Si hablamos de la radiación cósmica podemos decir que, a diferencia de lo que pasa en los cómics, ésta no te dará poderes, pero sí puede afectar al cuerpo humano si se recibe en grandes cantidades. Expertos como Dimitra Atri, del Centro de Astrofísica y Ciencias Espaciales en NYU Abu Dabi explican que una exposición prolongada puede dañar el ADN, provocar problemas en los tejidos del cuerpo e incluso aumentar el riesgo de cáncer, cataratas o dificultades reproductivas.
También la exposición a la radiación cósmica puede interferir con la neurogénesis, que es la creación de nuevas células cerebrales. La buena noticia es que el nivel de exposición depende de factores como la altitud o la protección que tengamos contra esta radiación, así que su impacto en nuestra salud puede variar mucho según el contexto.
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¿Cómo afecta la radiación cósmica en la Tierra?
Aquí en la Tierra contamos con una especie de escudo natural: la atmósfera y el campo magnético del planeta. La atmósfera se encarga de absorber la mayor parte de esta energía peligrosa, mientras que el campo magnético —generado por el núcleo terrestre— desvía buena parte de la radiación espacial dañina, haciendo que solo una pequeña porción llegue a la superficie.
Aun así, todos los seres humanos estamos expuestos a un promedio de tres milisieverts de radiación al año. Pero ojo: la altura importa. Como explica Dimitra Atri, a mayor altitud, menor es la protección que ofrece la atmósfera. Por ejemplo, lugares elevados como Cusco, en Perú (a 3399 metros sobre el nivel del mar), reciben más radiación cósmica en comparación con ciudades al nivel del mar como Buenos Aires, Argentina (25 m s. n. m.), donde la atmósfera ofrece más escudo natural.
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Estudios de Harvard han señalado que esta exposición frecuente puede aumentar ciertos riesgos de salud, incluyendo cáncer, incluso más que en quienes trabajan en plantas nucleares. Aun así, como explica Dimitra Atri, la protección del campo magnético terrestre y la atmósfera sigue haciendo su parte para que no sea tan grave.
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¿Cómo afecta la radiación cósmica a los astronautas cuando abandonan el planeta?
Cuando los humanos se aventuran fuera de la atmósfera terrestre, se enfrentan a niveles mucho más altos de radiación cósmica, algo que en la Tierra apenas notamos gracias a nuestra atmósfera y campo magnético. Los astronautas que viven en la Estación Espacial Internacional, que orbita a unos 400 km sobre nosotros, reciben en una semana la misma cantidad de radiación que una persona promedio en la Tierra en todo un año. Y si hablamos de viajes más largos, como una misión a Marte, la cosa se pone aún más seria: solo el viaje de ida y vuelta implicaría una dosis de 0.66 sieverts, o lo que es lo mismo, ¡unas 660 radiografías de tórax! Además, Marte tiene una atmósfera muy delgada (100 veces más fina que la nuestra), lo que permite que la radiación cósmica llegue casi sin filtros.
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Por eso, las agencias espaciales están trabajando en soluciones para proteger a sus astronautas, como naves con escudos hechos de agua, materiales ricos en hidrógeno o incluso construcciones que usen el suelo marciano como barrera natural. Se investiga también la posibilidad de medicamentos que ayuden al cuerpo a resistir mejor estos efectos.
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Todo este esfuerzo involucra a médicos, ingenieros, físicos y hasta psicólogos, ya que los viajes espaciales de largo alcance suponen un reto gigante para la salud humana. Pero tómalo con calma: si no planeas ir al espacio pronto, la radiación cósmica no debería preocuparte… ni te va a dar superpoderes.
LSHV