Un día como hoy, 26 de julio de 1847, hace 177 años, fue ahorcado Manuel Antonio Ay, líder independentista maya, en el atrio de la iglesia del barrio de Santa Ana en Valladolid. Su muerte desencadenó la Guerra de Independencia Maya, también conocida como la Guerra de Castas, que se prolongaría hasta 1901, marcando uno de los periodos más largos de resistencia indígena en la historia de México.
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Manuel Antonio Ay, nacido en Chichilá (cerca de Chichimilá), fue una figura clave en la lucha por la libertad del pueblo maya. Desde joven, Ay mostró un espíritu inquieto y se destacó como líder en su comunidad, ganando influencia en varios poblados de la región. Participó activamente en la toma de Valladolid en 1840 bajo las órdenes de Antonio Trujeque y en la toma de Chemax en 1846, demostrando su compromiso con la causa indígena.
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Junto con Cecilio Chi, Ay promovió la independencia maya con el objetivo de liberar a su pueblo de la opresión criolla y establecer un estado independiente de México. En 1847, ambos líderes organizaron una insurrección, pero sus planes fueron descubiertos días antes del estallido.
La captura de Ay se debió a la traición del juez Antonio Rajón, quien supuestamente encontró una carta estratégica escondida en el sombrero de Ay, firmada por Cecilio Chi. Aunque la veracidad de esta historia es cuestionable, sirvió como pretexto para arrestarlo. Tras un juicio rápido, Ay fue condenado a muerte y ejecutado al día siguiente.
La muerte de Manuel Antonio Ay no logró amedrentar a los rebeldes, sino que intensificó su determinación. El ejército yucateco, en represalia por la insurrección y la imposibilidad de capturar a otros líderes, incendió Tepich, lo que avivó aún más la resistencia.
La Guerra de Independencia Maya continuó por 54 años, hasta que el 22 de enero de 1901, las tropas del gobierno federal mexicano recuperaron Chan Santa Cruz, último bastión de los insurgentes mayas. Durante este tiempo, la resistencia indígena mantuvo una feroz lucha por su autonomía y derechos.
El juez Antonio Rajón, quien delató a Ay, murió un año después durante la toma de Valladolid por los rebeldes. Se dice que fue Antonio Ay, hijo de Manuel, quien vengó la muerte de su padre.
Hoy, recordamos a Manuel Antonio Ay como el primer mártir de la Guerra de Independencia Maya y honramos su legado de resistencia y lucha por la libertad.