Eran las 10:00 am en la Ciudad de México de un 6 de diciembre pero del año de 1914 cuando las facciones revolucionarias de Francisco Villa y Emiliano Zapata entraron a la capital iniciando su primer recorrido por la avenida Tlacopan (hoy México-Tacuba) hasta la avenida Juárez y continuaron su camino por la Alameda Central.
El simbólico fin de dicha entrada era el Palacio Nacional donde fueron recibidos por el Presidente Eulalio Gutiérrez y embajadores de los países invitados de Guatemala, Brasil, Francia, Suecia, Alemania, China, Japón, España, Chile, Honduras, Cuba, Inglaterra, de los Países Bajos y de Nicaragua.
Este importante hecho de la Revolución Mexicana sucedió justo después de que el entonces presidente Venustiano Carranza desconociera la decisión de la Soberana Convención de Aguascalientes organizada con el fin de destituir a Carranza y que Eulalio Gutiérrez asumiera la Presidencia de la República.
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Esta decisión de Venustiano Carranza provocó que las facciones revolucionarias al mando de Francisco Villa y Emiliano Zapata decidieron aliarse en contra del Ejército Constitucionalista e imponer sus ideales sobre el rumbo que debería tomar el país tras el movimiento armado.
Es entonces cuando Villa y Zapata acordaron reunirse en la localidad de Xochimilco, territorio zapatista en aquel entonces, para realizar los preparativos para combatir al Ejército Constitucionalista; Dos días después de la reunión, en un evento sin precedentes, la madrugada del 6 de diciembre, una gran columna militar inició su movimiento rumbo al centro de la Ciudad de México, la incontable masa de soldados desfiló a pie y a caballo en su entrada a la capital del país.
Es así como tras un banquete celebrado en Palacio Nacional, y luego de discutir por horas sobre las intenciones del movimiento por impulsar lo expuesto en el Plan de Ayala y sobre el reparto agrario e insistir en que la presidencia no debía ser ocupada por un militar, fue capturado en fotografía uno de los instantes revolucionarios más icónicos.
La postal inmortalizó el momento en que ambos líderes visitaron el Salón Presidencial y debatieron sobre quién debía sentarse en la Silla del Águila, Zapata se negó a hacerlo, por lo que es Francisco Villa a quien podemos ver sentado en aquella silla en tan memorable escena.