El proceso para llevar a cabo la elección de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sido tan manoseado y manipulado que deja en evidencia que el objetivo de la reforma no era permitir al pueblo elegir a sus juzgadores sino permitir que el gobierno y el Poder Legislativo controlen al Judicial.
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La valoración pertenece al juez federal Juan Marcos Dávila, titular del juzgado de distrito con sede en Piedras Negras, Coahuila, uno de los impartidores de justicia que no se vio forzado a renunciar o someterse a elecciones en este año, porque su puesto se renovará, de acuerdo con lo dispuesto en la reforma, hasta 2027.
Dávila, egresado de la Universidad Autónoma de Coahuila, permanecerá en el cargo al menos dos años, sin embargo, ha sido un pertinaz crítico tanto de la reforma judicial como el proceso de integración de las listas de aspirantes a la elección que confeccionaron el gobierno y su mayoría en el Congreso.
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“Cuando los poderes echan a andar un mecanismo para definir candidatos ya la cosa está pintando muy mal. Aquí el diseño ya está dando entender que hay una simulación para obtener el control de otro poder que no tenían. Ayer o antier el presidente de la Mesa directiva del Senado llamó a no votar por los candidatos que acababan de insacular, los del Poder Judicial, no hay mayor evidencia de cuál es el objetivo de esta elección de 2025”.
Degradación de la justicia
La Silla Rota publicó que el Poder Judicial sufre una sangría debido a la renuncia de magistrados que decidieron no participar en el proceso de elección.
De acuerdo con registros del Consejo de la Judicatura Federal, en todo el país, hasta 2024 había 668 magistrados en tribunales colegiados y 106 titulares de tribunales de apelación. Al final de ese año, 510 magistrados habían renunciado a sus posiciones por lo que no participarán en el proceso para renovar el Poder Judicial y las elecciones del 1 de junio próximo.
Los mismos indicadores muestran que hay 598 jueces de distrito, titulares de centros de justicia penal y jueces especializados en técnicas de investigación, arraigo e intervención de comunicaciones, de los que han renunciado 349.
En total, 859 jueces y magistrados declinaron a la posibilidad de presentarse como candidatos a la elección.
Dávila considera que esa desbandada entre los impartidores de justicia significa que se perderán años de entrenamiento y preparación de quienes tienen carrera judicial, ingresaron a los juzgados mediante exámenes y ascendieron gracias a su preparación.
Lo que viene es que personas menos capaces, con menor conocimiento y en ocasiones sin experiencia como jueces, se encargarán de administrar justicia; quienes lo resentirán serán los usuarios del sistema, esto es, los ciudadanos, señala.
“Creo que (las renuncias) degrada la institución, degrada al Poder Judicial. La inmensa mayoría de los concursos que se hicieron, tanto para magistrados como para jueces, que se hicieron durante esos 30 (desde la reforma al PJF de 1994) años no tienen una tacha, que se les pueda hacer y esas personas que llegaron ya tenían experiencia en la carrera judicial”.
El juez reconoce que si hubo casos en los que se descubrieron irregularidades, como la venta de exámenes, pero eso no fue la constante sino la excepción.
La menor calidad de los próximos juicios se apreciará a partir de septiembre, vaticina: “cuando empezaremos a ver las resoluciones de estos nuevos jueces y magistrados no hablo que va a ser en su totalidad, porque tampoco va a ser así, puede ser que existan personas honestas e imparciales independientes, objetivas profesionales que vayan a ser electas, sin duda van a existir, pero donde había una alta calidad habrá falta de profesionalismo, de independencia, de imparcialidad y objetividad.
“Toda la experiencia de esos esos magistrados que venían de carrera judicial y que no le debían el puesto más que a su propio esfuerzo en sus trabajos como secretario, y luego al haber estudiado especializaciones, maestrías, doctorados, incluso escribir libros, artículos a clases, todo eso se va a borrar porque ya se fueron. Lo único que te va a provocar es que va bajar la calidad de la justicia. No tengo duda que eso a suceder”.
Desde hace unos años el Poder Judicial de la Federación invitó a los jueces a elaborar sentencias en lenguaje sencillo, sin tecnicismos, que permita su comprensión aún a quienes no son especialistas en derecho.
En 2020, Dávila resolvió el caso de una persona con Síndrome de Down que había sido rechazada de una escuela Normal de Maestros para estudiar la carrera de educación prescolar. (Archivo adjunto a la nota)
El juez concedió el amparo y redactó una sentencia en términos claros en la que decía a la solicitante que las autoridades escolares negaban que se le hubiera discriminado por su condición, sino que no había alcanzado la calificación necesaria.
En su razonamiento, decía que México es parte de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y explicaba que esa es una ley internacional que promueve, protege y asegura que las personas con alguna discapacidad puedan disfrutar de todos sus derechos.
Esa convención, añadía, obliga a los Estados participantes a hacer “ajustes razonables”, modificaciones y adaptaciones necesarias para que las personas con discapacidad puedan disfrutar de sus derechos en las mismas condiciones que los demás.
En el transcurso del juicio las autoridades escolares demostraron que se le había dado la misma oportunidad que al resto de los aspirantes a la licenciatura, sin embargo, no habían hecho las adaptaciones a las que alude la Convención.
“Por esas razones, he decido otorgarte la protección que solicitaste para que las autoridades educativas respeten tus derechos a la dignidad humana y a no ser tratada con discriminación, mediante tu inclusión a la educación superior y que realicen los ajustes que sean necesarios para que te admitan, te matriculen como alumna de la Escuela Normal”.
Con más de 20 años de experiencia y ante un panorama incierto, el juez señala que decidió permanecer en su puesto por un par de razones sencillas.
“No me gusta vencerme a la primera y no me gusta cambiar de rumbo cuando los vientos no son favorables ¿no? Entonces voy a seguir realizando mi actividad igual que lo he hecho estos 10 años de juez y en 23 años de carrera judicial. Entonces, el hecho de que tenga que tomar una elección en 2027, si contiendo o no, creo que debo demostrar la templanza, debo demostrar la diferencia de qué están hechos los jueces del viejo sistema”.