México ha intensificado su apoyo a Haití en materia de seguridad ciudadana, con una relación fraterna y de cooperación que data de hace 194 años. Desde 2018, México ha capacitado a 912 efectivos haitianos en seguridad ciudadana. Recientemente, se anunció un nuevo programa para adiestrar a 150 efectivos más de las Fuerzas Armadas haitianas en territorio mexicano, a cargo de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Como parte de este esfuerzo, México también donó equipo de protección personal a la institución castrense de Haití. Estas acciones buscan fortalecer las capacidades institucionales de Haití ante la severa crisis de seguridad que enfrenta.
La cooperación se ha fortalecido en las últimas décadas a través de acciones conjuntas en áreas como la reconstrucción posdesastre, salud, educación, seguridad alimentaria y desarrollo comunitario. Imanol Belausteguigoitia Reyes, director general para Centroamérica y el Caribe de la SRE, enfatizó que esta cooperación es parte de una "larga historia de solidaridad recíproca y fraterna" ofrecida a la "República más antigua de la región".
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El presidente del Consejo Presidencial de Transición de Haití, Fritz Alphonse Jean, expresó su gratitud y calificó la cooperación mexicana como "vital" para los esfuerzos de pacificación de su país.
En 2024, México también apoyó la capacitación de la Policía Nacional de Haití, centrándose en la toma de decisiones tácticas y la respuesta rápida. Esto resultó en la creación de un Centro de Comando, Control, Comunicación e Inteligencia (C3I), basado en el modelo mexicano.
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El gobierno mexicano reafirma su compromiso con el fortalecimiento institucional en seguridad en Haití, así como su "vocación de cooperación centrada en el bienestar de las personas, la seguridad humana y la justicia social".
Violencia en Haití
Contexto: Haití se encuentra sumido en una grave crisis desde hace años, caracterizada por la violencia extrema de bandas armadas. Estas bandas controlan aproximadamente el 90% de la capital, Puerto Príncipe.
El 23 de julio de 2025, tres policías de la Unidad Departamental de Mantenimiento del Orden (UDMO) – Louis Daniel, Dareus Daniel y Fegebsly Mertus – murieron en una emboscada perpetrada por bandas armadas en Liancourt, departamento de Artibonite. El Consejo Presidencial de Transición (CPT) calificó el hecho como un "acto bárbaro e inhumano". Medios locales informaron que los agentes fueron víctimas de la banda Gran Grif de Savien, que incendió su vehículo blindado.
Tras el incidente, el CPT ordenó al primer ministro movilizar "todos los recursos necesarios" para esclarecer los hechos y prometió "hacer todo lo posible para brindarles justicia" a los agentes. Según la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH), en los primeros seis meses de 2025, el país sufrió un incremento del 24% en "homicidios intencionados", alcanzando un total de 4,026.
El número de personas desplazadas por la violencia de las bandas criminales ha llegado a 1.3 millones, una cifra que triplica la registrada en 2023 y sextuplica la de 2022, según datos del Centro de Monitoreo de Desplazamientos Internos.
La Iglesia católica haitiana denuncia las atrocidades de las bandas armadas
El 24 de julio de 2025, la Conferencia Episcopal de Haití (CEH) emitió una contundente denuncia contra las atrocidades cometidas por las bandas armadas, calificando a Haití como un "Estado fallido". La CEH afirmó que el Estado es incapaz de garantizar la seguridad, la justicia, "ni el mínimo vital" para su pueblo, el cual está "abandonado a la ley de las armas y al terror" de estos grupos.
La denuncia subraya que "nunca se está exento de atrocidades" y que "ningún bien ni símbolo se salvan":
- Los lugares de culto son saqueados.
- Los santuarios son violados y masacrados.
- El patrimonio histórico y cultural del país es vandalizado e incendiado, sin respeto por lo que representa "un signo de memoria colectiva, de fe compartida y de identidad nacional".
Estas agresiones no solo destruyen bienes materiales, sino que también "hieren el corazón vivo de nuestro pueblo, su conciencia moral, su capacidad de esperar". La población haitiana se encuentra "desplazada, humillada, empobrecida, herida en su carne y en su alma".
En medio de este "caos y de inseguridad", el Gobierno de transición presentó un proyecto de reforma constitucional. Aunque la CEH reconoce que propone "innovaciones dignas de interés" y una "voluntad clara de modernizar el Estado y de racionalizar la gobernanza pública", también señala "importantes lagunas que corren el riesgo de desequilibrar el proceso democrático".
La Conferencia Episcopal exigió un "amplio debate que tenga en cuenta la realidad histórica, cultural y social" del pueblo haitiano. Argumentaron que "la hora no es para precipitaciones que conduzcan a la adopción de una nueva Constitución", y que la "prioridad es la seguridad, la paz y la gobernanza para el bien del pueblo".
¿Por qué es relevante el tema?
La intensificación del apoyo de México a Haití en materia de seguridad es relevante porque se inscribe en un contexto de colapso institucional, violencia extrema y crisis humanitaria en el país caribeño.
Haití enfrenta una situación sin precedentes: bandas armadas controlan el 90?% de la capital, más de 4 mil homicidios se han registrado en seis meses, y hay 1.3 millones de desplazados. Ante esta emergencia, México asume un rol activo, solidario y estratégico en la región.
El entrenamiento de más de 900 elementos haitianos desde 2018 y el nuevo adiestramiento de 150 miembros de sus fuerzas armadas representan una forma de cooperación Sur-Sur con profundo sentido humanitario.
Este respaldo no solo fortalece las capacidades de seguridad ciudadana, sino que también posiciona a México como un actor regional con vocación de paz, seguridad humana y desarrollo institucional.
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La instalación del modelo C3I en Haití, basado en experiencia mexicana, demuestra transferencia tecnológica y de inteligencia que puede contribuir a mejorar la respuesta táctica ante el crimen organizado. Esta acción cobra mayor peso tras la emboscada en la que murieron tres policías haitianos en julio, reflejo del estado crítico de inseguridad.
Además, en medio de un intento de reforma constitucional, la ayuda internacional como la que ofrece México permite apuntalar al gobierno de transición haitiano en su búsqueda de estabilidad.
La postura mexicana reafirma el compromiso con la paz y la justicia social en el Caribe, en un momento en que Haití, calificado como "Estado fallido" por su propia Iglesia, requiere apoyo internacional legítimo, no intervencionista, sino centrado en el fortalecimiento institucional, la cooperación fraterna y la defensa de la dignidad humana.
VGB
