Alejandro Barranco, integrante de los Marines, fue la voz discordante en la audiencia de la subcomisión de inmigración y seguridad convocada por el Senado de Estados Unidos; el procedimiento público, presidido por el republicano John Cornyn, estaba enfocado a resaltar los problemas creados por personas que ingresaron al país sin documentos.
El integrante de las fuerzas armadas dijo a legisladores y familiares de víctimas de migrantes que el caso de su padre, Narciso Barranco, de 48 años, nacido en Morelos, es ejemplo de las fallas que tiene la política de Donald Trump de deportar a cualquier persona con situación migratoria irregular.
Narciso, padre de tres hijos, fue detenido por agentes de la Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) en el lugar en el que hacía jardinería en Orange County, oficio que desempeña desde los 90.
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“Hombres enmascarados que no se identificaron y tampoco presentaron una orden de aprehensión rodearon a mi padre”, dijo en la audiencia el veterano de la guerra de Afganistán. “Aterrado, corrió. Lo persiguieron, le apuntaron con un arma y le lanzaron gas lacrimógeno antes de derribarlo y darle patadas. Una vez que le colocaron las esposas, lo golpearon una y otra vez en el cuello y la cabeza”.
Narciso Barranco fue enviado a una prisión y lo encerraron con otras 70 personas, sin agua y con un solo retrete para todos, dijo su hijo.
A partir de ese momento la familia ha vivido una pesadilla. Cuando Narciso fue enviado al centro de detención del ICE en Adelanto, California, las condiciones no mejoraron: “pasó 14 horas sin que le dieran agua, las cañerías fallaban, la ropa de cama sucia provocaba enfermedades a los internos. Cuando finalmente le programaron una audiencia, el abogado de oficio llegó sin prepararse, si no hubiéramos contratado un abogado ni siquiera nos habrían citado en la Corte”.
Tras el procedimiento, Narciso Barranco pudo salir bajo fianza, pero de acuerdo con su familia, sigue afectado por la detención y lo que vivió en los días posteriores. Ellos sostienes que se le detuvo por su perfil racial lo que ha provocado gran tensión y estrés en todos los integrantes del núcleo.
Inmigrante y formador
El turno de Alejandro para hablar fue posterior a los testimonios de Kayla Hamilton y Marie Vega, madres de personas asesinadas por uno integrante de la mara MS13, y por dos miembros de un cártel mexicano.
Ambas correspondían al objetivo planteado por el senador Cornyn en su comentario inicial.
“La audiencia es para mostrar la devastación que delincuentes extranjeros han causado en comunidades de todo Estados Unidos, queremos mostrarle al pueblo que la realidad es diferente a lo que difunden los medios de comunicación que difunden desinformación”, dijo el legislador.
El republicano culpó a medios y activistas de presuntamente usar una narrativa engañosa que trata de presentar a los migrantes no como criminales sino personas respetuosas de la ley. “Ninguno quiere decir la verdad, que si alguien entra sin autorización ha cometido un delito”, dijo.
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El integrante del cuerpo de Marines replicó, sin dirigirse directamente a los señalamientos de Cornyn, que tanto él como sus hermanos, también integrantes de las fuerzas armadas, son reflejo de los valores de su padre.
“Él es un patriota y una persona que respeta la ley. Mi padre no tiene antecedentes criminales y nunca debió ser atacado por estos agentes. Mi padre es un ser humano que debió ser tratado con respeto y dignidad. Él, simplemente, es alguien que siempre se aseguró de contribuir con el país que le ha dado tanto, sin embargo, fue golpeado, encarcelado y está en peligro de ser deportado”.
A pregunta del senador demócrata Alex Padilla sobre la forma en que se trató a su padre, Alejandro dijo que los agentes del ICE actuaron de forma poco profesional e hizo un juicio los procedimientos que llevan a cabo para detener a los migrantes.
“Corrían con armas en la mano, llevaban el dedo en el gatillo y apuntaban contra autos de civiles. Honestamente, no creo que eso sea lo mejor para la seguridad pública. Creo que deberían recibir mejor entrenamiento y perseguir a los verdaderos criminales”.
Contexto: el incidente ocurrió el sábado 21 de junio de 2025, mientras Narciso Barranco trabajaba a las afueras de un restaurante IHOP en Santa Ana, California. Varios hombres enmascarados y armados a bordo de vehículos sin distintivos se le acercaron. Alejandro Barranco, el hijo, relató que su padre, asustado al percatarse de su presencia, entró en pánico y trató de huir.
Momentos después, según los reportes, Narciso fue derribado al suelo, inmovilizado y golpeado repetidamente por los agentes federales. Fue rociado con gas pimienta y golpeado en la cara varias veces. Testigos describen que los agentes presionaron su cabeza contra el concreto y se arrodillaron sobre su cuello mientras lo golpeaban.
Se estima que al menos siete agentes federales participaron en el violento sometimiento. Posteriormente, fue obligado a subir a la parte trasera de una camioneta Chevrolet de color claro sin emblemas, mientras personas en el lugar pedían a los oficiales que detuvieran la agresión.
Narciso Barranco sufrió un hombro dislocado durante la detención. El video del encuentro circuló ampliamente en redes sociales, provocando una gran indignación en la comunidad y en línea.
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gph