, posiblemente en la campaña que eligió a Peña Nieto como presidente en 2012.
Las partes sabían que su principal poder en México derivaba de su conexión con este alto funcionario gubernamental.
Contratos y negociaciones
Neriah y Ansbacher actuaron como intermediarios y facilitadores para diversas entidades comerciales israelíes y el gobierno mexicano durante el mandato de Peña Nieto.
El acuerdo más conocido que negociaron fue la venta de Pegasus, el software de la empresa israelí de ciberataques NSO, a varias autoridades mexicanas.
Además de NSO, Neriah participó en proyectos de seguridad penitenciaria, y Ansbacher realizó negocios con la empresa israelí de drones Aeronautics y vendió equipo militar básico al ejército mexicano.
Ansbacher también estuvo involucrado en un acuerdo de estudio de aguas subterráneas con la contraparte mexicana de la compañía nacional de agua Mekorot.
El arbitraje secreto
El laudo arbitral, firmado a finales de 2024, fue emitido por un panel de tres jueces (los rabinos Jonathan David Hall, Haim Friedman e Yitzhak Meir Blasberg) autorizados por Neriah y Ansbacher en 2023 para resolver su disputa bajo la ley de la Torá y en condiciones de confidencialidad.
Se solicitó a los árbitros que resolvieran las alegaciones de que ambas partes violaron un "acuerdo sobre cárteles". Este acuerdo dividía el acceso a las autoridades gubernamentales en México, asignando algunas como "pertenecientes" a Neriah y otras a Ansbacher.
El lenguaje del laudo arbitral fue diseñado para ser delicado y no siempre directo, buscando no revelar todos los hechos a un tribunal que pudiera haber tenido que decidir sobre su ejecución.
Ansbacher reclamó el reembolso de la mitad de los gastos incurridos conjuntamente en las inversiones en la "personalidad" (estimados en 25 millones de dólares), alegando que la "relación con el alto cargo" constituía un "activo" y un "negocio" conjunto.
Ansbacher también solicitó recuperar fondos debido al presunto incumplimiento de una promesa de Neriah de organizar al menos tres reuniones con Peña Nieto después de la disolución de la sociedad, estimando el valor de estas reuniones en 5 millones de dólares. Los árbitros rechazaron esta demanda, señalando que Neriah ya había devuelto 4 millones de dólares a Ansbacher para resolver reclamaciones anteriores.
Disolución de la sociedad y cambio de gobierno
Neriah, quien tenía acceso directo al presidente, y Ansbacher disolvieron su sociedad apresuradamente debido a "restricciones" no detalladas y al cambio de gobierno en México.
El cambio de gobierno a finales de 2018 llevó a la renuncia de la mayoría de los funcionarios públicos, lo que los árbitros consideraron que puso fin al acuerdo entre Neriah y Ansbacher.
Los árbitros dictaminaron que una "invasión" del "territorio" de una parte por otra durante el último año del gobierno presidencial no se consideraría una violación, ya que ambas partes sabían que su poder cambiaría drásticamente después de las elecciones.
Implicaciones financieras y legales
Una parte de la demanda de Ansbacher contra Neriah fue aceptada, referente a aproximadamente 6.3 millones de dólares transferidos a los hermanos Neriah como parte de su acuerdo comercial.
Ansbacher alegó que los fondos eran para una transacción inmobiliaria, mientras que los hermanos Neriah afirmaron haber ayudado a Ansbacher a encontrar un refugio seguro para los fondos ante acusaciones del gobierno mexicano, y que algunos fondos fueron donados.
La mayor parte del dinero se clasificó como donaciones a organizaciones benéficas dirigidas por el rabino Yitzhak Neriah, hermano de Avishai Neriah. Los árbitros dictaminaron que esta clasificación no reflejaba la realidad.
Los hermanos Neriah expresaron que la confirmación del laudo arbitral y la devolución de los fondos podrían generar un riesgo de "delitos fiscales, blanqueo de capitales u otras infracciones de la ley".
El rabino Yitzhak Neriah sugirió devolver el dinero en pequeñas cantidades para no levantar sospechas de las autoridades, utilizando las iniciales DMD (Dina Demalchuta Dina, la ley israelí) para justificar la precaución.
Archivos de la Fundación Ahavat Chesed, una organización benéfica dirigida por el rabino Yitzhak Neriah, revelaron que decenas de millones de shekels adicionales se canalizaron desde diversas fuentes en paraísos fiscales, incluyendo Duritz Holdings (Gibraltar) y empresas con el nombre BSD (vinculadas a Neriah), clasificadas como donaciones.
Aproximadamente 1.2 millones de shekels fueron canalizados a la asociación por "PII Production Adam Investment Ltd.", una empresa controlada por Omer Adam, amigo de Neriah.
Relación con NSO y Pegasus
Uri Ansbacher es descrito como una figura clave en la conexión de NSO con México desde 2011, cercano al fundador de NSO, Shalev Julio.
Un grupo de empresas denominado KBH (acrónimo de "Bendito sea Él"), supuestamente controlado por Ansbacher, ha sido identificado como el principal responsable de la conexión entre NSO y el gobierno mexicano. KBH fue centro de una investigación criminal en México, donde un empleado fue acusado de espionaje ilegal, aunque absuelto en 2024 por falta de pruebas.
México ha sido un cliente destacado de NSO, y el software espía Pegasus ha sido utilizado para espiar a periodistas y disidentes. Carmen Aristegui, una periodista que investigó el origen de la riqueza de Peña Nieto, es una víctima destacada del hackeo con Pegasus en México.
Luis Fernando García, de la organización mexicana de derechos digitales R3D, afirmó que existe amplia evidencia de que el uso de Pegasus durante el gobierno de Peña Nieto tuvo como blanco a periodistas, activistas de derechos humanos y activistas que denunciaron corrupción y violaciones de derechos humanos, y que algunos casos parecen estar vinculados a graves violaciones de derechos humanos.
Situación actual de los implicados
Con el fin del mandato de Peña Nieto en 2018, la época de influencia de Neriah y Ansbacher en México concluyó. Neriah perdió su nombramiento como cónsul honorario de México en Israel.
Peña Nieto abandonó México al finalizar su mandato y se estableció en España. Se han abierto varias investigaciones de corrupción en México en las que se sospecha la implicación de sus allegados.
El rabino Yitzhak Neriah se postula para el cargo de rabino jefe de Jerusalén. Los documentos del arbitraje lo describen como profundamente involucrado en los negocios de su hermano, actuando como fiduciario para el acuerdo de separación y habiendo intentado resolver disputas entre las partes.
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Declaraciones de las partes
Avishai Neriah niega cualquier conexión con los acuerdos con NSO. Su representante afirmó que el artículo distorsiona los hechos y que las reclamaciones del exsocio se presentan como conclusiones que no existen.
Uri Ansbacher declaró que "cualquier intento de extraer detalles de la ley de la Torá constituye sacar las cosas de contexto y constituir una noticia falsa".
La Fundación Ahavat Chesed negó las reclamaciones presentadas, afirmando que el laudo arbitral no contiene ninguna determinación de registro falso y que la fundación ha operado como benéfica sin faltas.
El rabino Yitzhak Neriah, a través de un representante, afirmó que los ingresos de fuentes comerciales nunca se han registrado como donación en ninguna asociación donde presta servicio, y que las asociaciones que dirige están gestionadas legalmente.
NSO respondió que los eventos descritos, si ocurrieron, no son conocidos por la empresa y no están necesariamente relacionados con ella o sus empleados.
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