CIENCIA EN MÉXICO

Migrantes científicos en México: felices de aportar e integrarse al país

La ciencia en México, y en específico su desarrollo científico, se vieron influenciados por la migración y todo lo que ello conlleva

Créditos: La Silla Rota
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Migrantes de distintos orígenes han venido a México en busca de oportunidades en el ámbito académico y científico. Muchos de ellos se han adaptado a la vida en México, y sus experiencias en el país ofrecen una mirada única sobre la vida y la ciencia aquí. Esto puede verse en el artículo de investigación de Heriberta Castaños Rodríguez, Rocío González Ramírez, Luz Aída Lozano Campos, Gustavo Pineda Loperena y Rebeca Silva Flores titulado “LA PERSPECTIVA DE LOS MIGRANTES” que se encuentra en el libro “Oleadas de científicos migrantes en México" de la UNAM y el Instituto de Investigaciones Económicas. 

Por ejemplo, en la investigación, y de acuerdo con las entrevistas realizadas, un joven europeo especializado en nanotecnología que, tras trabajar en universidades de Estados Unidos, Alemania y Japón, encontró en México un hogar. Se casó con una mexicana y comenzó su carrera en México como profesor visitante, para luego convertirse en investigador titular. Su experiencia en México ha sido positiva, destacando la calidad de vida y el ambiente de trabajo.

En otro caso, una especialista en biología molecular, también de Europa, llegó a México en el 2000. Las oportunidades profesionales y personales la llevaron a establecerse en el país. Actualmente, cuenta con un sólido equipo de estudiantes y ha publicado más de 20 investigaciones.

La diversidad de experiencias es amplia. Un investigador de Asia del Este, centrado en sistemas complejos neuronales, recalca la importancia del compromiso social del científico en México. Otro astrofísico europeo menciona su satisfacción laboral y la falta de problemas de adaptación.

No obstante, de acuerdo con los autores no todos los testimonios son uniformemente positivos. Un científico de Europa central, especializado en física de partículas, encontró obstáculos burocráticos en otros países, optando por México debido a una visión de futuro más clara.

Las opiniones de estos migrantes se construyen a partir de su interacción con el país y su percepción de la comunidad científica local. Son relatos que reflejan adaptación, aceptación, y en algunos casos, discrepancias con las visiones oficiales.

En un análisis más profundo realizado por los autores, se les preguntó sobre el apoyo que reciben de la comunidad científica, uno de ellos resaltó la importancia de trabajar con determinación y pasión para asegurar el éxito en cualquier proyecto, independientemente de las adversidades económicas. Además, la motivación para mudarse a México varía, desde la admiración por la UNAM, razones de empleo o incluso conexiones familiares.

Estos testimonios revelan una perspectiva única de científicos migrantes en México. Sus vivencias y opiniones proporcionan una visión caleidoscópica sobre cómo es ser un científico en un país diferente al de origen. Es esencial considerar estas múltiples perspectivas para comprender la riqueza y diversidad de la comunidad científica en México y su impacto en el panorama global.

En otro caso entrevistado por los autores, un académico, tras completar su doctorado en tiempo récord en Inglaterra, relató que dedicaba entre 12 y 16 horas diarias durante toda la semana a sus estudios.

Un giro inesperado en su carrera se presentó cuando recibió una oferta para trabajar en México, específicamente en la FES Cuautitlán. Así comenzó su aventura mexicana. De igual forma, un programa de Conacyt, denominado Cátedras Patrimoniales, cobra relevancia al ser una ventana para que investigadores internacionales desarrollen proyectos de impacto en México.
Los autores mencionan que el Cinvestav ha mostrado una notable apertura a propuestas innovadoras, contrariamente a las experiencias en la UNAM, donde algunos académicos mencionan encontrar más desafíos para su desarrollo.

Una historia impactante es la de un profesor que, a raíz del golpe militar en 1976, se vio forzado a abandonar su posición universitaria. Tras discutir diversas posibilidades, como mudarse a Estados Unidos, Venezuela o Brasil, finalmente eligió México por sus conexiones y oportunidades.

