La contingencia por el coronavirus “sacó a flote” nuevamente la discriminación que las empleadas del hogar padecen cotidianamente, en una sociedad acostumbrada a tratarlas como “ciudadanas de segunda”, advierten especialistas y defensores de sus derechos laborales.
“Una trabajadora que quiso ir a pasar la cuarentena con su familia y su empleadora se enojó mucho y le dijo: ‘si te vas eres una ingrata y no regreses’ así corrió a una mujer de 70 años de edad, que llevaba 30 años laborando para ella. Realmente las arrojan a la miseria”, denuncia Marcela Azuela, fundadora de Hogar Justo Hogar, asociación civil que informa, asesora y acompaña a empleadores en el cumplimiento de derechos de las trabajadoras.
Ante ello, Azuela reconoce en que los avances alcanzados el año pasado mediante las modificaciones a la Ley Federal del Trabajo y a la Ley del Seguro Social, la creación del programa piloto del Seguro Social y la ratificación del convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo, van a tomar tiempo en reflejarse en la vida de este sector.
Por eso, desde las organizaciones, “llamamos a los empleadores a ser responsables, a ser justos, y a no dejar a su suerte a las trabajadoras del hogar. Tenemos la consigna de ‘cuidemos a quien nos cuida’. Muchas son jefas de familia y abandonarlas es dejar en la desprotección a familias completas. Queremos transmitir la idea de que la solidaridad también se contagia”.
¿Dónde voy a buscar trabajo? Ahorita no hay en ningún lado…
Juana Mendiola se quedó sin su única fuente de ingresos debido a la emergencia sanitaria por el covid 19. Como trabajadora del hogar, su empleadora le pidió que dejara de ir, le dio el pago de una semana, mil 600 pesos, y quedó en llamarla después.
Han pasado más de veinte días y no se ha comunicado con ella. “Pienso que no es tan seguro que me vuelvan a dar el trabajo y me preocupa mucho porque soy el único sostén de la casa”, menciona la originaria del Estado de México a La Silla Rota.
La mujer, de 52 años de edad, vive angustiada sin saber qué hacer para solventar los gastos de su familia. “Toda esta situación me ha afectado mucho porque soy la que mantiene a mis hijos. Yo espero que me llamen pronto porque ¿Dónde voy a buscar trabajo? Ahorita no hay en ningún lado…”.
Juana laboraba en uno de los 292 mil hogares de la Ciudad de México que pagan por este servicio. La capital es la entidad con más hogares que contratan trabajadoras para labores domésticas, concentra 18.4% del total de los domicilios mexicanos que emplean a esta población, los cuales suman más de un millón 588 mil, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, 2018.
La Ciudad de México también destaca por ser uno de los estados donde se vulneran los derechos laborales de las trabajadoras del hogar, pues 98% de las 213 mil empleadas en la entidad carece de seguridad social y 75% no percibe ninguna prestación, según datos de la Secretaría de Trabajo y Fomento al Empleo (STyFE).
Juana, residente de la alcaldía Coyoacán, forma parte de esas estadísticas. La madre de dos menores de edad recuerda que en su trabajo anterior la empleadora quiso asegurarla en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), “pero la gente del Seguro le dijo que no, que no estaba permitido que las trabajadoras del hogar tuvieran servicio médico”.
Norma Palacios, secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (Sinactraho), señala que debido al bajo registro de esta población en el IMSS, “si ellas o algún miembro de su familia se llegara a contagiar por covid 19, estarían totalmente desprotegidos, y esto tendría un doble impacto: en su salud y en su economía”.
En la capital cerca de 2 mil 600 trabajadoras del hogar han sido dadas de alta en el IMSS, ellas representan apenas 1% del total de las empleadas en esta actividad económica en la Ciudad de México.
Su empleo, en el limbo
Aidé Hernández forma parte de esa minoría que ha sido inscrita al IMSS. Sin embargo, su permanencia está en duda, pues tuvo que dejar de laborar debido a la emergencia sanitaria por el coronavirus, y desconoce si su empleadora continúa cubriendo la aportación voluntaria que debe hacer mensualmente para que ella tenga acceso a los beneficios de la seguridad social.
La originaria de Cuyoaco, Puebla, quien desde hace tres años trabajaba en la Ciudad de México como empleada de “planta”, dejó de laborar el pasado 28 de marzo a petición de su jefa, quien le adelantó dos semanas de sueldo, 4 mil pesos, y quedó en comunicarse con ella.
Aidé refiere a La Silla Rota que las personas que contratan a trabajadoras del hogar deben cubrir sus honorarios como se debe, “ya que nosotras no dejamos de laborar por gusto, tuvimos que hacerlo por la contingencia, más que nada por el miedo de los empleadores a contagiarse, dicen: ‘andas en la calle o vas a tu casa, no sabemos con qué personas tengas contacto’, es más que nada eso, el temor que ellos tienen”.
La mujer, de 31 años de edad, espera la llamada de su empleadora desde hace un mes, mientras pasa la cuarentena en su comunidad acompañada por sus padres, ambos adultos mayores, y su hija.
“Ahorita le he ayudado a mi papá en su negocio, él vende paletas de hielo, yo le ayudo a fabricar y a vender, eso es con lo que más o menos hemos ido saliendo gracias a Dios. El clima nos ha favorecido mucho y como donde vivimos es una zona rural, la gente no anda tan espantada de todo esto y sale a comprar.
Recientemente, anunciaron que multarían a quienes estuvieran fuera de sus domicilios, pero cuando Aidé y su papá preguntaron si podían comercializar su producto, les respondieron que no había problema. “Gracias a Dios nos ha ido bien, aunque las ventas no fueron lo que esperábamos por la cancelación de procesiones y ferias, por lo mismo de la contingencia”.
