La pandemia de covid-19 que azotó al mundo, principalmente desde marzo de 2020, hizo que los medios de comunicación entraran en una actividad frenética para informar y verificar información relativa al coronavirus, y dependiendo de cada país, enfrentaron dificultades diversas plasmadas en la investigación Transformaciones y aprendizajes de los medios de comunicación en la pospandemia, elaborado por ADEPA.
El año 2020 será recordado como aquel en que el mundo detuvo su ritmo. Se volverán icónicas las imágenes de ciudades, habitualmente frenéticas, que en marzo de ese año quedaron desiertas. Pero los medios de comunicación no suspendieron sus actividades durante la pandemia de covid-19; al contrario, siguieron desarrollando sus tareas profesionales con más intensidad y demanda que en situaciones regulares debido a que el mundo entero necesitaba entender qué pasaba y saber cómo tenía que actuar.
“Esa labor no fue vista en su carácter de excepcionalidad por la sociedad que, como siempre lo había hecho, esperaba orientación y estaba dispuesta, con mayor disponibilidad de tiempo y más angustia, a comparar, aportar críticas y comentarios. La mayoría de los gobiernos, enfocados en las urgencias sanitarias, no ofrecieron condiciones necesarias para que los medios pudieran seguir prestando sus servicios de la mejor manera posible”, reporta el estudio Transformaciones y aprendizajes de los medios de comunicación iberoamericanos en la pospandemia, coordinado por ADEPA.
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Los periodistas y profesionales en los medios de comunicación vieron sus jornadas duplicadas, cambios de roles y adopción sobre la marcha de nuevas tecnologías y esquemas de trabajo en aras de cumplir con su función social, y también como una manera de supervivencia en el oficio.
Paradójicamente, reseña en estudio, los mismos medios reservaron sus vicisitudes y sus audiencias no tuvieron ocasión de entender cómo se trabajaba en tiempos de aislamiento y cuáles eras las condiciones para producir la información.
“La pandemia de covid-19 hizo explícita una paradoja que siempre estuvo en el lugar que ocupan los medios en Iberoamérica. Si bien, en teoría se concuerda con la importancia que tienen los medios y el periodismo en los procesos sociales y democráticos, y así se enuncia en los marcos legales, en la práctica hay dificultades para su ejecución. La síntesis de este problema la hizo la declaración formal de esencialidad de los medios durante la crisis del coronavirus sin que ello significara algún tipo de recurso social a disposición de los medios y los periodistas. De hecho, estos mantuvieron las actividades incluso en los países con confinamientos más estrictos, pero no fueron considerados grupos prioritarios a los efectos sanitarios”, advierte el estudio de la ADEPA.
Sin embargo, lo que la crisis y pandemia desvelaron fue una profunda dependencia de los medios de comunicación hacia el financiamiento estatal y empresarial, lo que derivó en fuertes recortes presupuestales y de personal en medio de la covid-19.
Así, los contextos laborales críticos determinaron condiciones de trabajo más duras para el periodismo, que implican transformaciones en la forma en que se debieron desempeñar los profesionales de la información. Los cambios en las condiciones laborales de los periodistas durante la pandemia profundizaron tendencias que ya estaban en desarrollo, especialmente a lo que hace al deterioro de las condiciones laborales.
“En México se mantiene como el país más peligroso para ejercer la profesión ya no en América Latina, sino donde más periodistas son asesinados entre los países en donde oficialmente no hay guerra. La pandemia significó un agravamiento de los problemas de siempre”, según el informe.
Transformaciones y aprendizajes de los medios de comunicación en la pospandemia dibuja algunas líneas sobre aspectos a mejorar frente a futuras crisis sanitarias, y así poder para orientar los aprendizajes que dejan la pandemia y soluciones que se pueden adoptar en medios de comunicación y en el periodismo.