La mañana siguiente del 2 de octubre de 1968, los principales diarios de circulación nacional dieron a conocer lo que supuestamente sucedió en la Plaza de las Tres Culturas. A partir de conferencias de prensa, informes oficiales, filtraciones, así como lo observado por algunos reporteros en el lugar, presentaron información que fue publicada como nota principal, incluso, en algunos diarios a ocho columnas.
“Terroristas”, “comunistas”, “saboteadores”, “rijosos”, “agitadores”, son parte los adjetivos que utilizaron los medios de comunicación para referirse a la “gesta heroica” del Ejército al enfrentar a franco tiradores que buscaban impedir las olimpiadas, así como derrocar al gobierno.
Las tres fuentes de periodistas para describir los hechos, así como para documentar las personas muertas, lesionadas y detenidos fueron: el general Luis Cueto Ramírez, jefe de la Policía Capitalina; Fernando M. Garza, director de Prensa y Relaciones Públicas de Presidencia; así como el entonces secretario de la Defensa Nacional, Marcelino García Barragán.
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Esa noche la prensa le preguntó al titular de la Sedena si habría toque de queda en la capital del país. Su respuesta fue: “por fortuna vivimos en un país donde impera la libertad”.
El General mintió. A la mañana siguiente, la Dirección Federal de Seguridad (DFS), documentó cerca de mil elementos del Ejército, así como granaderos y policías capitalinos en la Plaza de las Tres Culturas y así como en las calles San Juan de Letrán, Paseo de la Reforma, Manuel González, Noneco, San Juan de Letrán.
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“Aproximadamente se encuentran unos dos mil soldados vigilando el orden en el lugar antes indicado, pertenecientes a los batallones: 12º. 19.o. 470. 44.o, así como un Regimiento de Servicios; Grupo Mixto de Armas de Apoyo, y paracaidistas, aclarando además que en las calles antes mencionadas se encuentran estacionados una gran cantidad de transportes militares, tanques, campanolas (las cuales efectúan vigilancia en el interior y exterior de la Unidad). Por cuanto a la policía preventiva se encuentran como doscientos elementos”.
Los datos eran inciertos. Algunos periódicos reportaron 20 personas sin vida, 50 heridos y hasta 400 detenidos. El sesgo informativo fue evidente para la prensa y los habitantes.
Sin embargo, el gobierno federal tuvo un puntual conocimiento, a través de la Dirección Federal de Seguridad de los hechos en la Plaza de las Tres Culturas, así como de las personas sin vida, lesionados y detenidos.
Uno de los primeros informes sobre los acontecimientos del 2 de octubre en las manos de Fernando Gutiérrez Barrios, entonces director de la DFS, documenta 26 personas asesinadas, 100 lesionados y mil 43 detenidos. La información estaba en proceso.
El 3 de octubre, Gutiérrez Barrios, recibió nueva información. Sus elementos narran la captura de mil 377 personas (311 más que el día anterior) durante la tarde-noche del 2 de octubre. También, notifican los nombres de mujeres y hombres lesionados y muertos en la Plaza, así como de otros más que perdieron la vida en el traslado a los hospitales o en los mismos nosocomios.
“De las personas aprehendidas ayer durante los hechos registrados en la Plaza de las Tres Culturas, continúan 200 detenidas en la Cárcel Preventiva de la Ciudad; 696 en la Cárcel de Santa Martha Acatitla; 368 en el Campo Militar No. 1, ya que fueron puestas en libertad 32 mujeres y 81 hombres en la Jefatura de Policía”.
Los partes redactados por la DFS incluyen los nombres y edades de mujeres y hombres sin vida en la Plaza de las Tres Culturas. Estudiantes, trabajadoras domésticas, profesores, bancarios, así como ingenieros, son las actividades y labores desempeñadas por esas personas hasta antes de ser asesinadas.
“De las personas que resultaron muertas en los disturbios del día 2, han sido identificadas 19, a saber, Jaime Pintado Gil, de 18 años de edad, estudiante del 3er año de Preparatoria del Colegio Franco Español. Antonio Solórzano Caona, de 42 años, empleado bancario”.
Los asistentes asesinados la tarde del 2 de octubre, también incluye a Agustina Matus de Campos, Petra Martínez García, Fernando Hernández Chantre, Gloria Valencia Lara de González, Ana maría Regina Teuscher Kruger, Miguel Barandas Salas; Rosa María Maximina Mendoza Robles, Leonardo Pérez González, Cornelio Benigno Caballero Garduño, Gilberto Reynoso Ortiz, Ramón Horta Ruíz, Cuitláhuac Gallegos Bañuelos, José Ignacio Caballero González, Jorge Ramírez Gómez, Rosalino Marín Villanueva, Luis Gómez Ortega y Carlos Beltrán Maciel.
