Las declaraciones obtenidas por el Ministerio Público, hechas a personas detenidas por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, dejan entrever que algunos de los estudiantes pudieron estar vivos hasta 7 meses luego del 26 de septiembre de 2014.
De acuerdo con en la sentencia contra 4 militares por su presunta participación en el caso Ayotzinapa, de la cual La Silla Rota tiene una copia, la declaración de un testigo protegido denominado “Carla”, detalla que cuidaron en una cueva, por al menos 7 meses después de los hechos de la noche de Iguala, a un grupo de jóvenes que pudieron ser los normalistas.
El mismo testimonio también da cuenta de la muerte de 7 jóvenes, ocurrida a manos del crimen organizado, en los límites de las comunidades de Huitzuco y Tepecua (Tepecoacuilco), en Guerrero.
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De acuerdo con los elementos de prueba, que presentó el Ministerio Público de la Fiscalía General de la República (FGR) para iniciar un juicio en contra 4 militares –entre ellos un general–, después de los sucesos del 26 y 27 de septiembre de 2014, el testigo “Carla” cuidó a un grupo de jóvenes.
La declaración ministerial del testigo de identidad reservada está fechada el 18 de noviembre de 2020, cuando ya estaba instalada la Comisión de la Verdad y la Justicia para el caso Ayotzinapa y ya estaba en funciones la Unidad Especial de Investigación y Litigación para el caso Ayotzinapa de la FGR.
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En su narración, “Carla” y otros testigos con identidad reservada describieron los sucesos de antes y después de la desaparición de los 43 estudiantes. El expediente que inició la FGR también menciona la participación de múltiples funcionarios y miembros del crimen, que, hasta el día de hoy, se desconocían.
Guerreros Unidos asesinó 7
“Carla” mencionó que, después de presenciar el homicidio de Julio César Mondragón “El Chilango”, vio la entrega, por parte de policías, de entre 7 y 8 jóvenes al grupo criminal Guerreros Unidos, los cuales –según su declaración ante el Ministerio Público federal– fueron asesinados en los “límites de Huitzuco, antes de llegar a Tepecua”.
Los cadáveres fueron enterrados por otras personas que no fueron quienes los asesinaron y las pertenencias de las jóvenes se vendieron en diferentes lugares de Guerrero, entre ellos, Iguala.
“Policías tapados del rostro, era la 01 de iguala y nos entregan siete u ocho personas, sexo masculino, jóvenes, uno de ellos flaco moreno, y los otros ya gorditos, jóvenes como de 18-22 años, no se veían bien porque estaban agachados”.
“Y de la batea de una patrulla los pasamos a la otra batea donde íbamos nosotros, llevaban cinchos en las manos. No se veían golpeados, entre ellos se decían que se fijaran por donde los llevaban, que donde estaban, pero no los dejamos levantarla cabeza porque los metimos bajo los asientos de la batea, yo me quedé en la batea”.
Los tenían en una cueva
Después de comentar ante el Ministerio Público que los cuerpos fueron enterrados, el testigo protegido dijo que los líderes de Guerreros Unidos pidieron a diferentes integrantes, con rango inferior, acudir a Pueblo Viejo a cuidar a un grupo de jóvenes.
“Supe intervinieron policía municipal de Cocula, dos camionetas. Sé que eran de Cocula, porque venían de allá, nos las topamos cuando ellos bajaban hacia Iguala; policía de Huitzuco había una cuidando El Tomatal, yo no la vi, pero sí supe”.
“Deseo manifestar que, pasado el tiempo, en Pueblo Viejo donde está la parola para arriba, nos pedían comida, de ahí del 'Zorro' llevábamos despensa, comida, galletas, porque había personas en una cueva cuidando gente”.
En su narración, “Carla” no precisa si las personas que estaban en esa cueva eran los estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos, pero sí detalla que todos eran jóvenes.
“Yo llegué a ir, se veían complexión de muchachos jóvenes, estuvimos cuidando ahí. Como 7 meses después de los de los muchachos de Ayotzinapa, subían camionetas y los cambiaron cuando se puso pesado por buscar a los muchachos, se ordenó cuidar más”.
Según la “Verdad Histórica”, todos los estudiantes fueron desaparecidos, asesinados e incinerados en el basurero de Cocula en la misma fecha. Pero la nueva versión del gobierno de Andrés Manuel López Obrador concede que los estudiantes fueron separados en al menos dos grupos.
En agosto pasado, Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación (Segob), informó que no hay indicios de que los estudiantes estén con vida.
“Se confirma la identificación de 3 de los 43 estudiantes desaparecidos. Que no hay indicio alguno de que los estudiantes se encuentran con vida, por el contrario, todos los testimonios y evidencias indican que éstos fueron arteramente ultimados y desaparecidos”.
En esa conferencia, Encinas también aseguró que la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa “fue un crimen de Estado”, en el que estuvieron involucrados autoridades de todos los niveles, incluido el Ejército.
En los últimos días, contingentes que exigen el esclarecimiento de los hechos, han realizado distintas protestas, entre las cuales se incluyen destrozos a instalaciones de la Fiscalía General de Justicia de Guerrero, así como a instalaciones del Ejército en esa entidad y en la Ciudad de México.
En el Campo Militar 1 Norte, en la capital del país, los manifestantes ingresaron a las instalaciones y realizaron pintas y destrozos. En videos difundidos en redes sociales se observa a personal de seguridad conteniendo las agresiones, las cuales incluyeron artefactos explosivos, piedras y objetos en contra de los policías que llegaron para contener la agresión.