Querétaro, Qro.- “No tengo miedo a la libertad”, comenta Margarita, quien busca reincorporarse a la sociedad sin ser estigmatizada o rechazada, segura de que entre estos muros alcanzó un crecimiento personal y espiritual. Ha cumplido más de la mitad de su condena de 25 años por homicidio.
Recuerda que, en 2009, cuando ocurrió ese delito, su hija era una niña, ella se empleaba como auxiliar contable y gozaba de estabilidad económica. La vida aparentemente iba bien, pero suelta: “las malas compañías…”
En ocasiones, los días transcurren lentamente para ella. “Han pasado 13 años y 9 meses desde que estoy privada de la libertad”, dice y lamenta no haber contado entonces con una defensa adecuada, lo que la llevó a firmar una declaración sin saber su contenido.
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Margarita compurga una sentencia de un cuarto de siglo por el delito de homicidio calificado, en grado de coautoría, en el Centro Penitenciario femenil (CP2) de la Comisión Estatal del Sistema Penitenciario de Querétaro.
Ella es una de las 178 mujeres que se encuentran privadas de su libertad en el CP2 de esta entidad, cuyo gobernador, Mauricio Kuri González, ha apostado por impulsar una efectiva reinserción social, con el apoyo de Gustavo López Acosta, comisionado estatal del Sistema Penitenciario de Querétaro.
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Madre soltera, hija de un matrimonio estable, manifiesta que asume su responsabilidad de lo que ocurrió en el pasado, “por estar en el lugar y momento equivocados”.
La Silla Rota sostiene una charla con ella, sin embargo, se deben omitir datos como su nombre completo y detalles del delito del que se le acusó, para proteger sus derechos humanos, intimidad y no afectar su situación jurídica.
Aunque faltan 11 años y 3 meses para que termine su condena, Margarita decidió iniciar los trámites para solicitar el beneficio de la libertad condicionada, por haber cumplido más de la mitad de su pena con buena conducta.
Se ve entusiasmada por esta posibilidad. Viste de blanco y está convencida de que “todos merecen una segunda oportunidad”. El homicidio en el que se le vinculó fue cometido por otra persona, tras una discusión con la víctima y, aunque el autor material está en prisión, a ella la implicaron.
“Tengo 13 años nueve meses en reclusión, privada de la libertad por el delito de homicidio calificado, mi ingreso fue en el Cereso Varonil de San Juan del Río, estuve 5 años, posteriormente fui sentenciada a 25 años de prisión”.
“Por una mejor calidad de vida se me ofreció la oportunidad de trasladarme aquí, pero posteriormente repusieron el procedimiento penal, entonces me regresan a San Juan del Río… 2 años y medio después queda firme mi sentencia y hay una visita del comisionado estatal del Sistema Penitenciario”.
“(Entonces) se da cuenta de que la infraestructura en la que vivamos era muy pequeña y lo que se nos proporcionaba como mujeres, en educación y en actividades recreativas. No teníamos lugar para correr o caminar, y nos hace el ofrecimiento de ser trasladadas aquí”.
Margarita no es ajena al dolor que involuntariamente causó a la familia de la persona asesinada en 2009. “Tengo respeto por la familia y me he dado cuenta que generé un daño, si no directo, indirecto (…) hoy debo decir ‘lo siento’, siento mucho lo que sucedió con mi grado de responsabilidad que haya sido”.
“A mí me vinculan por homicidio calificado… las malas compañías que a veces uno tiene, porque yo era una persona socialmente productiva, auxiliar contable en una empresa, y pues económicamente me encontraba estable, con una familia. Soy madre soltera de una hija de 26 años, pero una mala compañía, una mala amistad me llevó a verme involucrada en ese delito”.
Sostiene que, en el CP2 femenil, ella y sus compañeras tienen una mejor calidad de vida, digna, servicios médicos, psicológicos, área educativa y alimentación adecuados, así como verdaderas oportunidades de desarrollo y crecimiento personal.
Un revolucionario modelo de reinserción
Dentro del sistema de reinserción que aplica el Sistema Penitenciario de Querétaro está garantizar servicios médicos y psicológicos a los internos, darle seguimiento y promoción al oficio que aprenden dentro del sistema de reinserción y atención a su crecimiento personal y profesional.
