Los dirigentes nacionales de los partidos políticos en México han impulsado reformas a sus estatutos internos con el fin de no dejar sus cargos en el tiempo que les corresponde, según la fecha y los lineamientos con los que fueron elegidos.
Expertos consultados por La Silla Rota aseguran que no lo hacen por amor al partido ni a su militancia, sino por el poder que implica el uso de prerrogativas (dinero público asignado a través del INE) y asignación de candidaturas; ambos, elementos para negociar con amigos y enemigos mientras “patean el bote”.
El caso más reciente es el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, después de que el Consejo Nacional de su partido –confirmado en su mayoría por priiistas cercano a su grupo– decidieron prorrogar la duración de su dirigencia 90 días más, periodo que concluiría en 2024.
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El PAN no se queda atrás: desde junio la dirigencia de Marko Cortés ya no es suficiente para mantener la unidad interna de los blanquiazules en el contexto político que prevalece, como la polarización y dirección del gobierno federal a nivel nacional e internacional… pero propusieron cambios a los estatutos para que la dirigencia nacional ya no sea electa por la militancia.
Gustavo Madero, senador expanista y hoy integrante del Grupo Plural, afirmó en varias ocasiones que el partido debía analizar el relevo en la dirigencia y se refirió a Cortés como una persona “que necesitaba ser más humilde y autocrítica” después de los resultados electorales de la alianza Va por México en 2021 y 2022.
La dirigencia del PRD, a cargo de Jesús Zambrano, también ha sido cuestionada por otros de sus integrantes; critican que el partido se encuentre “en manos de lo que quedó” de la corriente Nueva Izquierda, que aún sobrevive a los embates políticos.
La corriente Movimiento Independiente Progresista, de Evodio Velázquez, señaló que por esa razón se avecina un relevo generacional en el PRD.
Aunque su alianza Va por México perdió 4 gubernaturas este año, la suma de sus dirigentes nacionales señala con satisfacción que los resultados fueron benéficos porque incrementaron el número de sus legisladores federales y que como coalición suman un número de votos que les ha permitido frenar diversas iniciativas constitucionales del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El caso de Morena, el partido en el poder, no es diferente: su dirigencia solicitó al INE, en octubre 2020, realizar una encuesta para su renovación interna. Mario Delgado ganó dicha encuesta que se dirigió específicamente a su militancia, pero en los últimos dos años ha emprendido acciones para mantenerse en el cargo por meses o años, bajo pretexto de mantener la unidad en diversos procesos electorales.
La tragedia del sistema de partidos
Vidal Romero, profesor de Ciencia Política en el Instituto Tecnológico de Administraron Pública ITAM afirmó en entrevista que estas razones son suficientes para replantear el sistema de partidos.
“Pasar, quizás, a esquemas donde se cree una conexión más fuerte con los ciudadanos; creo que la gran reforma que se requiere, no la del INE y su estructura. La tragedia es que quienes pueden reformar esto son los propios partidos y no van a meter mano al tema, así que hemos perdido ya varias oportunidades”.
El analista político expuso que esto ocurre porque “los partidos no se han democratizado al interior, continúan siendo esas estructuras cerradas y verticales que teníamos en la época no democrática del país. Lo que te dicen al no querer irse es que la presidencia de sus institutos tiene mucho valor y dinero: por eso la pelean”.
Y ejemplificó que el uso de recursos públicos y asignación de candidaturas en procesos electorales son suficiente razón para mantenerse en el cargo.
“Entonces se convierten en estructuras antidemocráticas más que democráticas. El caso más reciente es el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno; él sabe que sí deja el cargo allí no va a tener oportunidad de salvar su pellejo: quedaría como pato en medio del lago a la cacería y todo mundo se le tiraría encima. Así que ampliando su período ganar tiempo que le permite negociar candidaturas al interior de su partido; mientras el gobierno federal también lo ha perdonado porque aún le es útil”, dijo.
Destacó que en el momento en que Alejandro Moreno deje de ser presidente del tricolor “ya no será útil para nadie”. Y que, para evitar ese escenario, es probable que su intención sea mantenerse en el Congreso el mayor tiempo posible “para conservar el fuero y continuar fuera de la cárcel por más rato”.
Romero ejemplificó que el caso del PRD es más de “un muerto viviente, próximo a desaparecer”; mientras que el PAN aún conserva valor en términos de candidaturas e influir en la elección de sus consejeros.
“La gran reforma pendiente, por la que sí deberíamos pelear como ciudadanos, es la de los partidos políticos porque hay casos de grupos de mafias gobernando; y cuando se pelean es muy fácil amenazarlos por temas de corrupción que es lo que ha hecho el presidente López Obrador. Muchos opositores tienen una cola gigantesca y solo mediante las amenazas los van eliminando y eso repercute directamente en no poder tener un sistema de pesos y contrapesos”.
Posponer y posponer
Julio Jiménez, constitucionalista, analista político y vicepresidente del Colegio Nacional de Abogados, destacó que por este conjunto de razones los partidos carecen de la confianza ciudadana.
“Es una vergüenza que los liderazgos de los institutos políticos son incongruentes con la propia democracia porque se han vuelto parásitos de su partidocracia”, resumió. “El caso más reciente, de Alejandro Moreno, viola las propias normas de su partido y me aparece que con dolo y mala fe manipula sus propios estatutos para mantenerse en el poder 90 días más, buscando mantenerse en el escenario político y vender favores al mejor postor”.
Destacó que el escenario no es mejor en el resto de los partidos de oposición. "Se espantan de lo que hoy hace el gobierno federal y Morena; pero ellos también son una clara muestra del abuso del poder para mantener los beneficios que les da en lo político y económico".
El experto en leyes subrayó que los partidos apelan a no debatir este tema por respeto a su vida interna y que las normas así se los permiten.
“Todos justifican que debe haber respeto a la autonomía de su vida interna. Pero debemos reflexionar que su patrimonio y estructura jurídica mucho tiene que ver con el aval reconocimiento y presupuesto que el propio gobierno les otorga. Estamos hablando de dinero que nosotros entregamos con nuestros impuestos, aunque la Constitución lo llama prerrogativas con reconocimiento ante el INE. Pero eso no significa que no haya acciones que pueden tomarse”.
Enumeró que en ocasiones militantes de estos partidos expresan su inconformidad y al mismo tiempo carecen de autoridad moral y/o credibilidad para representar un contrapeso serio. Por otro lado, añadió sus asambleas nacionales partidos se han convertido en otro punto flaco porque carecer de candados que den certeza a las mismas.
"Me parece que tendríamos que buscar establecer candados en la ley para que precisamente los presidentes de estos partidos no busquen, a costa de lo que sea, permanecer en sus cargos y prorrogar sus dirigencias. El caso de Alejandro Moreno nos permite constatar que son parásitos del poder en busca de control político para mantener un escenario de impunidad mediante un cargo de elección popular; solo así lograrán mantener su fuero para evadirse de la acción de la justicia”.