El espionaje de la CIA a Porfirio Muñoz Ledo entre 1974 y 1988 revela la atención que su figura política despertaba tanto a nivel nacional como internacional, así como su participación en eventos políticos destacados de la época. En 1974, la CIA mencionó a Porfirio Muñoz Ledo como posible sucesor de Luis Echeverría en la presidencia de México.
Esta mención por parte de la CIA sugiere que Muñoz Ledo fue considerado como un candidato potencial para ocupar el cargo presidencial en ese momento. Sin embargo, la mención no implicó necesariamente que Muñoz Ledo estuviera involucrado activamente en la búsqueda o promoción de la presidencia, de acuerdo con información de El Sol de México.
La CIA hizo referencia a la posible sucesión presidencial y no ofreció detalles adicionales sobre la naturaleza o el alcance de esta consideración, que se enmarcó en el contexto de la política mexicana de la época y las dinámicas internas del país.
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En 1979, Porfirio Muñoz Ledo fue designado como representante permanente de México ante las Naciones Unidas (ONU), durante el gobierno del presidente José López Portillo. Como representante permanente, Muñoz Ledo tuvo la responsabilidad de representar a México en la ONU y participar en las diversas actividades y debates llevados a cabo en el seno de esta organización internacional.
Muñoz Ledo abogó por los intereses y posturas de México en temas de relevancia internacional, así como participar en la toma de decisiones y la negociación de acuerdos en el ámbito multilateral. Su designación como representante permanente ante la ONU reflejó el reconocimiento de sus capacidades y experiencia en el ámbito diplomático por parte del gobierno mexicano en ese momento.
En 1982, la CIA informó sobre las intenciones de Porfirio Muñoz Ledo de convertirse en canciller durante el mandato de Miguel de la Madrid. Esta revelación sugirió que Muñoz Ledo tenía aspiraciones políticas de ocupar un cargo de alto nivel en el gobierno mexicano.
En este contexto, el informe de la CIA sobre las intenciones de Muñoz Ledo proporcionó un indicio de su participación y ambiciones políticas en ese momento. En 1987, Porfirio Muñoz Ledo y Cuauhtémoc Cárdenas se exiliaron del Partido Revolucionario Institucional (PRI) después de pronunciar discursos polémicos. Sus declaraciones generaron controversia dentro del partido y fueron consideradas como una crítica directa a las políticas y prácticas internas.
Este hecho marcó un punto de quiebre en la trayectoria política de ambos líderes, ya que decidieron abandonar el PRI y buscar nuevas opciones para expresar sus ideas y luchar por sus ideales. Este episodio tuvo importantes repercusiones en el panorama político mexicano, ya que Muñoz Ledo y Cárdenas se convirtieron en figuras clave en la formación de una nueva fuerza política, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), que buscaba una alternativa al sistema político dominante en ese momento.
Contexto
El pasado domingo 9 de julio, Porfirio Muñoz Ledo murió a los 89 años de edad. Este lunes se rindió un homenaje de cuerpo presente al político expriista, ex morenista y ex legislador, en la Cámara de Diputados.
Sus restos fueron trasladados del Panteón Francés al recinto de San Lázaro donde ingresó el féretro flanqueado por legisladores y familiares.
El 1 de septiembre de 1997, el diputado Porfirio Muñoz Ledo que llevaba ya una década en la oposición, usó la tribuna de la Cámara de Diputados en presencia del presidente Ernesto Zedillo, que acababa de leer su mensaje político tras entregar su Tercer Informe de Gobierno.
"Saber gobernar es también saber escuchar y saber rectificar. El ejercicio democrático del poder es, ciertamente, mandar obedeciendo. Lo que en última instancia significa el cambio democrático es la mutación del súbdito en ciudadano", leyó el perredista en el momento culminante de su discurso.