El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) es uno de los organismos más importantes del país, pues se considera que promueve el trabajo de las y los mejores científicos del país; desde las ciencias exactas, hasta las ciencias sociales que ayudan a entender de muchas otras perspectivas el acontecer histórico y, por supuesto, diario.
Sin embargo, en los últimos 3 años ha pasado por momentos turbulentos, llenos de polémica y en los cuales se han visto envueltos personajes relevantes en la vida política y científica del país, como es el caso de la dirigente de dicho organismo, La doctora María Elena Álvarez-Buylla.
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Y es que, desde otras partes del mundo, en específico de la academia, han tachado de populista las acciones que se han emprendido en el Conacyt, el reciente artículo Valores y venganzas: la gobernanza populista de la ciencia en México, escrito por Luis Reyes-Galindo, es una clara muestra que, ante los ojos de la academia en otras partes del mundo, no es ajeno lo hecho al consejo.
La confrontación es clara, la idea del populismo frente a la ciencia; miembros del Conacyt y otros científicos pidieron al gobierno no inferir de manera atroz en cuestiones donde la ciencia es primordial que lleve la razón como lo fue en lo acontecido durante la pandemia de Covid-19 donde se uso más la practicidad que otros medios contrastados por la ciencia y, por organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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A manera de contexto, la directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), María Elena Álvarez-Buylla, presumió a inicios de 2020 un anteproyecto de la Ley General de Humanidades, Ciencias, Tecnología e Innovación; sin embargo, miembros de la comunidad científica señalaron en su momento que no fueron convocados a participar y que el documento lo tenían “privado”, “escondido”.
Aunque originalmente el último periodo legislativo de 2020 fue la fecha límite para aprobar esta ley, no fue sino hasta periodos legislativos posteriores que se pondría en discusión de nuevo.
Álvarez-Buylla indicó en su cuenta de Twitter en aquel entonces que encabezó la segunda sesión ordinaria del Comité Intersectorial del anteproyecto de iniciativa de ley que formula y coordina el Conacyt.
Destacó que “en la sesión se aprobó el anteproyecto de esta iniciativa, producto de un proceso muy rico, con la participación de los sectores relacionados con las HCTI, cuyas posturas se ven reflejadas en el documento, atendiendo el mandato del presidente López Obrador”.
La titular del Conacyt detalló que en este anteproyecto buscan que se vean reflejados los principios de honestidad y rigor epistemológicos. Asimismo, dijo que cuidarán cómo poner al servicio del pueblo todas las capacidades de la ciencia “para romper el ocultamiento y la mentira”.
Álvarez-Buylla acusó que “en el régimen neoliberal se establecieron mecanismos sofisticados para atomizar la información y esconder la evidencia que sustenta muchas de las demandas sentidas del pueblo de México”.
Queda demostrado que para la dirigente no se trata de que en el sistema científico mexicano se rija por la verdad, por lo científico; impera en las ideologías de un gobierno encabezado por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y lo que él cree que debería ser la ciencia.
El borrador de dicha ley causó controversia entre los miembros de la comunidad científica, quienes consideraban que podría ser un golpe a la ciencia básica y que se restringía la investigación al sugerir temas específicos.
En esa ocasión, diversas personas en el ámbito científico a quienes se les consultó su opinión respecto a este tema mencionaron que una de las principales preocupaciones de esa propuesta de ley eran que se ponían candados a la libertad académica, que se sugerían temas específicos de investigación que se ciñen a los Programas Nacionales Estratégicos (Pronaces) y que se incluía una visión ideologizada del quehacer científico.
Reyes-Galindo menciona que esto es claramente una posición y demostración populista del gobierno de AMLO hacía las instituciones de toda índole, empero, es más claro en organismos autónomos que dependen económicamente del gobierno como es el caso del Conacyt; Reyes-Galindo menciona:
“El tono general del populismo latinoamericano es, por lo tanto, un impulso a la centralización del poder y al debilitamiento de las instituciones 'corruptas' existentes como un medio para impulsar una agenda, legítima o no, 'a favor del pueblo' y contra el pueblo y, a priori, el gobierno en contra de sus adversarios políticos”
Los adversarios políticos y “el enemigo”, no es otro que “la ciencia neoliberal” y sus secuaces los “los científicos neoliberales”. Dicho en ocasiones por el propio presidente en sus conferencias mañaneras y replicado en diversos momentos por la directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), María Elena Álvarez-Buylla.
Una vez más, el momento en donde más se observó la señalización de estos enemigos “neoliberales” fue durante las crisis que vivió México derivado de la pandemia del Coronavirus. En el año 2021, diversos científicos consultados por La Silla Rota mencionaron que: El uso de términos como “ciencia neoliberal” y “ciencia pública”, empleados por María Elena Álvarez-Buylla, ideologizan a la ciencia, que es universal y que para México siempre ha sido complicado el desarrollo de la misma.
