La mañana de este martes, Ken Salazar salió del país dejando atrás, de acuerdo con analistas, tres años de claroscuros como embajador de Estados Unidos en México. Querido y reprobado, el diplomático estadounidense de sombrero vaquero fue criticado, hasta el último momento, por un gobierno que, al principio, lo llamó “amigo”.
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“No tiene por qué opinar el embajador de Estados Unidos sobre un asunto que le compete a México”, lanzaba la presidenta Claudia Sheinbaum mientras Salazar tomaba un avión que lo llevaba de regreso al Valle de San Luis, en el estado de Colorado, donde tiene su rancho familiar. Horas antes, el diplomático le había deseado “todo lo mejor” a la mandataria mexicana.
“Fue un embajador de formas cuidadas, que genuinamente trató de hacer lo mejor por la relación bilateral. Pero como pasa siempre en la relación entre México y Estados Unidos, la realidad tiende a imponerse y, con el tiempo, las diferencias con el presidente López Obrador se manifestaron de manera muy clara”, explica Gerónimo Gutiérrez, quien se desempeñó como embajador de México en Estados Unidos entre 2017 y 2018.
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Desde su llegada a México, en 2021, Ken Salazar logró una interacción “directa e inusual” con el expresidente López Obrador y, durante su gestión, México se convirtió en el principal socio comercial de Estados Unidos. Sin embargo, de poco le sirvió todo esto cuando al gobierno de la llamada Cuarta Transformación no le gustaron sus opiniones sobre la reforma al Poder Judicial, el fentanilo y el narcotráfico.
“Yo creo que, como ocurre frecuentemente en la relación México-Estados Unidos, que es una relación complicada, dinámica y muy politizada, pues casi siempre son gestiones de claroscuros. Se mantuvieron formas diplomáticas y se crearon cosas interesantes, pero se quedó corto en cómo podemos seguir trabajando en una relación de socios estratégicos en materias como migración, seguridad y comercio”, afirma Gutiérrez, quien también fungió como subsecretario de América del Norte en la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Héroe o villano, depende de quién lo califique: José Antonio Crespo
En este sentido, el analista político e historiador José Antonio Crespo señala que la gestión de Ken Salazar puede “verse de dos maneras distintas”, como héroe o villano, según quién lo califique y sus filias políticas.
“Seguramente la gente vinculada con el obradorismo lo vio bien, porque llevó una relación de mucha amistad y cercanía con López Obrador, prácticamente nunca lo criticó durante su gestión, pero eso, obviamente, a los no obradoristas pues no les cayó muy bien, decían ‘bueno, viene a representar a su país, no echarle porras al gobierno mexicano’”.
Para el internacionalista, esto se confirmó cuando Salazar “en contra de su voluntad”, condenó la reforma al Poder Judicial y “se enojaron los obradoristas con él, incluso AMLO y la propia Claudia Sheinbaum”. En tanto, este mismo hecho fue “aplaudido” por los críticos del obradorismo.
“Depende desde luego de en qué postura política esté uno y, dependiendo, desde luego, del comportamiento del embajador, se hace una evaluación radicalmente distinta sobre su desempeño”, afirma José Antonio Crespo. “No hay objetividad en ciencias sociales”, sentencia.
Sin embargo, el analista recuerda que el trabajo de un embajador es ser lo más imparcial posible y defender los intereses de su país y de su gobierno, siempre de manera diplomática, aunque, en algunos casos, se debe optar por posturas firmes, algo que Ken Salazar no cumplió ya que, según Crespo, Joe Biden fue muy “tibio” con el gobierno de AMLO.
“Eso se reflejó en la postura de Ken Salazar, quien seguramente, se cayó bien con López Obrador, algo que AMLO aprovechó pues le convenía tener como amigo al embajador norteamericano”, señala.
Gobierno de EU no fue escuchado durante gestión de Ken Salazar
En este contexto, Héctor Cárdenas Suárez, integrante de la Junta Directiva de COMEXI, afirma que durante una parte de la gestión de Ken Salazar, en especial los últimos 6 meses, el gobierno de los Estados Unidos “no fue escuchado”.
“Dos áreas en las que el gobierno de Estados Unidos o reaccionó tarde o simplemente no fue escuchado, fue en lo que se refiere a la reforma del sistema de justicia penal y de los organismos autónomos. En ambos casos se trataba de reformas que generaron preocupación en Estados Unidos”, afirma.
Preocupaciones que no fueron tomadas en cuenta por el gobierno mexicano y que, en cambio, solo ocasionaron un distanciamiento entre Salazar y el obradorato.
A pesar de todo esto, Ken Salazar presumió hasta el último día su relación con AMLO. Exhibiendo fotografías a su lado y libros dedicados. Aunque, antes de partir, lanzó una estocada final: “En México hay fentanilo y también se produce acá”.
VGB