Fernando Arellano Félix, familiar de diferentes integrantes del cártel de Tijuana ganó un amparo para que le sean devueltos diferentes propiedades que fueron confiscadas por la entonces Procuraduría General de la República (FGR), hoy Fiscalía General de la República (FGR)
Las propiedades fueron aseguradas en 1993 por el Ministerio Público adscrito a la Unidad Especializada en Investigación de Delitos Contra la Salud de la FGR.
“Han transcurrido más de 29 años de que fue dictada tal medida a la actualidad, sin que se pronuncie al respecto; existe inactividad ministerial porque no ha dictado un acuerdo que otorgue un nuevo destino al bien inmueble, por lo que subsisten las razones que fueron tomadas en su momento para decretarlo”, menciona la demanda tramitada.
Al solicitar el amparo, la jueza Martha Georgina Comte Villalobos, titular del juzgado Cuarto de Distrito de Amparo en Jalisco, determinó que el gobierno federal debe regresar las propiedades entre ellas una en comodato que fue dada al Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) Zapopan.
“Primero. Se sobresee en el presente juicio de amparo en términos del considerando tercero. Segundo. La Justicia de la Unión ampara y protege al quejoso Fernando Arellano Félix, por los motivos y fundamentos y en los términos indicados en los considerandos noveno y décimo de esta resolución.
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La determinación fue impugnada tanto por el solicitante del amparo como por el Ministerio Público ante un Tribunal Colegiado de esa entidad, quien por el momento se encuentra analizando los argumentos de ambas partes para emitir un fallo.
Durante la década de 1990, la familia de los Arellano Félix fue la principal organización que tomó el control del tráfico de drogas en todo el país. Al tener el mando del tráfico de drogas que ingresaban a los Estados Unidos, principalmente el de cocaína y de marihuana, tenían bajo su control a cárteles como el de Juárez y de Sinaloa, entre otros.
El cártel de Los Arellano Félix era dirigido por Ramón, considerado por las autoridades como el más violento. Fue asesinado en Mazatlán, Sinaloa en 2002. Su lugar lo tomó Benjamín, sin embargo, fue capturado por el gobierno federal y extraditado a los Estados Unidos donde ya fue sentenciado.
El cártel quedó bajo el mando de Enedina Arellano Félix, quien ha mantenido el control de la organización disputado a otras organizaciones que han buscado quedarse con el control de la frontera.