ADULTOS MAYORES

Estas son todas las veces que se deben bañar los adultos mayores a la semana, según expertos

Es importante que las personas más jóvenes estén al pendiente de las y los adultos mayores, ya que en la última etapa de su vida necesitan especial atención

Esta información es muy importante para la la higiene de las personas adultas mayores.Créditos: LSR / ISTOCK
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La vejez no es una enfermedad, sino una etapa natural de la vida. A medida que aumenta la esperanza de vida en el mundo, también crece la importancia de comprender las necesidades y derechos de las personas adultas mayores. 

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona se considera adulta mayor a partir de los 60 años. No obstante, este umbral puede variar según el contexto social, económico y cultural. En muchos países desarrollados, la tercera edad comienza a los 65 años, en parte por coincidir con la edad de jubilación.

En ese sentido, las familias cumplen un papel fundamental en el acompañamiento y cuidado de los mayores, pero el envejecimiento activo y saludable es una responsabilidad compartida entre individuos, comunidades y gobiernos.

Principales cambios en esta etapa

Contexto: Envejecer no debe ser sinónimo de exclusión, enfermedad o dependencia. Con los cuidados adecuados, apoyo emocional y respeto, las personas adultas mayores pueden continuar llevando una vida plena, activa y feliz. Entender sus necesidades es el primer paso para construir una sociedad más inclusiva y humana para todos. El envejecimiento trae consigo cambios físicos, cognitivos, emocionales y sociales. Entre los más comunes se encuentran:

  • Disminución de la masa muscular y ósea
  • Reducción de la agudeza visual y auditiva
  • Mayor riesgo de enfermedades crónicas 
  • Cambios en la memoria y en la velocidad de procesamiento mental
  • Pérdida de vínculos sociales
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Por otro lado, el bienestar de una persona adulta mayor no depende solo de su estado físico, sino también de factores emocionales, sociales y psicológicos. Estos son algunos cuidados clave:

  • Salud física
  1. Controles médicos periódicos
  2. Dieta equilibrada y adecuada a su condición
  3. Actividad física regular (caminatas, yoga, ejercicios de bajo impacto)
  4. Medicación controlada y supervisada
  • Salud mental y emocional
  1. Estimulación cognitiva (lectura, juegos, pasatiempos)
  2. Espacios de socialización y pertenencia
  3. Atención psicológica si es necesario (especialmente en casos de depresión o duelo)
  • Entorno seguro
  1. Adaptación del hogar para prevenir caídas (barras de apoyo, buena iluminación, alfombras seguras)
  2. Acceso a asistencia en caso de emergencia
  • Respeto y autonomía
  1. Promover su independencia en la medida de lo posible
  2. Tomarlos en cuenta en la toma de decisiones que afectan su vida
  3. Evitar cualquier forma de maltrato o discriminación por edad

¿Con qué frecuencia deben bañarse los adultos mayores?

El cuidado de la higiene y el aseo personal es más que una rutina diaria: es un acto de salud, autoestima y respeto. Si bien todas las etapas de la vida requieren hábitos de limpieza, la vejez demanda atenciones específicas; en el caso de los adultos mayores hablar de su higiene no es solo una cuestión personal, sino también una responsabilidad social y de salud pública.

A diferencia de los adultos jóvenes, los mayores de 60 años no necesitan bañarse todos los días. De hecho, hacerlo con demasiada frecuencia puede ser contraproducente. Expertos señalan que entre dos a tres baños semanales suelen ser suficientes para mantener una adecuada higiene, especialmente en personas con piel sensible o seca.

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El envejecimiento reduce la producción natural de grasa en la piel, volviéndola más fina, frágil y propensa a la irritación. Un exceso de baños puede causar comezón, descamación y hasta microlesiones que aumentan el riesgo de infecciones. No obstante, hay excepciones. En casos de incontinencia urinaria, sudoración excesiva, enfermedades de la piel o exposición a temperaturas elevadas, puede requerirse una rutina más frecuente, siempre bajo supervisión médica.

Esta práctica ayuda a prevenir malos olores, infecciones por hongos o bacterias, y promueve una sensación de frescura y bienestar. También es una manera de mantener la dignidad del adulto mayor, especialmente en situaciones de movilidad reducida.

El envejecimiento debe ser acompañado con políticas y acciones que garanticen una vida saludable y respetuosa. En este camino, el cuidado de la higiene personal es una pieza clave. Entender sus particularidades en la vejez es fundamental para ofrecer a nuestros adultos mayores una vida con calidad, salud y dignidad.

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