Un día como hoy, pero de hace de 213 años fueron fusilados en Chihuahua, Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Jiménez y Manuel Santamaría, los principales gestores de la Independencia en México.
Ignacio José de Jesús María Pedro Regalado de Allende y Unzaga, nacido el 21 de enero de 1769 en San Miguel el Grande (hoy San Miguel de Allende), Guanajuato pertenecía a una de las familias más adineradas e influyentes en la región del bajío mexicano.
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El joven Ignacio Allende asistió al Colegio de Sales de San Miguel el Grande, institución donde estudiaban los jóvenes de buenas familias fue en esa institución donde conoció a su gran amigo Juan Aldama, con quien compartiría aficiones y carrera.
A los 27 años, Allende formó parte de las milicias provinciales novohispanas, particularmente se incorporó a la tercera compañía del Regimiento de Dragones de la Reina de San Miguel el Grande en octubre de 1795, fecha en que también recibió el grado de teniente primero.
El descontento político de Allende inició en 1808, cuando las tropas napoleónicas invadieron España. Ante la inestabilidad política, el virrey José de Iturrigaray apoyó la creación de una junta de gobierno provisional autónoma de España, pero un grupo de peninsulares organizaron un golpe militar en su contra. Allende era partidario de formar un gobierno propio para la Nueva España en ausencia del rey, por lo que se sintió agraviado ante el arbitrario actuar de los europeos.
Ante ello en 1809, Allende simpatizó con la conspiración de Valladolid, y un año más tarde tuvo un papel protagónico en las reuniones de San Miguel y de Querétaro, que desembocaron en el inicio del movimiento por la independencia, de hecho a Allende de le atribuyen muchas de las ideas que dieron origen a la lucha de la Independencia de México.
El plan inicial marcaba que sería Allende, quien iniciara la guerra en octubre de 1810, pero al ser descubierta la Conspiración de Querétaro debieron adelantar la rebelión y el cura Miguel Hidalgo dio el primer paso de la insurgencia con el “Grito de Dolores”.
Fue así como la madrugada del 16 de septiembre de 1810, al ser descubierta la conspiración, Hidalgo y Allende iniciaron la insurrección con el respaldo de Juan e Ignacio Aldama, Mariano Abasolo y Mariano Jiménez. Hidalgo asumió el liderazgo político del movimiento, Allende, Aldama y Abasolo se encargaron de la organización de las tropas.
Tras la toma de la ciudad, el 25 de enero de 1811, Allende dejó la investidura de teniente general y ostentó el título de “Generalísimo”, nombramiento que le fue ratificado por una junta de generales celebrada el 26 de marzo en la villa de Saltillo.
En su trayecto a Estados Unidos, los insurgentes fueron traicionados por Ignacio Elizondo y el 21 de marzo fueron apresados en Acatita de Baján, Coahuila. Allende, Aldama y Mariano Jiménez, fueron conducidos a Chihuahua, donde fueron juzgados y condenados a la pena capital.
Tras haber sido fusilados el 26 de junio de 1811, Aldama, Allende y Jiménez fueron decapitados y sus cabezas colocadas, “como ejemplo para los sublevados” en la Alhóndiga de Granaditas, durante 10 años. En la actualidad, sus restos mortales reposan al interior de la Columna de la Independencia en la Ciudad de México.
Los hermanos Aldama
Juan José Marcos Gaspar Antonio de Aldama y González nació el 3 de enero de 1764 en Guanajuato, hijo de importantes hacendados criollos. Fue capitán del Regimiento de Caballería de las Milicias de la Reina donde conoció Allende y en desacuerdo con los manejos del virreinato, optó junto a su hermano Ignacio sumarse a la causa insurgente de la Conspiración de Querétaro.
Su rol fue fundamental en la primera etapa de la guerra de la Independencia de México, cuando al ser descubierto el plan de conspiración, Juan Aldama se dirigió a Dolores para alertar al cura Hidalgo. Ya iniciada la lucha, el caudillo participó junto con Allende en la defensa de Guanajuato, en la Batalla del Monte de las Cruces y en la derrota de Puente Calderón.
Los hermanos Aldama fueron apresados en Acatita de Baján junto con los principales caudillos insurgentes y trasladado a Chihuahua donde fueron fusilados.
En 1823, se le declaró Héroe de la Patria.
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