Han pasado 30 años del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara, Jalisco, un crimen que, como tantos otros, quedó impune.
A plena luz del día el 24 de mayo de 1993 en el estacionamiento del aeropuerto tapatío y en medio de una confusión el auto del cardenal fue atacado por integrantes del cártel de los Arellano Félix quienes tenían la orden de asesinar a Joaquín "El Chapo" Guzmán, líder del reciente formado cártel de Sinaloa y quien comenzaba a crecer en el estado.
En medio de esa confusión y fuego cruzado al auto donde viajaba el cardenal Posadas Ocampo recibió 14 disparos dejando en su interior muerto al religioso.
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El auge del cártel de Sinaloa
El asesinato del cardenal Posadas Ocampo fue el lanzamiento a la fama de "El Chapo", ya que las otras organizaciones criminales no estaba de acuerdo en que el cártel de Sinaloa hiciera crecer su negocio hacia Estados Unidos.
Sin duda, el asesinato del religioso marco un antes y un después dentro del narcotráfico, desatando la llamada guerra entre los cárteles mexicanos que no estaban dispuestos a cederle al sinaloense el millonario negocio que apenas comenzaba a gestarse para convertirse en lo que es actualmente.
El asesinato del cardenal Posadas Ocampo puso en la mira internacional a "El Chapo" y su naciente organización criminal.
El cardenal había acudido a una terminal aérea de Guadalajara para recoger al nuncio apostólico Gerónimo Prigione. El sacerdote esperaba pacientemente en un vehículo que para mala fortuna contaba con las mismas características del que supuestamente conducía "El Chapo" Guzmán, por ello la confusión de la gente de los Arellano Félix quienes desataron una lluvia de balas contra el coche en donde se encontraba el religioso.
El Grupo Interinstitucional conformado por personal de la Procuraduría General de la República (PGR), del gobierno de Jalisco, del Episcopado Mexicano y el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, la cual tuvo como objetivo darle seguimiento al caso del asesinato del cardenal, no lograron llegar a una conclusión conjunta debido a que algunos sostuvieron la hipótesis de que el crimen se había tratado de un homicidio doloso, mientas que otros apuntaron a la confusión entre las bandas de narcotraficantes.
A 30 años, la única respuesta es la impunidad, al no haber un responsable por el asesinato del cardenal Posada Ocampo.