Igualmente, se les da seguimiento en la etapa del externamiento, es decir, cuando una persona obtiene su libertad tras cumplir su sentencia. En ese momento, se reporta con la Comisión Estatal del Sistema Penitenciario durante un año para informar, a través de una aplicación móvil, si tiene empleo, estudia o qué actividades realiza.
El hecho de aceptar esta medida abre a posibilidad de que una persona privada de la libertad pueda recibir el beneficio de la libertad condicionada o anticipada por parte de un juez. En caso de incumplimiento, se puede revocar el beneficio.
Quienes se apegan a este monitoreo tienen otros beneficios, como facilidades para conseguir su credencial del INE –necesaria para cualquier trámite civil– y obtener un empleo, evitando la estigmatización por haber estado interna.
El monitoreo es una medida que se aplica también para reducir la posibilidad de reincidencia, la cual ha sido de alrededor de 1 % en el caso de Querétaro, bajo este nuevo esquema de seguimiento.
En los centros penitenciarios de Querétaro, las personas privadas de su libertad pueden aprender diversos oficios, como costura, elaboración de muebles, cinturones, carteras, manualidades, elaboración de pan, fabricación piezas para empresas, las cuales garantizan su contratación una vez que obtengan su libertad.
Para ejercer algún empleo reciben capacitación y un salario. Además, se les brinda educación con diversos niveles de alfabetización, así como certificación en niveles de primaria, secundaria y preparatoria, los cuales se llevan a cabo con el apoyo de instituciones como el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) y Colegio de Bachilleres de Querétaro.
¿Cómo describes tu vida aquí?
“Para mí no ha sido para mal, ha sido una situación que me ha dado la oportunidad sí de crecer, de aprender sí, y de prepararme en muchos otros ámbitos”.
Margarita señala que ha recibido capacitación para el trabajo, lo que le ha permitido descubrir muchas habilidades, como el diseño de costura y cultura de belleza, a lo que se dedica en el CP2, donde realiza de cortes de cabello, aplicación de tintes y tratamientos faciales. Aunque su especialidad son diseños y la elaboración de bolsas y carteras.
El encierro en las circunstancias actuales le da la posibilidad de ser creativa, “pues hay mucho tiempo para pensar”.
Para Margarita, lo que ha vivido con este nuevo modelo penitenciario del gobierno de Querétaro le ha servido para trazar objetivos a futuro y planear su vida en libertad.
“Me ha servido como persona, para tener una segunda oportunidad ante la sociedad y poder demostrar que, si bien es cierto a veces nos equivocamos, hoy puedo decir que soy una mejor persona, una mejor madre. Sí, un mejor ser humano y, socialmente hablando, me relaciono mejor con las personas”.
No ha tenido problemas durante su estancia en el CP2, Margarita es una interna que cumple con las reglas y mantiene buena conducta, lo que le permite ser optimista al cumplir más de la mitad de su sentencia.
Confía en reincorporarse a la sociedad para “demostrar socialmente que sí se puede”, por lo que promovió su petición de libertad condicionada.
“Gracias a la atención que se nos brinda y a todo lo que nos proporcionan aquí adentro se puede ser una mejor persona, asumo mi responsabilidad en el pasado, por estar en un lugar y momento equivocado, pero creo que, hablando espiritualmente, Dios no se equivoca”.
Margarita quiere seguir estudiando y realizar la preparatoria con un plan académico actualizado y poder acceder a estudios en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), donde pretende estudiar alguna carrera relacionada con trabajo social, para ayudar a la gente.
“No tengo miedo a la libertad, porque en este lugar me han enseñado a caminar firme”.
Sin saber si tendrá el beneficio de la libertad anticipada, ha recibido ofertas de empleo en caso de ser excarcelada: ya sea como auxiliar contable en una empresa de seguridad, para enseñar manualidades a niños en una escuela o en labores de intendencia.
Ve el futuro con esperanza. “No estoy afuera, pero las puertas se empiezan a abrir”.