Otro relato que mencionan los autores  proviene de China, donde estudiantes becados por el gobierno chino llegaron a México para cursar estudios en la UNAM. Durante su estancia, contaron con el respaldo financiero de la Embajada China, facilitando su adaptación y desarrollo académico

¿Cómo consolidar la ciencia migrante? 

Sin embargo, más allá de las experiencias individuales, los autores lanzan una pregunta: ¿Qué se necesita para consolidar ciertas especialidades en México? Las respuestas varían. Hay quienes enfatizan la necesidad de recursos humanos y la contratación de jóvenes talentosos. Las herramientas computacionales emergen como una solución innovadora que ayuda a entender fenómenos nuevos. A pesar de los avances, existen barreras. La falta de financiamiento, especialmente en áreas de investigación avanzada, se señala como un obstáculo significativo.

Un enfoque que mencionan los autores es proactivo sugiere que México busque proactivamente a los mejores investigadores, sin restringirse a áreas específicas de estudio. Esta visión inclusiva puede aumentar la reputación de México en la escena global y fortalecer conexiones internacionales.

Una de las cuestiones centrales que tocan en el artículo, a través de las experiencias de los científicos migrantes es que la excelencia emerge como un requerimiento esencial, especialmente en el ámbito de la investigación. Sin embargo, las estructuras rígidas en instituciones como la UNAM limitan la interdisciplinariedad y adaptabilidad.

Otros de los casos que se encuentran entre los migrantes científicos es que después de completar sus estudios de doctorado, algunos optan por realizar estancias posdoctorales en prestigiosas instituciones en el extranjero, como la Universidad Estatal de Nuevo México. Sin embargo, después de adquirir experiencia y habilidades en el extranjero, muchos eligen regresar a México, impulsados por el deseo de contribuir al avance científico nacional.

Las colaboraciones internacionales desempeñan un papel crucial en este escenario. Los autores afirman que a pesar de los recursos limitados en México, la calidad del trabajo que se produce es comparable al de otras naciones más desarrolladas. Además, la interacción con colegas extranjeros permite un flujo constante de ideas y enfoques innovadores.

La importancia de estas colaboraciones se refleja en el testimonio de un investigador: "Todo cambia a partir de las colaboraciones. En México, logramos muchas cosas sin necesidad de genios; trabajamos al mismo nivel que en otros lugares". Y es cierto, el apoyo y la cooperación entre pares a nivel internacional tienen un impacto positivo en la calidad de la investigación producida en México.

La falta de inversión en ciencia en México

A pesar de este escenario prometedor, los autores resaltan la falta de inversión y apoyo sigue siendo un obstáculo. Por ejemplo, la comunidad de astrónomos mexicanos ha intentado durante mucho tiempo establecer un proyecto óptico grande en San Pedro Mártir. Aunque este lugar es considerado uno de los mejores observatorios del mundo, la inversión necesaria aún no se ha asegurado, y su futuro es incierto.

Sin embargo, es esencial reconocer el papel de las instituciones educativas en el país. Universidades como la Autónoma del Estado de México, la UAM-Xochimilco y la Universidad de San Luis Potosí, por mencionar algunas, han sido semilleros de talento y conocimiento. Estos centros educativos han proporcionado una plataforma para que muchos investigadores persigan sus pasiones y hagan contribuciones significativas.

En este contexto, es fundamental considerar la calidad de vida que México ofrece a sus académicos y científicos. Para muchos, el país ofrece un equilibrio entre la vida profesional y personal que es difícil de encontrar en otros lugares. "La red de apoyo familiar en México es muy diferente a la de países como Estados Unidos", menciona un científico, destacando que la estructura familiar en México puede ser un factor crucial para el éxito profesional de muchas mujeres científicas en comparación con sus contrapartes en países desarrollados.

