La fórmula de Coca-Cola, una de las bebidas más populares a nivel mundial, varía según el país en el que se produce y consume. Una de las diferencias principales radica en el tipo de endulzante utilizado: mientras que en Estados Unidos se emplea mayoritariamente jarabe de maíz de alta fructosa, en México la bebida es endulzada con azúcar de caña. Esta distinción responde a factores productivos, logísticos y económicos que definen las decisiones industriales en cada territorio.
De acuerdo con Parke Wilde, economista alimentario de la Universidad de Tufts, la elección del tipo de azúcar responde al modelo agrícola de cada país. En Estados Unidos, la disponibilidad de maíz y remolacha azucarera ha permitido consolidar desde la década de los setenta el uso del jarabe de maíz como una alternativa más económica. La caña de azúcar, por su parte, enfrenta limitaciones agroecológicas en regiones donde su cultivo es poco viable, lo que encarece su uso y restringe su incorporación a gran escala en la industria alimentaria estadounidense, informó la BBC.
El uso del jarabe de maíz también está relacionado con su facilidad de manejo en procesos industriales. Según la profesora Kathleen Melanson, nutricionista de la Universidad de Rhode Island, su estado líquido permite un transporte eficiente y una dosificación precisa en las líneas de producción. Sin embargo, esta diferencia ha derivado en una percepción diferenciada por parte del consumidor, especialmente en Estados Unidos, donde ha ganado popularidad la "Coca-Cola mexicana" endulzada con caña, lo que incluso motivó a la compañía a anunciar recientemente su disponibilidad en ese país.
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Polémica de Donald Trump
La polémica tomó fuerza en el debate público luego de que el presidente Donald Trump expresara públicamente su preferencia por la versión mexicana de la bebida. Durante su mandato y en declaraciones posteriores, Trump calificó a la Coca-Cola mexicana como “simplemente mejor”, lo que contribuyó a aumentar su visibilidad entre consumidores estadounidenses. A raíz de esos comentarios, diversas cadenas de distribución en EE.UU. comenzaron a importar más producto desde México y crecieron las peticiones para que Coca-Cola ofreciera también una versión endulzada con caña dentro del mercado estadounidense.
Trump también se posicionó abiertamente a favor de que Coca-Cola produjera en territorio estadounidense su fórmula con azúcar de caña, lo que generó reacciones entre productores de maíz y representantes de la industria del jarabe de maíz. Esta postura contribuyó a tensiones entre grupos de cabildeo agrícola, que históricamente han defendido intereses opuestos en Washington. Aunque ambas industrias cuentan con influencia política, expertos como Wilde señalan que el sistema agrícola de Estados Unidos está estructurado para favorecer el uso de derivados del maíz, lo cual ha sido difícil de revertir incluso ante la presión política o mediática.
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Desde un punto de vista nutricional, los expertos coinciden en que tanto el jarabe de maíz de alta fructosa como la sacarosa (presente en el azúcar de caña) son azúcares añadidos que el cuerpo metaboliza en forma de glucosa y fructosa. Aunque el jarabe contiene una proporción ligeramente mayor de fructosa libre, que se absorbe con mayor rapidez, las diferencias en el impacto metabólico entre ambos endulzantes son mínimas en estudios a corto plazo, según Melanson. La recomendación general sigue siendo moderar el consumo total de azúcares añadidos, sin importar su origen.
La popularidad de una u otra versión de Coca-Cola, sin embargo, también está influida por elementos sensoriales y culturales. Mientras que algunos consumidores señalan una diferencia de sabor entre ambas versiones, los especialistas subrayan que el perfil nutricional de ambas bebidas sigue siendo similar. El énfasis, señalan, debe ponerse más en la cantidad y frecuencia de consumo que en la naturaleza específica del endulzante. En este contexto, la discusión sobre jarabe de maíz o caña de azúcar es parte de un debate más amplio sobre patrones dietéticos y salud pública.
Consumo de Coca-Cola en México
Contexto: el consumo de Coca-Cola en México supera al de cualquier otro país. Mientras en Estados Unidos una persona ingiere en promedio 100 a 118 litros de este tipo de bebida al año, en México la cifra oscila entre 150 y 163 litros, dependiendo de la fuente consultada.
Según la Universidad de Yale, México encabeza el ranking global de consumo de refrescos, con un promedio anual por persona que supera en un 40% al de Estados Unidos. A nivel regional, Chiapas destaca como la zona con mayor consumo de Coca-Cola en el mundo, de acuerdo con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
En total, los productos de esta marca concentran más del 70% del mercado de bebidas azucaradas embotelladas en el país.
djh
