En los últimos años, el cambio climático ha puesto los ojos del mundo sobre fenómenos meteorológicos que antes parecían lejanos. Uno de los más importantes y con mayor impacto global es La Niña, una variación natural del clima que, aunque cíclica, puede provocar cambios extremos en las temperaturas, lluvias e incluso huracanes en distintas partes del planeta.
La Niña es un fenómeno oceánico-atmosférico que forma parte del ciclo natural conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENSO). Ocurre cuando las temperaturas del océano Pacífico ecuatorial, especialmente frente a las costas de Sudamérica, disminuyen por debajo del promedio durante varios meses consecutivos.
Este enfriamiento del agua altera los patrones de viento, nubosidad y lluvias, generando impactos significativos tanto en América Latina como en otras regiones del mundo.
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Contexto: ¿Cuándo comienza y cuándo termina La Niña?
La Niña puede durar entre 9 meses y hasta 2 años, aunque en algunos casos se han registrado eventos más prolongados. Por lo general:
- Inicio: Se manifiesta entre verano y otoño del hemisferio norte (julio a octubre).
- Pico de intensidad: Se alcanza entre noviembre y febrero.
- Fin: Suele debilitarse hacia la primavera siguiente (entre marzo y mayo).
Cuando termina, el sistema puede volver a la neutralidad o transitar hacia su fenómeno opuesto: El Niño, caracterizado por el calentamiento del Pacífico ecuatorial.
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Tras varios meses en actividad, el fenómeno climático de La Niña ha llegado oficialmente a su fin, según el más reciente informe emitido por el Centro de Predicción Climática de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos). Con esto, el océano Pacífico tropical se encuentra ahora en condiciones ENSO-neutral, es decir, sin influencia activa de El Niño ni de La Niña.
ENSO (El Niño-Southern Oscillation, por sus siglas en inglés) es un sistema dinámico, en el que océano y atmósfera interactúan continuamente. Por eso, los científicos no solo observan las temperaturas del agua, sino también la circulación de vientos y patrones de nubosidad. Cualquier cambio en estos componentes puede ser el preludio de una nueva fase climática con impactos globales. Tiene tres fases bien definidas:
- El Niño: Aguas más cálidas de lo normal, lo que puede provocar lluvias intensas, sequías severas y olas de calor en distintas regiones.
- La Niña: Aguas más frías de lo habitual, acompañadas de vientos alisios intensificados, sequías en algunas zonas y lluvias excesivas en otras.
- Fase neutra: El Pacífico presenta condiciones promedio, sin un patrón dominante.
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Aunque la fase neutra parece más tranquila, también implica que los modelos de pronóstico pierden precisión, lo que dificulta anticipar el comportamiento del clima a corto y mediano plazo.
Se prevé que estas condiciones neutras continúen durante la primavera y el verano de 2025, con una alta probabilidad de extenderse hasta principios del otoño. Sin embargo, los expertos advierten que el pronóstico es limitado, especialmente por un fenómeno conocido como la “barrera de previsibilidad de primavera”, que reduce la fiabilidad de los modelos climáticos en esta época del año.
Por ahora, los modelos apuntan a la persistencia de condiciones ENSO-neutral, aunque no se descarta el posible regreso de La Niña hacia finales de año. No obstante, no hay señales concluyentes que indiquen un cambio inminente, por lo que la comunidad científica mantiene un monitoreo constante.
AJA
