Los derechos humanos están en riesgo cuando el poder no puede ser controlado advirtió la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña Hernández, al referirse a las repercusiones por la implementación de la reforma judicial.
REFORMA JUDICIAL A DEBATE - SIGUE LA COBERTURA COMPLETA
Al participar en el Decimosexto Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, la presidenta de la SCJN expresó que la existencia de una Constitución no es una garantía de división de poderes, colaboración entre ellos, independencia jurídica y respeto a la ley.
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“Estoy convencida de que defender la democracia constitucional es, en esencia, defender la dignidad inherente de cada persona. Al defender la democracia constitucional, estamos estableciendo las bases para que cada persona pueda desarrollar su proyecto de vida, alcanzando su máximo potencial en un marco de respeto y de igualdad”, enfatizó Norma Piña.
Ante los diversos pronunciamientos por la reforma judicial, la presidenta de la SCJN indicó que una democracia constitucional implica un gobierno que escucha a las mayorías y minorías para garantizar los derechos del ser humano.
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En este contexto, manifestó que se debe seguir trabajando por la independencia y autonomía del Poder Judicial y en garantizar el acceso a una justicia pronta, completa e imparcial a la ciudadanía porque millones están esperando que se resuelvan sus conflictos.
“La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido que ene le ser humano hay una dignidad que debe ser respetada en todo caso, constituyéndose como un derecho absolutamente fundamental, base y condición de todos los demás”, expresó la Norma Piña.
También, indicó que, tanto en nuestro país como a nivel internacional, el constitucionalismo para la democracia del siglo XXI se encuentra en riesgo y enfatizó que se debe poner atención cuando múltiples voces alzan la voz por esta problemática.
“Estas voces, provenientes de distintos sectores y con diferentes perspectivas, han hecho todo lo posible por enriquecer y elevar el nivel del debate público, subrayando la trascendente necesidad de un análisis profundo sobre el impacto de la reforma en la impartición de justicia y, sobre todo, en los derechos de las personas, en la división de poderes y en la conformación misma de un Estado constitucional y democrático de derecho”, explicó la presidenta de SCJN.
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Constitucionalismo sujeto a golpes frecuentes de timón
De acuerdo con la presidenta de la SCJN, los cambios a la Carta Magna de 1824, que fue la primera Constitución de México, son un ejemplo de los golpes que ha recibido el constitucionalismo en nuestro país.
“Once años tuvo la ley fundamental de 1824, sin alteración alguna; hasta que, en 1835, la Ley de Bases para la Nueva Constitución, cambió el régimen federal por un conjunto de leyes también fundamentales y supremas, pero totalmente diferente”, recordó Norma Piña.
Al inicio de la conferencia “El constitucionalismo para la democracia del siglo XXI”, Homenaje a la Constitución Mexicana de 1824, en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que se sentía afortunada por participar en el homenaje a la bicentenaria Constitución Federal mexicana de 1824.