Felipe de la Mata Pizaña, magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) expresó que espera que el 1 de septiembre próximo, ya pasadas las elecciones, se inicien los trabajos de “una buena reforma electoral”, que se adecúe a los tiempos que vive en México.
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En entrevista con La Silla Rota a propósito del lanzamiento de su primera novela “Las heridas”, De la Mata indicó que la reforma es necesaria porque actualmente es “ridículo” que los gobernantes no estén sometidos a sanciones establecidas en la ley.
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“Me refiero lo mismo al presidente de la república, a los gobernadores, que a los diputados, los senadores o cualquier tipo de funcionario que viole las leyes electorales”, explicó el magistrado electoral.
De igual manera, dijo que resulta “ridículo” que “no existan fórmulas para que el Tribunal Electoral pueda hacer obligatorias sus sentencias. Es ridículo, insistió. Se necesita hacer una reforma electoral pensando en los nuevos tiempos, unos tiempos donde el crimen organizado es una de las variantes en las elecciones, pero no se quiere hablar del tema”.
Remarcó que esta nueva reforma electoral debe incluir el escenario de unas “elecciones donde el crimen organizado pues intenta intervenir y que necesitan las autoridades electorales, pero sobre todo la ciudadanía, soluciones ante este tipo de cuestiones”.
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El crimen organizado y las elecciones
El magistrado electoral Felipe de la Mata Pizaña narró que cuentan con expedientes del fenómeno del secuestro de urna, que tiene que ver con un grupo armado que llega a las 9 de la mañana, se llevan urnas y las devuelven con todas las boletas tachadas a las 6 de la tarde. Indicó que esto evidencia que el que abran las casillas al mismo tiempo en todo el país y se cierren al mismo tiempo tiene un punto de vulnerabilidad.
“Entonces quizá lo que se tiene que hacer es que, en algunas zonas del país, en algunos municipios, se empiece el voto anticipado un mes antes, pues como pasa en tantos países, se puede votar antes, ahorita está pasando, curiosamente en México, los mexicanos en el exterior y también las personas en prisión preventiva están votando antes”, propuso.
Llamó a romper los paradigmas de las reformas de los noventas porque en ese momento eran otros los problemas. Señaló que ahora diversos candidatos se juegan la vida en campaña.
“Por ejemplo, la candidata, si recuerdo bien a la alcaldía de Celaya, donde en pleno acto de campaña la matan, no hay ocasiones en las cuales sí, en algunos lugares que derivados de su posición geográfica, de las amenazas, de una especie de mapa de riesgo que se pueda crear en algunas condiciones, para que los candidatos no puedan hacer campaña por tierra”, indicó.
Señaló que se trata de que los candidatos de estas zonas tengan cercanía con los militantes o que vivan amenazados por el crimen organizado y puedan ser atacados o hasta asesinados.
¿Cuáles son los focos rojos que usted ve en ese paralelismo de aquellos años ochentas con los años actuales?, se le preguntó.
El magistrado electoral expuso que lo más grave, en su opinión, es que “los mexicanos más jóvenes olviden lo de verdad, que hubo otro México, que hubo un México en el que no había INE, que no había tribunal Electoral y que todos los conflictos electorales claro que se resolvían a base de garrotazos”.
“Y me parece que un México así siempre está latente y siempre es posible. Esta obra (su libro “Las Heridas”) quiere recordar el momento en el cual mi generación nace, nace a la política y exige al gobierno que se abra, que se modernice y que permita que haya democracia. Nuestra larga transición a la democracia, por cierto. Pero esa larga transición de la democracia que llevó a instituciones sólidas que no pueden ser debilitadas”.
Destacó que ahí aparece la figura de los políticos, a quienes critica porque solo se esmeran por ganar las elecciones para obtener poder y no para ver por el bien común. Agregó que, si para lograrlo deben debilitar las instituciones, no dudan en hacerlo.
“Hay que exigirle a los políticos que sean responsables del Estado de Derecho, que cumplan su parte, que como sociedad estamos esperando de ellos, que cumplan su parte, que no debiliten a las instituciones electorales, sino que las fortalezcan. Tal pareciera que es pedir demasiado”, dijo.
