Reconocida en 2010 por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, la gastronomía mexicana es mucho más que comida: es historia, identidad y celebración. En cada platillo se entretejen raíces indígenas y herencia española, mezcladas con ingredientes únicos y técnicas ancestrales que han dado lugar a una de las cocinas más ricas y variadas del mundo.
En los últimos años, la cocina mexicana ha trascendido fronteras, logrando posicionarse como una de las más queridas y respetadas en el ámbito internacional. Desde restaurantes de alta gama en París hasta puestos callejeros en Tokio, los sabores de México han sabido abrirse camino con autenticidad y carácter.
Más allá del sabor, la gastronomía mexicana refleja una cosmovisión. Preparar comida en México es un acto comunitario, una forma de transmitir saberes ancestrales y de celebrar la vida. Cada platillo es una historia que se cocina a fuego lento, que se cuenta entre generaciones y que emociona a quienes la prueban.
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Platillos que han dado la vuelta al mundo
Contexto: Tal vez el emblema más internacional de la comida mexicana, los tacos son tan versátiles como deliciosos. Ya sea al pastor, de carnitas, barbacoa o de pescado, cada región de México ofrece su versión única. Su popularidad ha llevado incluso a que el "taco Tuesday" se celebre en numerosos países.
Los chiles en nogada es otro platillo de fama mundial. Una preparación que celebra los colores patrios y cuenta una historia de independencia. Originario de Puebla, consiste en un chile poblano relleno de picadillo, cubierto con una salsa de nuez y adornado con granada. Es considerado por muchos como una obra de arte culinaria.
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Por otro lado, también existen los tamales son una herencia directa de las civilizaciones mesoamericanas. Su método de cocción al vapor y su envoltura en hojas de maíz o plátano los hacen únicos. Hoy en día, son disfrutados desde Estados Unidos hasta Sudamérica.
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¿Cuándo arranca la temporada de chiles en nogada en México este 2025?
Con los colores de la bandera mexicana y una historia que mezcla leyenda, devoción y patriotismo, el chile en nogada se alza cada año como uno de los platillos más representativos de la gastronomía mexicana. Nacido en el corazón de Puebla, este manjar ha trascendido su origen conventual para convertirse en un símbolo culinario de la independencia nacional.
Según la tradición oral, fueron las monjas agustinas del convento de Santa Mónica quienes crearon este platillo en 1821 para celebrar la entrada triunfal a Puebla del Ejército Trigarante y rendir homenaje a Agustín de Iturbide, consumador de la Independencia de México. Inspiradas por el fervor patrio y guiadas por la disponibilidad de ingredientes de temporada, las religiosas diseñaron una receta que representara los colores del movimiento independentista: verde, blanco y rojo.
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El chile en nogada se compone de un chile poblano asado y pelado, relleno de un picadillo elaborado con carne de res y puerco, mezclado con frutas como plátano macho, manzana, pera y durazno. El toque distintivo lo da la nogada, una crema de nuez de Castilla que se vierte sobre el chile, y que se adorna con granos de granada y perejil fresco, creando una presentación tricolor que enorgullece a los mexicanos.
Parte del encanto del chile en nogada es su temporalidad. Solo se sirve entre los meses de julio y septiembre, cuando la nuez de Castilla, la base de la nogada, y la granada están en temporada. Esta estacionalidad le otorga un carácter especial, que invita tanto a locales como a turistas a aprovechar los meses patrios para degustar en su mejor momento.
Con el paso del tiempo, el chile en nogada ha dejado de ser exclusivo de Puebla y se ha popularizado en todo México e incluso en restaurantes mexicanos del extranjero. No obstante, su preparación artesanal y su conexión con el contexto histórico y agrícola del país lo mantienen como un referente de la cocina mexicana más auténtica.
AJA