La trabajadora del hogar coopera con lo que puede para cubrir los gastos en casa de sus padres, “les ayudo a pagar el gas, el agua o con cualquier otra cosa para que todos comamos”.
Pese a la tranquilidad de su comunidad, Aidé está inquieta, vive con la incertidumbre de si conservará su empleo o no. “Nada más estoy pensando ¿Ahora qué va a pasar si mi empleadora no me llama? o ¿Si solo me llama para que vaya por mis cosas?”. Teme quedarse sin trabajo porque la manutención de su hija solo depende de ella.
La joven poblana planeaba ahorrar “cierta cantidad” al mes para la celebración de los 15 años de su hija, en agosto próximo. “Pensé juntar para ese día hacerle una comida, algo, lo poquito que le pudiéramos hacer familiarmente, pero no se va a poder porque ahorita no tengo nada seguro”.
Discriminación, la constante
Juana Mendiola y Aidé Hernández, quienes permanecen en la incertidumbre, sin percibir un ingreso que les permita mantener a sus hijos, coinciden en la importancia de que las trabajadoras del hogar que atraviesan por su situación, reciban una ayuda económica gubernamental.
“Veo que hablan de apoyos para comerciantes, pero ¿para nosotras qué? ¿A nosotras quién nos apoya?”, cuestiona Juana.
Para Aidé, el gobierno tendría que incluir a este sector entre la población que recibe ayuda para salir de esta crisis, porque ellas, al igual que los comerciantes informales, “si no salimos a trabajar, no comemos, también vivimos al día”.
La falta de apoyo para las trabajadoras del hogar en la contingencia no le sorprende, es la historia de discriminación que se repite. “Nosotras siempre hemos sido echas a un lado, como hasta el rincón… deberían ponerse tantito de este lado y considerar que muchas de nosotras somos cabeza de familia”.
La secretaria general del Sinactraho sostiene que este sector tendría que ser prioritario al momento de definir cuál es la población más necesitada, pues “se trata de 2.3 millones de mexicanas que carecen de un contrato escrito, su acceso a la seguridad social depende de la buena voluntad del empleador, sus salarios son bajos”.
Dicha exclusión muestra que “se da menos valor a nuestra persona, todavía cuesta mucho, como sociedad, identificar que el trabajo que nosotras realizamos es como cualquier otro, que si sale un decreto que dice que cada uno puede tomar la decisión de irse a su casa con goce de sueldo, también aplica para nosotras”, lamenta la sindicalista en entrevista con La Silla Rota.
Cuestionada al respecto por este medio, Soledad Aragón, titular de la STyFE, informa que están valorando el tipo de apoyo económico que pueden proveer a las empleadas del hogar que trabajen y residan en la Ciudad de México.
La dependencia ha considerado la posibilidad de un seguro de desempleo para las trabajadoras que sean despedidas y estén dadas de alta en el IMSS, y también analiza la viabilidad de un apoyo económico único, como el que recientemente recibieron artesanos indígenas y trabajadores no asalariados, como boleros y organilleros.
Sin embargo, hasta ahora los apoyos no se han podido concretar por la falta de un padrón “bien elaborado” de esta población, necesario para transparentar la distribución de recursos públicos. “Es justamente una de las acciones que vamos a implementar, ya lo veníamos trabajando, pero sale a relucir más en este contexto del covid 19”.
En tanto, la STyFE enfoca sus esfuerzos en brindar asesoría jurídica telefónica a las trabajadoras que sufran violaciones a sus derechos. Hasta el pasado 19 de abril, habían recibido 478 llamadas de empleadas del hogar, sus denuncias se han centraron principalmente en que las enviaron a sus casas sin salario o con un sueldo menor al que perciben y en despidos injustificados.
Soledad Aragón asegura que la Procuraduría de la Defensa del Trabajo capitalina defenderá a las empleadas del hogar que han padecido estas arbitrariedades, sobre todo a quienes han sido despedidas, “van a demandar y van a ganar porque claramente es un despido injustificado y los empleadores van a terminar pagando más, porque van a pagar salarios, más indemnizaciones”.
El Sinactraho también ha iniciado la documentación de decenas de denuncias de empleadas del hogar por ese tipo de abusos, a los que se suman las quejas por la ampliación de sus jornadas sin el pago de horas extra, cambios en sus actividades para extremar labores de limpieza y el uso excesivo de desinfectantes.
En algunos de los casos de despido, registrados por la organización sindical, las empleadas decidieron demandar a sus empleadores, con quienes laboraron de uno a tres años en la Ciudad de México. “Tengo cinco casos en este momento, han llegado varios más al sindicato y se ha tratado de llegar a algún acuerdo con los patrones, en unos casos sí se ha logrado, en otros no”, menciona Manuel Fuentes, asesor jurídico del Sinactraho.
En entrevista con La Silla Rota, el abogado laboralista refiere que el camino legal para que las trabajadoras obtengan justicia es largo y complicado. Un juicio laboral en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje puede prolongarse hasta 3 años o más, “no hay una respuesta inmediata para las trabajadoras”.
Además, “el problema más grave” que enfrentan es que los empleadores desconocen la relación laboral en 90 por ciento de los casos. “Siguen siendo mujeres invisibles, a pesar de todas las reformas legales, la falta de contratos escritos para ellas, hace que no haya ninguna formalidad” y los patrones aprovechan esta situación para evadir sus obligaciones.
Las empleadas del hogar que requieran asesoría o acompañamiento pueden acercarse al sindicato a través de su página de Facebook: https://www.facebook.com/sinactraho/?ti=as, o contactar a la STyFE en los teléfonos 5546080294 y 5546068313, o al correo denuncias.inspeccioncdmx@gmail.com.