“Además hay dos Soldados muertos y faltan 6 personas por identificarse. Asimismo, hoy murieron a consecuencia de balazos recibidos el día 2, las siguientes personas: Jaime Pintado Medina, de 18 años. Antonio Solórzano Faona, de 32 años. Agustina Matus de Campos, de 60 años. Una persona desconocida de sexo masculino, de 22 años".
Los documentos de la DFS mencionan la muerte de, por lo menos 44 personas, 26 de ellas en la Plaza de la Tres Culturas y las demás en los traslados en ambulancias, así como al interior de los hospitales de Xoco, Cruz Roja, Rubén Leñero, Balbuena, La Villa, ISSSTE o IMSS.
En uno de los expedientes de la DFS, disponibles en el Archivo General de la Nación (AGN), se tiene enlistado un documento en el que se detallan el total de personas asesinadas y lesionadas el 2 de octubre de 1968, así como meses antes desde que inició el movimiento, sin embargo, esa información no se encuentra en las más de 300 páginas del informe.
Los agresores dispararon de frente a las víctimas
Los reportes redactados por la Dirección Federal de Seguridad sobre los acontecimientos del 2 de octubre de 1968 incluyen partes médicos de las personas asesinadas, así como de los lesionados trasladados a diferentes hospitales o centros de salud.
La DFS documentó las 18:15, como la hora en la que inician los disparos, así como la hora en la que ingresaron los militares a la Plaza. Las declaraciones ante el Ministerio Público de personas sobrevivientes de esa tarde describen una lluvia de balas sobre el lugar.
Personas tiradas, convalecientes y sin vida, son parte de las escenas que presenciaron. El gobierno federal aseguró que las muertes y personas heridas fue por los disparos hechos de los edificios, entre ellos el Chihuahua, sin embargo, la información recabada por la DFS revela otra verdad.
Uno de los partes escritos el 3 de octubre por un elemento en la Cruz Roja describe el lugar por donde ingresaron las balas y en algunos casos, por donde salieron. El documento menciona lesiones en áreas lumbares, causadas por disparos hechos cuando se encontraban de espaldas.
“Sara Hernández Rodríguez, edad 18 años, dedicada al hogar…herida al parecer producida por proyectil de arma de fuego, fractura expuesta de los dedos meñique, anular y medio de la mano derecha y quemaduras en la cara lateral del cuello por pólvora”.
“Angela Salinas de García, edad 48 años, casada. Herida de fuego; herida por arma de fuego de 2 cm. De longitud con entrada en la parte izquierda y salida de parte posterior de la pierna izquierda”.
“María del Pilar Campos Lemus, edad 13, estudiante de la secundaria. Herida al parecer de proyectil de arma de fuego, lineal de un centímetro en región lumbar, con salida de 4 centímetros lineal de la misma región lumbar”.
Uno de los documentos incluye parte de las armas encontradas en la plaza durante el 2. Se desconoce si algunas de ellas fueron utilizadas en los ataques contras las personas reunidas en la Plaza.
“Relación de armamento y municiones que fueron recogidas durante los hechos el día 2 del presente mes, en la Plaza de las Tres Culturas de la Unidad Habitacional Santiago Tlatelolco”.
Entre las armas localizadas se encuentran Sub-Ametralladoras; escopetas, carabinas revólveres, escuadras, así como “maquina recargadora de cartuchos, balanza para pesar pólvora, crisol para fundir plomo, calibrador de cascos, prismáticos, municiones, y radio portátil (receptor y transmisor)”.
La información de la DFS menciona que después del 2 de octubre de 1968 se dio seguimiento a los estudiantes. Varios de ellos fueron detenidos en los siguientes días en sus casas o cuando se encontraban en la calle. Entre ellos a Stellan Danielson, de Suecia, quien se encontraba en el país para acudir a las olimpiadas de ese año.
Uno de los reportes, también detalla el momento en que fue enterrado Tomas Hinojosa Balboa, estudiante de la Escuela Superior de Ingeniería Química e Industrias Extractivas (Esique), quien murió el 2 de octubre. El registro de su defunción menciona que fue por un disparo de arma de fuego.
Sin embargo, las palabras de sus compañeros, que acudieron a su entierro contradicen la versión oficial.
“Algunos estudiantes comentaron que el acta de defunción se decía que Reynoso Ortíz había muerto a consecuencia de un disparo de arma de alto poder, pero que en realidad había muerto a culatazos, y que el Sr Reynoso, al estar buscando a su hijo, había contado –según él hasta 121 cadáveres”.