Pero ante todo esto, los autores continúan realizando preguntas a los investigadores como ¿qué tan fácil es adaptarse a la vida en este país? Diversos individuos comparten sus experiencias.

Primero, es relevante considerar la edad. Algunos testimonios apuntan que adaptarse en la juventud resulta más sencillo. Uno de los entrevistados mencionó que, al llegar a México a los 19 años, encontró la relación humana cálida, contrastando con la frialdad de ciertas regiones asiáticas.

La Ciudad de México, en particular, presenta retos únicos debido a su estructura urbana y dinámica social. A diferencia de las ciudades europeas, donde un centro define la distribución comercial, aquí se encuentra una diversidad que puede confundir al recién llegado. Sin embargo, hay elementos culturales que conectan a mexicanos y españoles, lo que facilita la adaptación.
No obstante, hay áreas en las que algunos extranjeros encuentran desafíos.

Por ejemplo, el sistema de salud. Un ciudadano español compartió su desconcierto ante la estructura de los seguros privados y el proceso para acceder a atención médica.

A pesar de las complejidades, muchos encuentran en México un ambiente acogedor. Muchos destacan la apertura y tolerancia de la sociedad mexicana como un factor positivo para su integración. Por otro lado, el país también presenta desafíos de salud, como es el caso de un inglés que tuvo problemas digestivos al llegar.

El vínculo afectivo también juega un papel crucial. De acuerdo con las entrevistas de las autores, algunos extranjeros han formado familias en México, lo que ha influenciado su adaptación. Aunque mantienen fuertes raíces en sus países de origen, sienten un profundo agradecimiento hacia México por las oportunidades y experiencias brindadas.

Por otro lado, hay quienes han vivido en otras ciudades latinoamericanas antes de llegar a México. Estas experiencias previas, en lugares como Madrid o Buenos Aires, pueden ofrecer un marco de referencia útil, pero también pueden llevar a falsas expectativas. Una ciudadana alemana, por ejemplo, pensó inicialmente que la vida en la Ciudad de México sería similar a Europa debido a ciertas similitudes superficiales, solo para descubrir las profundas diferencias culturales con el tiempo.

De acuerdo con las entrevistas de los autores, la  burocracia representa una de las principales trabas para el desarrollo de la investigación en México. A pesar de que el país cuenta con fondos financieros comparativamente buenos en relación con otros países de América Latina, el exceso de trámites y la complejidad de las leyes, enraizadas en problemas de corrupción y desconfianza, consumen el valioso tiempo de los investigadores que debería destinarse a la docencia e investigación.

A nivel académico,  para los autores, se observan retos significativos. Las complicaciones al presentar proyectos, incluso con la incorporación de sistemas electrónicos, son notables. Un investigador comentaba que había invertido un mes en llenar una propuesta para Conacyt y, al final, los documentos se extraviaron digitalmente. Este tipo de situaciones evidencian la falta de eficiencia y el coste de tiempo que las personas enfrentan.

El desafío no solo radica en la presentación de proyectos sino también en la capacitación y retención del talento joven. A pesar de contar con estudiantes brillantes, muchos optan por abandonar la ciencia al no encontrar plazas disponibles o por la atractiva oferta de empresas como Pemex. Además, el proceso para establecerse en la ciencia es largo y desafiante, lo que disuade a muchos de seguir este camino.

Una de las conclusiones de los autores es que es evidente que el sistema actual no favorece la ciencia y la tecnología en México. A pesar de que el país cuenta con vastos recursos y potencial, la falta de vinculación entre la academia y la industria, así como la falta de conocimiento sobre quién realiza qué investigación y con qué herramientas, dificultan el avance.

Por otro lado, los investigadores mencionan que aunque existen instituciones como el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) interesadas en proteger el patrimonio cultural, también se observa una tendencia hacia la privatización de sitios arqueológicos con fines turísticos y económicos. Esta visión comercial, impulsada por gobiernos pasados y actuales, choca con la misión del INAH y representa un peligro para el patrimonio cultural de México.

DJC