Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- Consuelo de la Cruz Morales no se considera una de las 14 mil personas que viven en pobreza extrema en el municipio de Berriozábal, Chiapas. Ella dice que toda su vida la ha llevado de forma modesta, “con la bendición de Dios”.
La mujer de 53 años de edad, madre de 10 mujeres y tres varones –la mayoría casados–, sabe lo que es trabajar duro, de sol a sol, para que, entre ella y su esposo hayan sacado adelante a su familia.
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“Hemos tenido rachas (difíciles), pero ahí está Dios, y pues nunca nos hemos visto en tantos aprietos, no hemos tenido que prestar dinero, por ejemplo”, confiesa la mujer, cuyo marido se ha dedicado a la jardinería para llevar algo de recursos a su hogar.
Lo cierto es que Consuelo y su esposo son parte del 52 % de la población nacional que tiene ingresos por debajo de la línea de pobreza. El municipio donde viven, Berriozábal, es uno de los que mantuvieron intacto su índice de pobreza de 2018 a 2020.
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Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), retomados por la Secretaría de Bienestar para el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2023, en México la pobreza aumentó 2 % y la pobreza extrema 1.5 %, de 2018 a 2020.
Los datos fueron publicados en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el pasado 15 de agosto, por la Secretaría del Bienestar, para dar a conocer el cálculo del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS) que se otorgará a comunidades en pobreza extrema para 2023.
El FAIS, que pertenece al Ramo 33 del Presupuesto, tendrá un aumento de 1.6 millones de pesos –según lo propone el Proyecto del PEF 2023, entregado este 8 de septiembre al Congreso–, al pasar de 8.3 millones de pesos, en 2022, a 9.9 millones para el próximo año.
Así, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador propone que una de las líneas para combatir la pobreza extrema, que aumentó sobre todo en rubros como ingresos y en acceso a la salud, sea el FAIS y reconoció el aumento generalizado de la pobreza.
CARENCIA DESMEDIDA EN SALUD
Uno de los rubros que mide el Coneval para determinar si una comunidad tiene mayor índice de pobreza es el del acceso a la salud. En México, desde el inicio del gobierno del presidente López Obrador, ese es el rubro que más ha aumentado en carencia.
Aunque el rubro de carencia en acceso a la salud también aumentó con el expresidente Enrique Peña Nieto, fue en este sexenio que el aumento fue mayor, luego de la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y la desaparición del Seguro Popular.
En 2016, los mexicanos con carencia en acceso a la salud eran el 15.6 %. Para el final del sexenio priista era de 16.2 %, es decir, tuvo un aumento de 0.6 puntos; pero en los primeros dos años del sexenio de la 4T la cifra llegó a 28.2 %, tuvo un incremento de 12 puntos.
Aunado a esa cifra, la creación del Insabi ha traído irregularidades en el acceso a la salud de personas vulnerables, que no pueden costear gastos de intervenciones quirúrgicas o de medicamentos para enfermedades catastróficas, como el cáncer y el VIH.
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La Silla Rota ha documentado diversas irregularidades en la gestión del Insabi, por ejemplo, que debe 75 millones de pesos a hospitales del Sector Salud por la atención de pacientes con enfermedades que generan gastos catastróficos, según datos de la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Además, el Insabi mantiene un adeudo de 4 mil 200 millones de pesos a los laboratorios de la industria farmacéutica, según lo dijo el año pasado Rafael Gual Cosío, director general de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma) a este medio.
HAY POBREZA, REZAGO Y ENFERMEDAD
Con base en datos del Consejo Nacionales de Población (Conapo) y de Coneval, el municipio de Berriozábal presenta niveles medio de marginación y bajo en materia de rezago social, pero forma parte del estado con más mexicanos en pobreza extrema: Chiapas, con 1 mil 623 millones.
Entre otras cifras que proporciona el Coneval, de las más de 64 mil personas que viven en esa localidad, situada como a 10 kilómetros de Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas, el 21.1 % vive en extrema pobreza y el 40.6 % en pobreza moderada.
Durante la breve charla, doña Consuelo le muestra a La Silla Rota parte de su vivienda, en donde una de sus hijas acondicionó una pequeña tienda; además, muestra la cocina, espacio en el que la mayor parte de veces utiliza la leña para preparar los alimentos, sobre todo aquellos que requieren de más tiempo de cocción, para con ello ahorrar en el gasto de gas.
Por momentos, dice Consuelo, ha tenido dificultades, como lo que ocurre con la salud de su esposo, quien ha sido operado en un par de ocasiones, una de ellas por posible cáncer.
Pese a esos complicados episodios, advierte que “Dios los ha ayudado”, pues de alguna forma consiguen el recurso para que lo intervengan quirúrgicamente en un hospital privado, pues no cuentan con seguridad social, ni con otro apoyo de gobierno.
También le da gracias a Dios porque su abuela le heredó un pedazo de tierra en donde está cimentado hoy su hogar, construido con materiales como adobe, lámina, un poco de block, entre otros. “Aunque es pequeño, tenemos dónde vivir”, externa con alegría.
De hecho, en ese espacio viven alrededor de 14 personas: sus dos hijas con sus respectivos esposos, sus tres hijas solteras, “y otra mi nuera (con otro hijo) que vive aquí adentrito, más mis nietos”.
Entre todos, refiere, han sabido cómo sobrellevar los momentos que se tornarían complicados. En el caso de la alimentación, puntualiza, hay veces en que el platillo principal del día es caldo de frijoles, y cuando hay para comprar carne, se limitan; si es pollo, solo comen una pieza por persona, pues el menú lo complementan con tortillas, arroz y verduras.