Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, lució un vestido de color rosa mexicano durante la ceremonia del Grito de Independencia de este 15 de septiembre.
Gutiérrez Müller caminó junto a AMLO por los pasillos de Palacio Nacional hasta el balcón principal para dar el Grito de Independencia, posteriormente, la pareja presidencial se quedó ahí para apreciar el espectáculo de pirotecnia.
La escritora acompañó su vestido de unos pendientes en forma de perla y un collar.
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El portal Cuna de Grillos aseguró que Beatriz Gutiérrez una vez más fue ataviada por el maquillista y peinador Manuel Ángel Rincón, quien le hizo un chongo elegante como parte del look.
El vestido rosa le llegaba hasta los tobillos a la esposa del presidente y también mangas largas.
Pudo observarse algunos vivos en anaranjado en la falda, las mangas y en un cintillo en la parte de la cintura.
Utilizó unos stilettos negros como zapatillas para acompañar el conjunto.
¿QUIÉN DISEÑO EL VESTIDO DE BEATRIZ GUTIÉRREZ?
La escritora Beatriz Gutiérrez ha recurrido en este tipo de fechas a diseñadores mexicanos como Celsa Villarino y Luciana Corres, que le hicieron el vestido en 2020 y 2021.
Luciana Corres es una pintora y escultora que tiene una trayectoria de más de décadas y ha colaborado con artistas de diversos pueblos originarios en comunidades de Tabasco y Oaxaca.
LA CASA QUE DISEÑA LOS VESTIDOS DE BEATRIZ GUTIÉRREZ
En 2019, los vestidos que Beatriz Gutiérrez Müller lució el 15 y 16 de septiembre, generaron revuelo en términos de moda, en las revistas de prensa rosa. Pero también en términos políticos bajo el contexto de austeridad republicana que caracteriza al actual gobierno.
Ángel Mussi, cabeza del corporativo del mismo nombre con 29 años de antigüedad y cuya tienda de ropa se ubica en el Centro Histórico, sobre Avenida 20 de noviembre en la CDMX, cuenta en exclusiva a LSR la historia de cómo dos de los diseños que realizó con su equipo de trabajo se convirtieron en noticia, sin tener que competir con modelos de alta costura internacional como Channel o Dior, favoritos de ex primeras damas de México y del extranjero. Pero además salpica esta historia de humor al narrar cómo ambos atuendos dejaron al licenciado boquiabierto, cuando miró la transformación de imagen de su mujer.
Este diseñador recuerda que en mayo fue contactado por la asistente de Gutiérrez Müller con la finalidad de recibir propuestas de ideas y diseño para los actos de las fiestas patrias. “Nos hicieron el grandísimo favor de buscarnos. La secretaria de gobierno capitalino, Rosa Icela Rodríguez, nos conoce y tuvo a bien recomendarnos”, narra.
Mussi había coincidido con Beatriz en años anteriores, en varias reuniones informales donde cruzaron algunas palabras. “Hace años nos llamó ¿Puedo ir a verlos? Es que necesito comprar unas telas en el centro y quiero que me orienten”. La anécdota descubre un detalle desconocido de la doctora: su gusto por la confección. “La invitamos aquí al negocio y vino, escogió varias telas y pagó; comentó que en ese momento realizaría algunas prendas para ella porque quería hacerse unas blusas”.
Los diseños septembrinos que se le hicieron fueron modelos únicos; y su hechura se realizó en el pequeño taller que se ubica junto a la oficina del diseñador; en el departamento de diseño, trabajan un promedio de veinte personas entre patronistas, costureras, planchadores e hilvanadores. Las primeras dos reuniones de trabajo fueron solo con la asistente para trabajar con una fotografía que Beatriz envío con el modelo de un vestido de su agrado. “Nos mandó una prenda clásica de época, muy bonita, pero que consideramos no era lo que ella necesitaba”, recalca el diseñador mexicano de origen libanés.
Desde el inicio de esta administración, en diversos actos públicos -incluida la toma de protesta del presidente López Obrador, así como su primer informe de gobierno-, ella pasó inadvertida en términos de moda e imagen. De ahí que el diseñador y su equipo estudiaran cuanta fotografía suya encontraron en internet para estudiar su fisonomía, estilo de vestir, maquillaje, peinado y gustos a fin de poder hacer una propuesta de cambio. La primera fue dejar en claro lo que Beatriz debía representar como la doctora, sin importar que fuera esposa del presidente y menos aún como primera dama.
La segunda fue el tema de los colores. Ella propuso inmediatamente el negro. “Es que al licenciado le encanta que me vista de negro”, comentó. “Nosotros no trabajamos con bocetos, sino con las telas sobre el maniquí”, describe Mussi. “Cuando tuvimos ya un par de reuniones con ella, llevamos cinco o seis maniquís con propuestas en negro y otros colores; y planteamos el verde por ser clave en la bandera y solo añadimos el negro como combinación. En cuanto lo vio eligió: ¡Este! ¡Yo creo que será este!”. En cada modelo propuesto se destacaron los puntos fuertes de su físico (piel, ojos, cuello, estatura, figura) mientras que los débiles, como en cualquier modelo, se disimularon.
La tercera propuesta, paradójicamente, vino de Gutiérrez Müller. “No vamos a gastar mucho Ángel, te encargo por favor, me pidió. Entonces le ofrecimos telas de calidad no costosas porque para nosotros el diseño no se basa en una tela cara sino en la creatividad del diseño. No fue difícil convencerla, sabíamos bien que es rebelde. Creo que tuvimos suerte”.
Mussi cuenta con gracia los detalles de la última reunión con la doctora. “No había lugares en Palacio donde pudiéramos trabajar; primero nos prestaron un salón con una mesa y nosotros llevamos otra mesa con focos para el maquillista; propusimos a Chamo (Manuel Ángel Rincón) porque trabaja con nosotros en nuestros catálogos. Adicional llevamos plancha, burro para planchar y otras cosas. Luego nos cambiaron a otro salón que ya tenía un pequeño espejo y un biombo”.
“El 15 llegamos a las ocho de la noche, llevamos el vestido verde que era el plan A; y un negro que también le gustó, pero ese era el plan B. ¿Cuál elegirá? Nos preguntamos. Ella tomó ambos y se retiró sin decirnos cuál era el bueno. “No les voy a decir, al licenciado le gusta el negro, dependiendo de lo el que él me diga”. Dedujimos que el vestido verde, que era en el que más habíamos trabajado, tendríamos que guardarlo. Nos retiramos a las diez de la noche; la dejamos lista, peinada y maquillada; y sinceramente estaba de muy buen humor porque llevamos una bocina con música para pasar un buen rato mientras la arreglábamos; y nos sorprendió mucho verla por momentos bailar y cantar canciones de los Ángeles Azules. Pero no supimos qué vestido eligió hasta que la vimos en la televisión”, cuenta el diseñador entre sonrisas. “Hasta donde supimos eligió el vestido verde de último momento”.
El atuendo del 16 de septiembre (un modelo color hueso que combina pantalón, blusa y saco de solapa de ojal con rebozo de artisela), llevó menos tiempo de confección. Se realizó en un promedio de veinte días contados a partir del 15 de agosto. “Ella quería que fuera color negro pero le explicamos que de día, lo mejor son los colores claros. Llegamos a las ocho de la mañana y en dos horas la transformamos. Ayudamos en todo ¡Hasta en el pantalón del licenciado! Porque se les cayó y arrugó, pero ahí estábamos nosotros con la plancha y todo quedó arreglado”.