El desuso de las casetas telefónicas en vía pública dentro de zonas urbanas y metropolitanas ha convertido a éstas en mobiliario que afecta la movilidad peatonal. Quienes plantean el retiro de estas casetas de aluminio advierten que, en términos administrativos, es un tema difícil, a pesar de que la gran parte de ellas ya no funciona; pero, este tema podría dar un giro si las empresas que tienen estas concesiones las transforman en puntos de acceso a internet, también llamados hotspot.
Apenas el 30 de marzo el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) dio luz verde a nuevas concesiones de las empresas Teléfonos de México (Telmex) y Teléfonos del Noroeste (Telnor), pero con condiciones: deberán ejecutar esfuerzos para que más mexicanos estén conectados a Internet.
Los nuevos títulos de concesión se otorgaron en cumplimiento a una resolución aprobada por el pleno del IFT, en diciembre de 2016, en la que se prorroga su vigencia por un periodo de 30 años a partir del 11 de marzo del 2026, en el caso de Telmex; y del 27 de mayo de 2026, para Telnor. Las concesiones actuales datan del 10 de agosto de 1990 y del 7 de diciembre de 1990, respectivamente.
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Bajo esta propuesta, la primera caseta telefónica que se colocó, en 1960, en el entonces Distrito Federal podría convertirse (después de 2026) en un punto de acceso a internet móvil, con la finalidad de ampliar la comunicación por datos y voz mediante celular.
En junio del año pasado, La Silla Rota publicó una crónica sobra las condiciones físicas en que se encuentran la mayoría de las casetas telefónicas en la Ciudad de México, frente al aumento de telefonía celular. En un recorrido, se encontró que los aparatos de Telmex y otras empresas ya no funcionan o sufrieron vandalismo. Ahora se convirtieron en mobiliario publicitarios de la empresa, depósitos de basura, incluso, en puntos de difusión similar a un periódico mural vecinal.
Quitarlas... o no
En Cámara de Diputados la diputada Marcela Guerra planteó exhortar a la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) para revisar los títulos de concesión otorgados a empresas operadoras de este servicio y planteó el retiro inmediato de aquellas casetas que ya no se utilizan.
Argumentó que, según datos del IFT, en 5 años, desapareció el 21% de estas casetas pasando de 25,048 en 2015; a 19,682 en 2020. Cabe destacar que la mayor parte de estas se localiza en la Ciudad de México, el Estado de México y otras zonas metropolitanas.
La diputada priista explicó, en entrevista con La Silla Rota, que las casetas telefónicas descompuestas deben ser retiradas en zonas urbanas. “La SICT debe proceder al retiro de estas casetas y obligar a las compañías a que lo hagan porque muchos usuarios las ocupan como depósito de basura o publicidad de sus empresas”. Planteó que el costo de su retiro debe ser a cuenta de las compañías y no de los gobiernos locales.
Por antigüedad, Telmex lidera el mayor número de concesiones con el 72%; y el resto se divide entre las empresas Lógica Industrial, Maxcom y Megacable.
Retirar una caseta telefónica sería un proceso administrativo complejo; no basta con que el IFT (un órgano autónomo) retire el título de concesión. Se necesita también que la SICT (como gobierno federal) autorice el retiro de la caseta y que después municipios y alcaldías procedan a realizarlo.
¿Qué marca la concesión?
El marco legal de este tema data de 1990, cuando se publicó el Reglamento de Telecomunicaciones. Le siguió, en 1996, el Reglamento del Servicio de Telefonía Pública; y la ley vigente es de 2014, se trata de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión.
Dado que la concesión de Telmex es la de mayor antigüedad por ser en aquel momento la principal operadora de Estado en materia de comunicación en el Siglo XX, se le obligó a cumplir con una determinada cobertura de 5 casetas telefónicas por cada mil habitantes. En aquel momento no se sabía que la telefonía local por voz dejaría de ser prioritaria frente al internet.
En 2016, el IFT prorrogó esta concesión por 30 años más que corren, a partir de 2026; mientras tanto, abrió un lapso de tiempo para que la empresa pueda replantear su modelo de uso: continuar con los servicios tradicionales de telefonía básica residencial y sumar o no, transmisión de datos y servicio de acceso a internet.
La excomisionada del IFT y presidenta de la organización Conectadas, María Elena Estavillo, participó en el debate que determinó prorrogar la concesión a Telmex; recordó que se analizó actualizar las condiciones de un nuevo título de concesión en común acuerdo con la empresa, pero que este proceso aún no concluye.
