En la relación de Donald Trump, quien a partir de este 20 de noviembre asumirá por segunda vez el cargo de presidente de Estados Unidos, y México, será el republicano quien imponga los temas en la agenda bilateral, porque le gusta ejercer la política de fuerza y sobreponer la hegemonía de su país. Así lo prevé el internacionalista y exdirector de la División de Estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Carlos Heredia.
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Si Trump llega a tener contrapesos, no será por parte de México, sino más bien internos, dentro de la coalición que lo apoyó para llegar a la presidencia, pronosticó el experto.
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Trump ya advirtió a México que impondrá aranceles de 25% a sus productos, hará deportaciones masivas de migrantes y que declarará a los cárteles mexicanos como terroristas.
En 2025 nadie puede decir que está preparado para enfrentar a Trump
Ante este panorama, Heredia ve que en este segundo mandato habrá una diferencia con su primera administración ya que Trump sabe qué quiere, con quién y cómo hacerlo.
Una segunda diferencia es que quedó claro que su triunfo no fue un accidente o algo excepcional, sino un reflejo del momento de la sociedad estadounidense, de la cual consiguió el voto popular. La tercera tiene que ver con nuestro país.
“En el caso de la relación bilateral con México pensamos que después de varios años de conocerlo, de acercarse, de creer que ya le habíamos tomado la medida, nos vamos a convencer, creo que ya estábamos convencidos, de que no es posible tomarle la medida actual, sigue siendo alguien que dice abiertamente lo que se propone hacer”, explica Heredia.
“En 2025, nadie puede realmente decir que sabe qué es lo que viene con él y que está preparado para enfrentar a Trump”, advierte.
Los temas los pone Trump
Se le plantea al internacionalista si ante ese panorama México puede poner algún tema en la agenda bilateral con el presidente 47 de Estados Unidos.
“Los temas los pone él y ya los puso”, responde.
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Heredia se refiere a los aranceles con que ha amenazado a sus propios socios comerciales, México y Canadá; las deportaciones masivas de migrantes; el tercero, no necesariamente en ese orden de importancia, la presencia económica y geopolítica de China en América del Norte y Latina, en el marco de la pugna global que sostienen Beijing y Washington.
Un cuarto tema está más vinculado con la seguridad y la producción del fentanilo, acompañado de la amenaza de declarar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas internacionales. Eso le daría a Trump un amplio margen de maniobra para realizar ataques llamados quirúrgicos en territorio mexicano por medio de drones o simplemente llevar a cabo una extracción, como la realizada el 25 de julio de 2024 por parte del presidente Joe Biden, en el caso de Ismael ‘El Mayo’ Zambada, recuerda Heredia.
El contrapeso lo encontrará en los propios Estados Unidos
Algunas de las exigencias o afirmaciones de Trump suenan absurdas y forman parte de su estilo de negociar y presionar para obtener lo que desea, dice Heredia. Ante ello, el investigador del CIDE no descarta que haya algunos temas de Trump que se maticen, pero no será porque México lo negocie, sino por el contrapeso que vendrá del propio Estados Unidos, de la coalición que lo apoyó para alcanzar la presidencia.
Entonces habrá una negociación entre la Cámara de Representantes y el Senado, ambas controladas por Trump, además una entre los poderes Legislativo y Ejecutivo, así como una entre los gobernadores y el presidente de Estados Unidos. A ellos se sumará el sector privado, los intereses que representan millonarios como Elon Musk, que también harán su propia negociación.
Eso abre la posibilidad de que los aranceles que, todo apunta Trump sí impondrá, no alcanzarán los niveles de 25% sino que sean inferiores. En el caso de las deportaciones estas toman tiempo por su preparación como su ejecución.
“No vamos a ver todo el paquete de medidas de inmediato, sino que serán programadas digamos a lo largo de su gobierno. Quizá el mensaje inmediato venga de manera muy contundente, pero hay una serie de limitaciones burocráticas, administrativas y jurídicas dentro de Estados Unidos para llevar a cabo lo que él se propone al ritmo y en los plazos que lo ha anunciado. Pero sí quiero ser muy categórico en el sentido de que los principales contrapesos a Donald Trump están adentro de Estados Unidos”, recalca Heredia.
El TMEC podría ser renegociado
Respecto al futuro del Tratado México, Estados Unidos y Canadá, el internacionalista reconoce que es algo difícil de predecir qué pasará. Pero recuerda que a iniciativa de Trump se renegoció en 2018 el Tratado de Libre Comercio firmado en 1994 entre los tres países, por lo cual hay la posibilidad de que vuelva a intentar renegociarlo.
“Yo prácticamente descarto que sea un proceso muy pacífico”.
Las razones son porque Trump está convencido de que el superávit comercial es por lo que tanto Canadá como México le venden a Estados Unidos más de lo que le compran y eso equivale a un subsidio de su país a sus socios.
“Entonces ese peculiar entendimiento del comercio internacional lo lleva a imponer aranceles, que también pueden perjudicar al consumidor estadounidense, pero con Trump no valen mucho ese tipo de razonamientos”, alerta.
A Trump más que el libre comercio le gusta la política de fuerza, como el país hegemónico y más poderoso, la economía más grande y de mayor innovación en el mundo, remarca Heredia, quien teme que vengan tiempos muy complejos en los que México tendrá que definir de manera clara los intereses nacionales, como producto de una conversación entre los propios mexicanos y no simplemente limitarse a estar respondiendo mediáticamente todo lo que viene de allá.
Eso implica hacer un trabajo muy amplio con los sectores productivos, con los exportadores, los trabajadores, la academia y la opinión pública para estar seguros de que la posición que se presente como los intereses nacionales, tiene sustento en la sociedad mexicana, sugiere.
México pierde inversión global que se va a Texas
-Dijo usted que los contrapesos vendrán de allá, ¿eso puede leerse como que México va débil a las negociaciones?
-Yo creo que en todo caso la debilidad mexicana puede definirse como el hecho de que, por un lado queremos atraer más inversión, pero al mismo tiempo debilitamos al Poder Judicial. Eliminamos a los órganos autónomos e introducimos la incertidumbre en el clima de inversión. En ese sentido México sí está presentando un flanco débil, critica.
Debido a ello la inversión global ya no es tanto para México, sino que se va a otro lado, específicamente hacia el estado de Texas, añade.
“Hoy México está compitiendo por atraer inversión estadounidense que está en China, está compitiendo con Texas hoy y en ese sentido sí presentamos flancos vulnerables, al existir una contradicción entre una política o un deseo”, concluye.