El expresidente Enrique Peña Nieto no había cumplido ni dos años al frente de la presidencia de la república y ya anidaba un temor: estaba convencido de que la oposición, los empresarios y los medios de comunicación, todos, buscaban derrocarlo e incluso, según él, buscaban convocar a nuevas elecciones. El último presidente emanado de las filas del PRI, desde la óptica del periodista Mario Maldonado, en realidad nunca se tomó en serio la primera magistratura del País.
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En entrevista exclusiva con La Silla Rota, el autor del libro “EPN: Confesiones desde el Exilio”, detalla la valoración que tiene ahora, después de varios encuentros cara a cara con el político nacido en Atlacomulco, Estado de México, explica sus temores, la resistencia hacia ciertos temas e incluso su falta de autocrítica respecto a lo que fue su gobierno y las denuncias de corrupción, amiguismo y superficialidad que tuvo su administración.
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“No fue tan autocrítico como a lo mejor un presidente que, ya a toro pasado, cinco años después de que salió del Gobierno, pues a lo mejor sí podría hacerlo como una especie incluso de remordimiento", dice Maldonado.
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Para el periodista la soledad en la que ahora vive Peña Nieto, quien combina su residencia entre España y Punta Cana, en República Dominicana, revela la pérdida de relaciones cercanas, incluso con antiguos colaboradores como Luis Videgaray y Aurelio Nuño. Maldonado sugiere que la corrupción en su gobierno y la posterior persecución de sus allegados contribuyeron a distanciarlo justo de su círculo íntimo.
Peña no se tomó en serio la presidencia, dice el autor del libro
El ex presidente, según Maldonado, encarna la paradoja de un político con vasta experiencia pero marcado por la superficialidad en el ejercicio del poder. Su ascenso rápido en la política, influenciado por su linaje político y el respaldo de un poderoso grupo como el de Atlacomulco, no pudo ocultar su falta de seriedad hacia la Presidencia.
“Me parece que es de estos políticos jóvenes que aprendieron de la vieja política. Después la quisieron transformar y vender como nueva política, pero las mañas de los viejos políticos se le quedaron. Uno de sus grandes defectos sí fue la superficialidad con la que trató los temas importantes del sexenio.
“Es decir, si bien yo no lo considero como muchos, o como se quedó esa visión de él, que era un personaje incapaz para manejar una crisis de la república, que era bastante limitado intelectualmente, incluso políticamente, no lo creo. Creo que finalmente llegó allí, no sólo porque se alinearon los astros y porque llegó de rebote, sino él fue picándole piedra y fue haciendo su estructura y fue creciendo poco a poco y poco a poco, porque su crecimiento fue bastante rápido escalando en la política.
“Pero es este político que aprendió las mañas de los viejos priistas, le puso una cara nueva para decir que él era parte de una nueva generación política que iba a rescatar al PRI. No lo logró.
"Creo que la superficialidad con la que atendió todos los temas importantes del gobierno se hacen patentes. Incluso él, en su forma de ser, en su personalidad, nunca se tomó tan en serio la Presidencia de la República y eso sí es grave para el país, para un presidente que no toma en serio el destino de un país de 120 en ese entonces 130 millones de mexicanos”.
El libro de Mario Maldonado, publicado bajo el sello de Editorial Planeta, trata de responder a la pregunta sobre ¿Quién es realmente el hombre que gobernó México entre 2012 y 2018? La Silla Rota justo le pregunta al escritor sobre en qué temas fue más reacio Peña Nieto al hablar con él.
Explica que el ex presidente no mostró suficiente autocrítica respecto a su gestión, particularmente en momentos cruciales como la visita de Donald Trump, la cual reconoció como un error que le costó hasta 15 puntos de popularidad. Aunque reconoció errores, no mostró un arrepentimiento genuino por su manejo de crisis y escándalos durante su mandato.
Insiste en que la superficialidad con la que Peña Nieto abordó los temas importantes de su gobierno, combinada con el estigma de corrupción que lo rodea, lo han dejado con un legado político cuestionable.
“Creo que él reconoce que su legado como político y que su ciclo político, que si ya terminó, no va a ser bueno, no va a pasar a la historia como un buen presidente, como lo hubiera querido. Creo que la descripción de él me parece que es palpable sobre cómo vive ahora: ¿Qué hace Enrique Peña Nieto en el autoexilio? Juega golf, departe con sus amigos, todos los días o todas las tardes, las noches.
“Y tiene una vida un tanto solitaria, no tiene estabilidad necesariamente familiar, personal, de pareja. Entonces creo que esa descripción de él, del ex presidente Peña Nieto, que hoy vive exiliado en Madrid y en Punta Cana de esta manera, pues nos dice realmente quien gobernó a México entre el 2002 y el 2008”, explica.
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El autor del libro remata su explicación:
“Creo que el estigma de corrupción de su gobierno, que fue uno de los más corruptos de la historia, no se lo va a poder quitar nunca. Ni el de corrupción, ni el de superficialidad, ni el de que no se tomó en serio la Presidencia de la República”.