En medio de un contexto de desaceleración económica y una crisis de desempleo entre la población joven, una nueva tendencia que consiste en pagar a empresas por permitirles simular que trabajan en una oficina, surge en China. Esta tendencia se ve reforzada por la dificultad de los jóvenes para encontrar empleos en el mercado laboral chino, el cual mantiene una tasa de desempleo del 14%.
A ello se suma la alta competencia entre especialistas debido al alto número de profesionales graduados de las universidades. Expertos estiman que este año se alcanzará una cifra récord de graduados universitarios con 12.22 millones de personas.
Según un artículo de la BBC News, las "oficinas simuladas" se asemejan a oficinas funcionales. Están equipadas con ordenadores, acceso a internet, salas de reuniones y salones de té. Los asistentes pueden usar los equipos para buscar empleo, lanzar sus propias empresas o realizar trabajos freelance.
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Las tarifas diarias suelen oscilar entre 30 y 50 yuanes (aproximadamente 4.20 dólares) y, en ocasiones, incluyen almuerzo, refrigerios y bebidas. Estos establecimientos han aparecido en ciudades importantes de China, como Shenzhen, Shanghái, Nanjing, Wuhan, Chengdu y Kunming.
Motivaciones detrás del empleo simulado
El artículo señala que las motivaciones de los jóvenes para utilizar estos servicios son diversas. Algunos desean evitar quedarse en casa y buscan mantener la disciplina y la rutina que un ambiente de oficina ofrece.
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Otros manejan la presión familiar enviando fotos desde la oficina, lo que tranquiliza a sus padres sobre su situación de desempleo. Para algunos recién graduados estas oficinas sirven como comprobante de pasantía para obtener sus diplomas universitarios.
Los asistentes también utilizan estos espacios para el auto-desarrollo o para realizar trabajos esporádicos. Por ejemplo, pueden dedicar tiempo a mejorar habilidades, buscar empleo, o trabajar en proyectos personales como escribir novelas en línea.
Análisis de expertos y la perspectiva empresarial
Christian Yao, profesor de la Universidad Victoria de Wellington y experto en economía china, afirma que el "fenómeno de fingir que se trabaja es ahora muy común".
Según Yao, estos lugares son necesarios para los jóvenes como espacios de transición donde pueden reflexionar sobre sus próximos pasos o realizar trabajos esporádicos, dada la transformación económica y el desajuste entre la educación y las necesidades del mercado laboral.
Biao Xiang, director del Instituto Max Planck de Antropología Social, describe esta simulación como "un cascarón protector que los jóvenes se crean", lo que les da un pequeño espacio y distancia de la sociedad ante la falta de oportunidades laborales.
Feiyu, de 30 años, propietario de la empresa "Pretend to Work" en Dongguan, estuvo desempleado después del cierre de su negocio minorista durante la pandemia. Él declara que lo que vende es "la dignidad de no ser una persona inútil". Su negocio creció rápidamente, y en un mes todos los puestos estaban ocupados.
Perfil de clientes y futuro del negocio
Feiyu indica que el 40% de sus clientes son recién graduados universitarios que requieren pruebas de pasantías, mientras que el 60% son freelancers o nómadas digitales.
Entre estos últimos se encuentran trabajadores para grandes empresas de comercio electrónico y redactores especializados en el ciberespacio. La edad promedio de sus clientes es de 30 años, con los más jóvenes de 25.
Oficialmente, estos trabajadores son conocidos como "profesionales del empleo flexible", un grupo que también incluye a chóferes y camioneros. Feiyu ve su negocio como un "experimento social" que usa "mentiras para mantener la respetabilidad".
Aunque duda de la rentabilidad continua a largo plazo, espera que ayude a los usuarios a transformar su "lugar falso de trabajo en un punto de partida real".
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