PREMIO NOBEL DE QUÍMICA

¿Quién fue Mario Molina? El científico mexicano que transformó la política ambiental global

Mario Molina fue uno de los científicos mexicanos más influyentes del siglo XX y XXI, ya que su descubrimiento salvó millones de vidas al proteger la capa de ozono

Doctor Mario Molina premio Nobel de Química por sus descubrimientos.El aniversario de su muerte se da en el contexto del premio Nobel de Física 2025Créditos: UNAM
Escrito en NACIÓN el

Hoy se cumplen cinco años del fallecimiento de Mario Molina, el primer mexicano en recibir el Premio Nobel de Química, y uno de los científicos más influyentes del siglo XX. Reconocido por descubrir el efecto destructivo de los clorofluorocarbonos (CFC) sobre la capa de ozono, Molina dejó un legado científico, ambiental y político que sigue vigente en plena crisis climática.

Los orígenes de Mario Molina

Mario José Molina Henríquez nació en la Ciudad de México el 19 de marzo de 1943. Desde niño mostró un interés extraordinario por la ciencia. Fascinado por observar microorganismos a través de un microscopio de juguete, decidió dedicar su vida a la investigación científica. Su entorno familiar, con un padre abogado y diplomático, y una madre apasionada por la cultura, fomentó su curiosidad y formación académica:

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  • Estudió Ingeniería Química en la UNAM (1965)
  • Realizó estudios de posgrado en la Universidad de Friburgo, Alemania (1967)
  • Obtuvo el doctorado en Fisicoquímica en UC Berkeley (1972)

Posteriormente trabajó en instituciones como el MIT, el Jet Propulsion Laboratory, la Universidad de California en San Diego y la Universidad de California en Irvine. A lo largo de su carrera, mantuvo vínculos constantes con México, particularmente con la UNAM y con instituciones dedicadas al medio ambiente.

El hallazgo que cambió la política ambiental global: los CFC y la capa de ozono

En 1974, Mario Molina y el químico estadounidense F. Sherwood Rowland publicaron un estudio en Nature que revolucionaría la química atmosférica: los CFC, utilizados en aerosoles y refrigerantes, eran lo suficientemente estables para alcanzar la estratósfera, donde liberaban átomos de cloro que destruían miles de moléculas de ozono, afectando la protección natural contra la radiación ultravioleta.

Este hallazgo fue reconocido con el Premio Nobel de Química en 1995, compartido con Rowland y Paul Crutzen, convirtiendo a Molina en el primer mexicano laureado en esa categoría. Por otro lado debido a sus investigaciones obtuve reconocimientos y liderazgo internacional, lo que le valió:

  • Integrar los consejos científicos de los presidentes Bill Clinton y Barack Obama
  • Ser miembro de la Academia Nacional de Ciencias de EE. UU., El Colegio Nacional, la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano y la Academia Mexicana de Ciencias
  • Recibir más de 40 doctorados honoris causa y distinciones como:
  1. Medalla Presidencial de la Libertad (EE. UU., 2013)
  2. Premio Sasakawa de la ONU (1999)
  3.  Campeones de la Tierra del PNUMA
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Entrega del Premio Nobel de Física durante el aniversario luctuoso de Molina

La Real Academia Sueca de Ciencias otorgó el Premio Nobel de Física 2025 a tres destacados científicos, John Clarke (Reino Unido), Michel H. Devoret (Francia) y John M. Martinis (Estados Unidos), por sus experimentos pioneros con un chip capaz de revelar efectos cuánticos macroscópicos, un logro que abre la puerta al desarrollo de nuevas tecnologías cuánticas.

Según el Comité del Nobel, los galardonados demostraron dos fenómenos fundamentales de la mecánica cuántica en un circuito eléctrico de tamaño suficientemente grande como para sostenerse en la mano. Uno de ellos fue la tunelización cuántica, también conocida como efecto túnel cuántico, que ocurre cuando una partícula atraviesa una barrera energética que, según la física clásica, sería infranqueable.

El segundo fenómeno fue la cuantización de la energía, que establece que los sistemas cuánticos no pueden asumir cualquier cantidad de energía, sino que solo pueden existir en ciertos niveles discretos.

Estos avances aportan evidencia experimental clave a una de las preguntas más profundas de la física: ¿cuál es el tamaño máximo que puede tener un sistema físico y seguir mostrando comportamientos cuánticos. Los descubrimientos de Clarke, Devoret y Martinis no solo tienen valor académico. Según la Academia Sueca, este trabajo sienta bases esenciales para el desarrollo de la nueva generación de tecnología cuántica.

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