Acapulco, Guerrero.- A 15 minutos de la zona hotelera del puerto de Acapulco, Bernarda, Eudocio y Gerardo duermen a la intemperie. El paso de Otis solo dejó las paredes de sus viviendas y los pocos objetos rescatados están inservibles. Ellos son tres habitantes de la colonia Emiliano Zapata, una de las tantas de la periferia históricamente olvidadas por las autoridades de los tres niveles de gobierno.
Eudocio tiene 72 años. Los últimos 40 los ha pasado en la colonia. Apenas puede caminar y escuchar. Su vista es débil, tiene una catarata en el ojo derecho. No tiene trabajo y depende de la ayuda de sus familiares. Su casa, adquirida con mucho esfuerzo, está devastada, como todas las de la zona.
"Nunca habíamos sufrido lo que ahora sufrimos. Pasó Paulina, Manuel y Boris pero nunca habíamos visto algo así. El viento se llevó las láminas y el caudal del arroyo comenzó a crecer. Me preocupé por mi esposa. Ella está enfermita, no puede caminar. Mientras ella estaba acostada se escuchaba el viento y la lluvia no dejaba de caer. Pensé que íbamos a morir. Lo único que hice fue echar candado a la puerta del cuarto y sujetarla para que no se venciera con el viento".
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Las ruinas de lo que alguna vez fue el hogar de Bernarda se encuentran a un costado del arroyo. Su hogar está hecho a base de láminas y palos de madera. El viento solo respetó algunas láminas. Ella ha vivido sus últimos 25 años en la calle 4. Al sentir que moría pidió refugio a unos de los pocos vecinos que tienen una casa hecha con cimientos y paredes de cemento.
"Tengo 25 años viviendo en la colonia Emiliano Zapata. El huracán fue fuerte, muy fuerte, hasta retumbaba el aire. Desde la casa del vecino vimos cómo volaban las láminas. Unas para el canal y otras en todas direcciones. Todas quedaron enterradas en el lodo".
Gerardo, padre de dos menores, perdió su hogar al colapsar un árbol y caer justo en medio de su vivienda. Su cocina, refrigerador, ropa, tele, estufa y un triciclo con el que conseguía el sustento de su familia, al ser recolector de basura, están inservibles.
"Me fue de la patada. Soy pechuguera, tiro basura. Mi triciclo está enterrado. El árbol se cayó encima de mi casa. Hice mis cosas y no tengo nada. No tengo donde dormir", menciona mientras llora al ver su patrimonio destruido.
Gerardo recuerda que minutos antes de que el huracán incrementara su potencia, sacó a sus hijas y esposa de la casa para llevarlas a refugiarse con los vecinos. Él regresó para tratar de evitar la devastación de su hogar, sin embargo, al sentir la muerte dejó toda una vida de esfuerzo a la merced del huracán.
"Aquí era mi cocina. Mis dos refrigeradores se dañaron. Hice mis cosas y me lo quitó todo. No tengo nada, ni para dormir. Mi colchón, mis tres camas y mis hijas de dos y 11 no tienen donde dormir. Ellas están bien. Están a salvo. Yo me quedé en la casa para hacer talacha".
Al perder todo, Bernarda ruega por la ayuda de las autoridades, principalmente de la gobernadora por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena). Desesperada recuerda que cuando los partidos políticos y el gobierno buscan apoyo ahí están detrás de los habitantes, pero cuando se requiere su solidaridad, desaparecen.
"Esta es mi casa, mira cómo quedó. Yo vendo cenas en las noches, vendo sopes... Quiero que me apoyen, que me ayuden a sacar todo esto. Tenemos todo afuera a la espera se que se sequen las cosas, pero tenemos miedo de que vuelva a llover. Nos dormimos en la oscuridad, en el piso. Nadie ha venido, ninguna autoridad de Protección Civil, nos dejaron abandonados, nadie ha venido para acá, ni se han asomado para nada. Necesitamos que venga el gobierno, que nos ayuden. Cuando ellos quieren nuestro apoyo nosotros apoyamos, estamos con ellos. Necesitamos que venga la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, venga por favor. Queremos su apoyo en estos momentos, necesitamos ayuda, estamos destruidos y no tenemos para comer".
Gerardo solo pide que lo ayuden para poder comenzar de nuevo y sacar a sus hijas adelante.
"Solo pido apoyo para poder sacar adelante a mis hijos. Yo trabajaba de pechuguero. De ahí sacaba adelante a mis hijas y esposa. Perdí todo, mi refri, mi cama, mi lavadora se la llevó. Necesitamos despensa, algo de apoyo, ropa, calzado. Nadie del gobierno ha venido. Solo tenemos apoyo de los vecinos".
"Toda la ropa quedó inservible. Los muebles están perdidos. Pido ayuda, seguridad, maquinaria para sacar toda la tierra, palos, porque todo quedó destruido. La protección es maquinarias y personas que vengan para trozar los palos. También necesitamos alimentos, los vecinos nos ayudan. Yo no puedo salir".
DJC