De modo que De la Mata también ve una falla de la sociedad que no sale a manifestarse para exigir a los políticos que no olviden hacer su trabajo, después de haber triunfado en un proceso electoral.
La democracia, el Estado de Derecho y la felicidad
El magistrado electoral Felipe de la Mata Pizaña destacó la relevancia del Estado de Derechos para las nuevas generaciones, al tiempo que se debe explicar que no puede haber democracia sin Estado de derecho.
“La democracia tiene que ir de la mano del Estado de Derecho. Estado de derecho dentro de los partidos, Estado de Derecho en las autoridades electorales, Estado de Derecho en el Gobierno y Estado de Derecho en la sociedad. Me parece que la solución es la misma solución que había en el siglo 18, Estado de Derecho, pero no terminamos de conseguirlo”, remarcó.
Detalló que hay momentos donde la gente se harta de que la democracia no cumpla las promesas, mientras observan que siguen problemas con la desigualdad, la inseguridad y la corrupción, lo que prepara el campo para la entra de líderes mesiánicos, demagogos que prometen que lo van a resolver en 15 minutos, lo que lleva a la ciudadanía a tomar ese camino.
Agregó que la democracia son las elecciones y el Estado de Derecho, pero como tercer punto aparecen los derechos humanos como ideal fundamental. Explicó que los políticos olvidan que la democracia también debe ser un camino hacia la “búsqueda de los derechos humanos y por qué no, hacia la felicidad de la sociedad”, como se establece, por ejemplo, en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, ahí señalan a “la felicidad como una aspiración del pueblo legítimamente pues asequible”.
De la Mata habla sobre su vocación literaria
El magistrado electoral contó que desde joven tuvo una vocación literaria, lo cual fue la principal motivación para sacar su actual libro titulado “Las Heridas”. Recordó que no tuvo los medios para poder perseguir ese sueño y tuvo que recurrir al estudio en la Escuela Libre de Derecho para abrirse camino, al tiempo que reconoció que el derecho también es una gran vocación.
En la “Escuela Libre de Derecho, donde a golpes me enseñaron que tenía que preocuparme menos por imaginar y más por la realidad”, relató el funcionario.
En su libro “Las Heridas”, Felipe de la Mata Pizaña analiza las realidades sociales y políticas de México durante los siglos XX y XXI, haciendo uso de dos historias paralelas. Ahí, toca temas de alta relevancia como la migración, la pobreza, la violencia estatal contra los ciudadanos, las crisis económicas y la falta de derechos para las mujeres, así como cuestionar la supuesta democracia que vivió México durante décadas.
El libro fue editado por Grupo Planeta y la historia se pasea por diversos sucesos históricos de México como el terremoto de 1985 y la huelga estudiantil en la UNAM. Otro punto son las elecciones presidenciales de 1988, donde participaron Cuauhtémoc Cárdenas, Carlos Salinas de Gortari y Manuel J. Clouthier.
El magistrado De la Mata recordó que inició su gusto por la literatura desde niño, pues, aunque su padre se fue, dejó una biblioteca con 300 libros que pudo leer con gran interés, destacando autores como Shakespeare y Cervantes.
Al ser cuestionado sobre qué lo llevó a escribir una novela de corte político, explicó que él vivió la elección de 1988 de una manera muy especial, a sus 16 años de edad, con gran libertad para salir de casa y comprometido políticamente. Contó que tuvo oportunidad de seguir aquel proceso electoral en el Excélsior, cuando era el gran diario de México.
“Esa formación política me hacía tener ideas e ideales. Y lo voy a contar, como pasó en 1988, mi generación nos enfrentamos a un México que no era democrático y no estábamos contentos con esa realidad. Nos parecía terrible y tuve la fortuna y la valentía, pues decidí no unirme a ningún partido, porque nunca he sido miembro de ningún partido”, lanzó.
Destacó a su libro como una oportunidad de explicarle a los más jóvenes del país que hubo un México donde la “palabra del presidente de la República era poderosísima y se imponía a todos los poderes del Estado”, la cual también controlaba a las autoridades electorales.
Recordó que el secretario de Gobernación era también el presidente de la entonces Comisión Federal Electoral y en 1988 crean al Tribunal Electoral, que fue un órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación, con lo que se dejaba de lado la autonomía de las instituciones electorales del país.
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