Maru celebró sus 20 años como sobreviviente de cáncer de mama. Un día después, se enteró de que debía pasar por el mismo proceso de radioterapia, quimioterapia y mastectomía.
En noviembre de 2024, en el estacionamiento del supermercado, Maru leyó los resultados donde todo indicaba que había una anomalía. Una vez más, los términos médicos anunciaban el regreso del cáncer: un nódulo sólido con bordes espiculados en su seno.
De nuevo, le daría la cara a esta situación, pero la situación es muy diferente a ese primer diagnóstico.
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"No es lo mismo cuando recibes el diagnóstico veinte años después… 20 años después ya sabes que pudiste apostar a 20 años de supervivencia en la vuelta anterior", cuenta para La Silla Rota.
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Más allá del diagnóstico
María Eugenia Sánchez, o Maru, tiene 63 años y se define como “una mujer renacentista”. A los ojos de otros, es una mujer fuerte, talentosa, amable y llena de ganas de vivir.
Es terapeuta, realiza investigación de mercados para la industria farmacéutica, forma parte de diversas asociaciones y es artista.
A sus 42 años, se separó del padre de su hijo, quien solo tenía seis años en ese momento, y, con antecedentes familiares de cáncer que habían fallecido, sabía que esto iba a cambiar todo.
“Yo me acuerdo que hay una canción de los Carpenters que dice: 'I'm on the top of the world', y habla de cómo estás en la cima del mundo, estás disfrutándolo todo y, de repente, me rodé hasta abajo de la montaña”, recuerda.
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Sin embargo, una palpación que se realizó en el seno y la consulta a su ginecóloga para encontrar una respuesta fue lo más importante para hallar una solución oportuna.
En ese momento, tomó la decisión de empezar a cantar, ser una recolectora de buenas memorias, trabajar y seguir estudiando.
Lo que cambia, lo que se queda
Después de la primera mastectomía (cirugía para extirpar total o parcialmente la mama), los cambios en la vida son inevitables, señala Maru.
Desde cargar peso, verse frente al espejo, el reacomodo de sus músculos, tirar ropa y hasta el simple hecho de conseguir una pareja.
“Implica limpiar el cajón de la ropa interior, ¿no? Y decir: ‘Seguramente esto no me lo voy a volver a poner’. Implica verte en el espejo y ver los cambios en tu cuerpo”, enumera con calma.
Así, reconoció que ser ella no implicaba tener cualquiera de los pechos, pero en ello también perdió una libertad.
Desde que venció el cáncer, debe ir a consultas de rutina, situación que nunca va a cambiar porque siempre tendrá que hacerse pruebas, exámenes y ver doctores durante los siguientes 10 o 15 años.
“Tu tiempo depende de que me dieron cita a tal hora y luego me pusieron otra cita un poco más tarde, entonces ya me tuve que quedar todo el día en Fucam”, comenta.
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El dinero, un factor de la mejora
Hace 21 años, la vida era diferente para Maru, con un hijo en primaria, trabajo estable y un seguro de gastos médicos. Ahora, su seguro cubre todo menos el cáncer de mama.
“Hubo apoyo de gente que me quiere, apoyo de familiares, de amigos; apoyo económico, me refiero, no solo la red de apoyo que ha sido muy amorosa”, señala.
Hoy en día, en la siguiente página https://www.gofundme.com/es-mx/c/act/cancer-de-mama#/ , se puede apoyar a ella y a otras mujeres que tienen un diagnóstico de cáncer de mama.
Detección temprana es la mejor herramienta
Contexto: En 2023, 7,992 mujeres fallecieron por cáncer de mama. El grupo de edad con más defunciones fue el de 60 a 74 años, y el segundo fue el de 50 a 59 años.
Maru es enfática en que todas las mujeres necesitan hacerse una prueba, tocarse y conocer su cuerpo.
Asimismo, invita a todas las personas a estar pendientes de quienes les rodean, sean madres, hijas, amigas o tías; se tiene que crear una conciencia de que esto no mata cuando se detecta a tiempo.
Ella es el ejemplo de que, después de 20 años, se puede vivir y vivir plenamente.
“Mi vida no es el cáncer. Yo no soy un diagnóstico. Yo no soy un tratamiento y tengo muchas cosas que amo y que me interesa hacer en la vida todavía, y que, si de mí depende, el cáncer no me las va a quitar”, menciona decidida.
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