La percepción de inseguridad en las ciudades mexicanas va al alza, revela la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), publicada este 24 de julio de 2025, por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). En ella se señala que 6 de cada 10 mexicanos considera que vivir en su ciudad es inseguro.
La encuesta revela una preocupación persistente entre los ciudadanos mexicanos sobre la seguridad en sus ciudades. En junio de 2025, el 63.2 % de la población de 18 años y más consideró que es inseguro vivir en su ciudad. Esta cifra representa un aumento significativo en comparación con marzo de 2025 (61.9 %) y junio de 2024 (59.4 %).
La información corresponde a datos recabados por la ENSU de manera trimestralmente en 91 áreas urbanas del país con el objetivo de informar sobre la percepción de seguridad pública y proporcionar elementos para la toma de decisiones en políticas públicas.
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Percepción de inseguridad por sexo y ciudad
La percepción de inseguridad varía notablemente entre hombres y mujeres. En junio de 2025, el 68.5 % de las mujeres manifestó sentirse insegura en su ciudad, frente al 56.7 % de los hombres.
Las ciudades con el mayor porcentaje de percepción de inseguridad fueron:
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- Culiacán Rosales: 90.8 %
- Ecatepec de Morelos: 90.7 %
- Uruapan: 89.5 %
- Tapachula: 88.1 %
- Ciudad Obregón: 88.0 %
En contraste, las áreas urbanas con los menores porcentajes de percepción de inseguridad fueron:
- San Pedro Garza García: 11.0 %
- Piedras Negras: 16.9 %
- Benito Juárez: 22.0 %
- Saltillo: 23.5 %
- Puerto Vallarta: 27.3 %
Frente a marzo de 2025, 16 áreas urbanas mostraron cambios significativos en la percepción de inseguridad: 6 con reducciones y 10 con incrementos. Respecto a junio de 2024, 40 áreas urbanas tuvieron cambios significativos, con 9 disminuciones y 31 incrementos.
Percepción de inseguridad en espacios públicos
La sensación de inseguridad es más palpable en ciertos lugares. En junio de 2025, los espacios donde la población se sintió más insegura fueron:
- Cajeros automáticos localizados en la vía pública: 72.2 %
- Transporte público: 65.0 %
- Calle: 63.7 % (Esta categoría cambió de "Calles que habitualmente usa" a "Calle" a partir de junio de 2025)
- Carretera: 57.9 %
Al analizar por sexo, la inseguridad en estos espacios es aún mayor para las mujeres:
- Cajeros automáticos en la vía pública: 78.4 % de mujeres vs. 65.0 % de hombres
- Transporte público: 70.0 % de mujeres vs. 58.4 % de hombres
- Calle: 69.1 % de mujeres vs. 57.1 % de hombres
Expectativas sobre la seguridad pública
Para los próximos 12 meses, el 32.5 % de la población considera, en base a sus contextos y las acciones del Gobierno, que la delincuencia e inseguridad se mantendrá igual, mientras que el 25.4 % de la población refirió que la situación empeorará.
Esto representa un aumento estadísticamente significativo de 7.3 puntos porcentuales respecto a junio de 2024 (18.1 %) y de 2.5 puntos porcentuales respecto a marzo de 2025 (22.9 %).
En contraste, el 16.1 % de la población creyó que la situación seguirá igual de bien y el 25.1 % que mejorará.
Conductas delictivas o antisociales más comunes
Durante el segundo trimestre de 2025, las conductas delictivas o antisociales más frecuentemente atestiguadas o escuchadas en los alrededores de la vivienda fueron:
- Consumo de alcohol en las calles: 59.9 %
- Robos o asaltos: 50.1 %
- Venta o consumo de drogas: 41.1 %
- Vandalismo en las viviendas o negocios: 40.6 %
- Disparos frecuentes con armas: 37.7 %
Se observaron aumentos significativos en el consumo de alcohol en las calles, venta/consumo de drogas y tomas irregulares de luz con respecto al primer trimestre de 2025. También hubo aumentos en robos/asaltos, venta/consumo de drogas, disparos frecuentes con armas y tomas irregulares de luz en comparación con el segundo trimestre de 2024.
