La alianza Va por México inició formalmente un 22 de diciembre de 2020, pero –como en toda relación– antes de eso sus integrantes tuvieron muchos momentos de acercamiento, reconocimiento y plática… hasta tuvieron otro nombre.
Ahora, la alianza está temporalmente suspendida por diferencias entre los dirigentes de los partidos que la conforman: PRI, PAN y PRD. Luego de que los priistas decidieran apoyar una iniciativa que ve con buenos ojos el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Todo comenzó en 2018, cuando el PRD se unió al PAN y a MC para las elecciones de Presidente de la República y de Jefe de Gobierno de la Ciudad de México. En ese año, los candidatos de esa alianza conocida como “Por México al Frente” fueron Ricardo Anaya y Alejandra Barrales, respectivamente.
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SE LES DIJO, SE LES ADVIRTIÓ…
En ese momento, el PRD y el PAN sufrieron un quiebre interno. Varios exlíderes y militantes de esos partidos salieron de sus filas por la alianza que –dijeron– representaba una crisis de los partidos políticos. Hay que considerar que el PAN se perfila como un partido de derecha (cristianodemócrata) y el PRD de izquierda (socialdemócrata).
Aunque para algunos perredistas la debacle de su partido comenzó cuando, precisamente Jesús Zambrano, su actual dirigente, firmó el “Pacto por México” en el sexenio de Enrique Peña Nieto; la alianza con el PAN fue la estocada final.
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Pero, volviendo a tiempos de la 4T, después del fracaso que obtuvo la alianza “Por México al Frente” en 2018 (Anaya perdió la presidencia y Barrales la jefatura de gobierno), Movimiento Ciudadano se desmarcó del PAN y el PRD y no quiso sumarse a Va por México.
El partido que se sumó a esa relación tripartita fue el PRI, que perdió la Presidencia de la República con la candidatura de José Antonio Meade, quien había sido secretario de Estado con Peña Nieto.
En 2018, el PRI quedó en tercer lugar de dicha votación, con 9 millones de votos; mientras Ricardo Anaya (exdirigente panista) y la alianza con el PRD obtuvieron el segundo lugar, con 12 millones de votos. Morena, con Andrés Manuel López Obrador, ganó con 30 millones de votos.
…PERO SIGUIERON INTENTÁNDOLO
Por el resto de 2018 y 2019 los partidos de la ahora oposición al gobierno federal se la pasaron analizando el escenario que dejó la elección presidencial. Fue a inicios de 2019 cuando comenzó la discusión –que vino desde la sociedad civil– sobre formar un frente que le quitara a Morena el poder absoluto que obtuvo en 2018.
Desde marzo y todo el año fueron líderes empresariales y de organizaciones civiles de derecha los que apuntalaron la idea de que los partidos de la oposición debían unirse en contra del gobierno de López Obrador.
El 1 de septiembre de 2019 se convocó a una mega marcha, del Ángel de la Independencia al Zócalo de la Ciudad de México, para protestar por las reformas impulsadas por Morena y el presidente López Obrador en el Congreso, ante su primer informe de gobierno.
En ese entonces, diversos dirigentes de dichas organizaciones civiles hicieron un llamado a los partidos de oposición para unirse en un solo esfuerzo y marcarle un freno al gobierno de la 4T.
“Los partidos políticos deben entender que necesitamos una unión para quitar la intención de convertir a México en socialista”, dijo Alejandra Morán, entonces vocera de la organización Chalecos Verdes, una de las que convocó a la marcha.
Para mediados de 2020, el propio presidente dio a conocer un documento supuestamente titulado Rescatemos a México, firmado por empresarios y líderes de organizaciones no gubernamentales en el que hacían un llamado a formar un frente en contra de Morena.
“Junto con los partidos de oposición, construya un bloque que, a través del voto popular, restablezca el verdadero rostro de la pluralidad ciudadana en las elecciones parlamentarias de 2021”, decía el supuesto texto firmado por 30 personas.
A ese intento de alianza total opositora se le conoció como el Bloque Opositor Amplio o como el propio López Obrador lo nombró: BOA, que no duraría mucho tiempo.
Y TUVIERON RESULTADOS
En diciembre de ese año nació la alianza Va por México, con miras a que el PAN, PRI y PRD compitieran en las elecciones federales intermedias (donde se elige la Cámara de Diputados) en conjunto y pudieran quitarle poder a Morena en el Congreso, para evitar pasar tantas reformas constitucionales.
Las elecciones de 2021 llegaron y con ellas los primeros logros de la alianza. Lo consiguieron: Morena perdió la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y las reformas constitucionales que mandó López Obrador después de eso se frenaron.
Todo iba viento en popa, pero el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, fue acusado de enriquecimiento ilícito durante su gestión como gobernador en Campeche, por la Fiscalía Estatal de Justicia que hoy encabeza Renato Sales.
Además, la ahora gobernadora de la entidad, Layda Sansores, hizo públicos varios audios donde el presidente del PRI hablaba mal de periodistas y admitía haber cometido actos de corrupción.
Llegó la propuesta del presidente López Obrador para reformar la Ley de la Guardia Nacional y mantener el control de ésta en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en lugar de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC).
El presidente amagó al PRI, como en otras ocasiones, para que votara en favor de su propuesta. El tricolor no lo hizo, pero presentó una iniciativa para ampliar el plazo de control militar en la Guardia Nacional: en lugar de terminar en 2024, propuso que termine en 2028.