La gestión de Álvarez-Buylla ha sido cuestionada por la disminución de un 23 por ciento de becas para investigadores mexicanos, así como a los centros públicos de investigación, todo esto durante el año 2021. A ello se suma un clima de confrontación entre la comunidad científica, tal como manifestó la organización ProCienciaMx el 7 de octubre de aquel año.
También se sumó a la política del presidente López Obrador de dejar de dar recursos a organizaciones de la sociedad civil, y en su caso ya no le dio al Foro Consultivo.
Asimismo, estuvo en el ojo del huracán por la destitución de investigadores del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), uno de ellos el doctor Antonio Lazcano, uno de los más reconocidos epidemiólogos del mundo. La destitución ocurrió en septiembre del 2020, luego de que el respetado investigador lanzó unas críticas sobre el rumbo de la ciencia bajo la 4T.
Uno de los escándalos más fuertes fue la licitación de un seguro médico especial para 26 jefes de área y sus familiares del Conacyt, Según información publicada el 30 de abril del 2020 por el diario El País. La licitación se lanzó el 28 de febrero del mismo año, el mismo día que murió la primera víctima en México por la covid, y el contrato alcanza los 2.4 millones de pesos.
Respecto a estos enemigos, la distribución del presupuesto y los muchos recortes que ha tenido el Conacyt y sus diversos programas de la ciencia, Reyes-Galindo recalca que:
“(…), la comunidad de ciencias naturales de México, a pesar de algunos retrocesos a las intervenciones del Conacyt, ha sido testigo durante los últimos tres años de una serie de reformas a los estatutos organizacionales, procedimientos y canales de financiamiento que han afectado a la academia mexicana en general, paralizando varios programas establecidos en todos los niveles profesionales y de educación superior”, donde recalca que las afectaciones son:
“De vastas áreas de investigación y la eliminación de los programas de movilidad de posgrado ha llevado a científicos de alto nivel a hablar de una 'generación perdida' de investigadores a largo plazo, investigaciones recientes sobre la participación de América Latina en programas de financiamiento internacional ya han muestra algunos de los efectos de las decisiones de desembolso. En materia de cooperación europea, por ejemplo, 'México es el claro perdedor' entre los cinco mayores participantes latinoamericanos en el programa insignia 2 del Horizon 2020” de la UE, lo que un 'diplomático' de Conacyt explicó que se debe a que México 'no tiene disponibilidad de fondos que implicaba la nueva regla introducida en H2020”.
Otro ejemplo claro fue cuando María Elena Álvarez-Buylla estuvo presente en la conferencia diurna que se hacía por la pandemia, en específico, la que se realizó el día 23 de abril del 2021 donde el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, el anunció de que el Conacyt coordinaría la fabricación de 500 ventiladores en México para atender a pacientes con la covid, criticó que la ‘ciencia neoliberal’ haya dejado al país con unas capacidades de articulación limitadas, baja eficiencia en innovación, transferencias millonarias al sector privado, abandono de la ciencia básica y dependencia para enfrentar la pandemia.
Justificó además las acciones realizadas durante aquella época donde la titular del Conacyt explicó que México destinaba el 0.31 por ciento del Producto Interno Bruto a la ciencia –el año 2020 fue de 0.4 por ciento- y otros países tienen porcentaje mayor del PIB como Italia, lo que no garantizaba una mejor manera de enfrentarse a situaciones como la de la pandemia, y que para hacerlo de mejor manera se requiere un régimen como el encabezado por López Obrador. Claramente, no hay rigor científico en sus explicaciones de aquellos días.
En alguna de sus declaraciones mencionó: “Esta crisis nos está invitando y así lo han manifestado muchos científicos en el mundo, a repensar la organización mundial del sistema neoliberal, puesto que estamos viviendo es un síntoma del fracaso de un modo civilizatorio de un sistema neoliberal y esto ha afectado y ha cooptado a la ciencia y países con poderosísimos sistemas tecnocientíficos como Estados Unidos no están pudiendo hacer frente a un reto como este país y ahí están muriendo muchísimas personas”.
Reyes-Galindo menciona:
“Si bien la alienación de los cuerpos colegiados científicos por parte del gobierno federal de las discusiones relacionadas con la pandemia y los círculos de política científica ya había puesto en alerta a muchos científicos mexicanos, cuando los borradores del proyecto de ley de CTI se filtraron en línea, hubo causas adicionales para inquietud. La reformulación de los "principios" que sustentarían la nueva ley fue percibida por muchos como especialmente controvertida. Se leyó un párrafo en particular para socavar la investigación básica o no aplicada, a favor de lo que muchos científicos naturales vieron como 'pseudociencias”
Así, como se ha visto, “el populismo” infectó gravemente al Conacyt, paradójicamente, lo hizo antes de la pandemia, pero ha sido un virus del cual el organismo no ha podido liberarse durante ya 4 años y que no parece mejorar sino hasta 2024 cuando otro “doctor” pueda echarle un vistazo; el estado de la ciencia en México nunca ha sido magnánimo, pero actualmente es pobre y raquítico.
DJC