Conflictos o enfrentamientos ciudadanos
En el segundo trimestre de 2025, el 35.4 % de la población de 18 años y más tuvo algún conflicto o enfrentamiento directo.
Los porcentajes más altos de conflictos se registraron en demarcaciones territoriales de Ciudad de México: Álvaro Obregón (62.9 %), La Magdalena Contreras (62.4 %) y Coyoacán (61.8 %).
Las áreas urbanas con los menores porcentajes de conflictos fueron Ciudad Obregón (7.6 %), Tapachula (11.8 %) y Fresnillo (12.3 %).
El 75.0 % de estos conflictos o enfrentamientos fueron con vecinas o vecinos. Otras interacciones conflictivas comunes fueron con personas desconocidas en la calle (33.7 %). Las causas principales de conflictos, según el sexo, incluyen:
- Ruido: 15.1 % de mujeres, 13.4 % de hombres
- Basura tirada o quemada por vecinos(as): 14.7 % de mujeres, 13.4 % de hombres
Cambio de hábitos por temor a la delincuencia
El miedo a ser víctima de la delincuencia a llevado a la población a modificar algunos hábitos. Entre ellos destaca que el 42.7 % de la población reportó dejar de llevar cosas de valor (joyas, dinero, tarjetas de crédito) cuando sale a la calle.
El 42.4 % cambió rutinas en cuanto a permitir que los menores salgan solos, el 38.0 % reconoció haber cambiado hábitos en cuanto a caminar de noche en los alrededores de su vivienda y el 24.7 % modificó hábitos en cuanto a visitar parientes o amigos(as).
Desempeño de autoridades de seguridad pública
Pese al aumento en la percepción de inseguridad entre la ciudadanía, las instituciones de seguridad resultaron bien evaluadas en la percepción de su desempeño. En junio de 2025, las autoridades con la percepción más alta de desempeño "muy o algo efectivo" fueron:
- Marina: 87.5 %
- Fuerza Aérea Mexicana: 84.0 %
- Ejército: 83.1 %
La Guardia Nacional (72.5 %), la policía estatal (52.4 %) y la policía preventiva municipal (46.4 %), fueron las instituciones con la peor calificación en desempeño.
Problemáticas urbanas y desempeño gubernamental
Los principales problemas percibidos por la población en su ciudad en junio de 2025 fueron:
- Baches en calles y avenidas: 82.9 %
- Fallas y fugas en el suministro de agua potable: 66.4 %
- Coladeras tapadas por acumulación de desechos: 60.2 %
Solo el 30.1 % de la población consideró que el gobierno de su ciudad era "muy o algo efectivo" para resolver los problemas más recurrentes.
Las ciudades con mayor percepción de efectividad fueron Piedras Negras (68.8 %), Apodaca (61.3 %) y Ciudad del Carmen (59.7 %). Las de menor percepción fueron Coatzacoalcos (8.3 %), Ecatepec de Morelos (10.9 %) y Zacatecas (12.6 %).
Experiencias de corrupción y victimización
Durante el primer semestre de 2025, el 13.5 % de la población tuvo contacto con autoridades de seguridad pública. De estas personas, el 45.2 % declaró haber sufrido, al menos, un acto de corrupción por parte de dichas autoridades.
En el mismo periodo, se estima que el 30.8 % de los hogares tuvo, como mínimo, un integrante que fue víctima de al menos un delito como robo (total o parcial de vehículo, en casa habitación, en calle o transporte público), extorsión o fraude.
Específicamente, el 12.6 % de los hogares fue víctima de extorsión, el 10.0 % de fraude, el 8.6 % de robo parcial de vehículo y el 8.0 % de robo o asalto en calle o transporte público.