"Todos alguna vez trajimos en la cartera una tarjeta telefónica porque era útil; 30 años después ya no es útil ni necesario en algunos lugares, ahora necesitamos acceso a internet, por eso debe cambiar".
Subrayó que el tema no es menor; "no estamos hablando de vender palomitas, sino de una concesión que se da para un servicio de interés general, que es un medio fundamental y que además es un derecho humano el acceso a las telecomunicaciones. Por eso no lo podemos tratar como cualquier cosa”;
Datos del IFT arrojaron que en 2007 el número de llamadas promedio por caseta era de 2 mil 553, es decir, un global de mil 824 millones de llamadas. El servicio más requerido era de llamadas locales (58%) y a celular (28%); el resto a larga distancia nacional e internacional. Una década después, en 2017, los números dieron un giro: solo 359 llamadas diarias por caseta que representa un global de 200 millones de llamadas por día; la mayoría fueron a celular (62%) y las llamadas locales se redujeron (36%).
En este contexto el IFT precisó que el decremento en telefonía de voz en vía pública representó para Telmex una caída del 94.9% en sus ingresos entre octubre de 2006 y diciembre de 2017.
¿Camino al hotspot?
Jorge Negrete, presidente de Digital Policy and Law (sitio especializado en materia de telecomunicaciones) afirmó que, si bien el origen de estas casetas fue masificar la comunicación para todos los mexicanos, ahora la prioridad es brindar acceso a internet con un dispositivo móvil.
“La llamada telefónica de voz ha ido perdiendo vigencia de manera dramática, aunque se sigue usando y buscando su disponibilidad, la realidad es que solo ciertas generaciones de adultos la utilizan, incluso, para ciertos casos de emergencia".
Explicó que ahora este negocio perdió rentabilidad y representa un gasto para los operadores en lugar de una ganancia; “ahora estas casetas son ineficientes y en algunos casos pueden representar accidentes por el mal estado en que se encuentran”.
Como planteó la diputada, Negrete advirtió que su retiro de vía pública no será fácil porque los términos de la concesión y planteó que en gran medida la transformación de sus servicios dependerá la SICT y no solo de sus propietarios.
"Si esto no se realiza de manera inteligente se pueden violar derechos y generar problemas legales; pero también puede dejar incomunicada a gente que sí necesita el servicio en zonas rurales, áreas alejadas, sin internet o ciudades con altos índices de inseguridad”.
Un factor en contra, destacó, es el papel que juega la autoridad federal. "El problema es que no sé si la autoridad comprenda este tema porque recordemos que eliminó la subsecretaría de Telecomunicaciones y no tenemos una agenda digital nacional que nos permita saber qué piensa el gobierno en turno”.
Finalmente, planteó “no se trata de triturar de manera mágica todas las casetas telefónicas, sino de trabajar con base en un plan para la construcción de un servicio nuevo, donde se puede mejorar la calidad de vida a los habitantes mediante el internet. Telmex prestó un gran servicio de comunicación durante muchos años, pero ahora estamos en una época en la que tenemos la posibilidad de generar nuevos modelos de conectividad; incluso podrían conservar las mismas cabinas pero con nuevos servicios y convertirse en kioscos de conectividad".
En este sentido, María Elena Estavillo contextualizó que, si los títulos de concesión que recibió Telmex en los 90 quedaron rebasados, deben actualizarse.
“El mercado ha tenido muchos cambios dinámicos y avances tecnológicos importantes. Me parece que si no se modifica el título de concesión de Telmex tampoco hay mucho que hacer porque es una obligación vigente el mantener estas casetas y asegurar que se mantenga la cobertura de la población”.
En cuanto a la movilidad, ejemplificó que en zonas metropolitanas con mayor conectividad de internet dichas casetas estorban; pero, diferenció, hay zonas rurales donde todavía son indispensables.
“Las comunicaciones siguen siendo un servicio público de interés general fundamental para la inserción de la población; y aunque ahorita vemos las cabinas como un estorbo, hay lugares donde la población no tiene acceso a telecomunicaciones o señal de internet. Ahí tiene mucho sentido conservarlas y entonces evolucionar la obligación de Telmex frente a la necesidad de la inclusión digital a la mayor parte de la población”.
Por eso, coincidió, en que la evolución de las casetas telefónicas en vía pública debe ser transición hacia kioskos de internet.
"Es un punto muy importante los cómos, dóndes y cuántos porque hay que llevar los servicios a dónde se necesitan; y no dónde son redundantes. Se necesita ser un internet con la suficiente capacidad no solo para entrar a redes sociales y enviar mensajes, sino también de suficiente calidad para que la gente puede utilizarlo para trabajar o estudiar”.