Las áreas urbanas donde más hogares fueron víctimas de robo, extorsión y/o fraude fueron Toluca de Lerdo (45.5 %), Naucalpan de Juárez (44.9 %) y Tláhuac (43.6 %). Las de menor prevalencia fueron Lázaro Cárdenas (16.1 %), Piedras Negras (18.0 %) y Reynosa (18.0 %).
Acoso y/o violencia sexual en lugares públicos
Finalmente, en el primer semestre de 2025, se estima que el 15.9 % de las personas de 18 años y más en áreas urbanas fue víctima de al menos un tipo de acoso y/o violencia sexual en lugares públicos. Este porcentaje es superior al 14.6 % registrado en el segundo semestre de 2024.
La situación más común fue haber recibido "piropos groseros u ofensivos de tipo sexual o sobre su cuerpo" que molestaron u ofendieron, afectando al 10.4 % de la población.
Violencia e inseguridad en México
Contexto: México atraviesa un complejo y persistente clima de inseguridad y violencia, alimentado por múltiples factores estructurales y coyunturales.
La presencia y expansión de grupos del crimen organizado —que operan con estructuras sofisticadas y redes transnacionales— ha derivado en disputas territoriales, tráfico de drogas, trata de personas, extorsión y cobro de piso en distintas regiones del país.
Estas organizaciones no solo desafían al Estado, sino que, en muchos casos, han infiltrado autoridades locales, debilitando el Estado de derecho.
A esto se suma una elevada impunidad: más del 90 % de los delitos no se denuncian o no se investigan de forma adecuada, lo que reduce la confianza ciudadana en las instituciones de seguridad y justicia.
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Las corporaciones policiales, especialmente a nivel municipal, suelen carecer de capacitación, recursos y controles internos, y no son pocas las acusaciones de corrupción y colusión con criminales.
El debilitamiento de las políticas de prevención social del delito, la fragmentación del sistema judicial, y una estrategia federal centrada casi exclusivamente en la militarización de la seguridad pública, han sido objeto de críticas por su limitada eficacia para reducir la violencia estructural.
Además, el deterioro de las condiciones socioeconómicas, la desigualdad, y el desempleo en zonas marginadas generan condiciones propicias para el reclutamiento de jóvenes por grupos criminales. A nivel urbano, los ciudadanos enfrentan delitos cotidianos como robos, asaltos y acoso, lo que impacta en la calidad de vida y la libertad de movimiento.
Todo esto se traduce en una creciente percepción de inseguridad, como muestran los datos recientes del Inegi, y en una sensación generalizada de indefensión, alimentada por la falta de resultados tangibles en las políticas públicas.
La violencia en México no solo es una crisis de seguridad, sino una profunda crisis social e institucional.
¿Por qué es relevante el tema?
La información revelada por la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) es relevante porque expone un deterioro sostenido en la percepción de seguridad en las ciudades mexicanas.
Que 6 de cada 10 personas consideren inseguro vivir en su ciudad no solo refleja un ambiente de temor generalizado, sino que también evidencia la insuficiencia de las estrategias gubernamentales para atender el problema.
Este aumento en la percepción de inseguridad incide directamente en la calidad de vida de la población, limita su movilidad, altera rutinas y reduce la confianza institucional.
Además, la desigualdad de género en la percepción de inseguridad —donde las mujeres expresan sentirse más vulnerables en espacios públicos— visibiliza la dimensión estructural del problema.
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También es preocupante que pese al alto porcentaje de victimización, la percepción de efectividad de las policías municipales y estatales sigue siendo baja, mientras la corrupción entre autoridades de seguridad se mantiene elevada.
Estos hallazgos no solo sirven como termómetro social, sino como insumo clave para diseñar políticas públicas focalizadas, con perspectiva de género, que atiendan tanto el delito como las causas estructurales de la inseguridad urbana. Ignorar estas cifras profundiza el malestar social y erosiona la legitimidad del Estado.
VGB
