El Ministerio de Situaciones de Emergencias de Rusia informó este jueves que el accidente aéreo que sufrió un avión de pasajeros An-24 en el lejano oriente ruso terminó sin supervivientes. Se estima que unas 50 personas, entre ellas 43 pasajeros fueron las víctimas fatales del incidente.
"Según datos preliminares, no hay supervivientes", informó Emergencias en un comunicado en el que agregó que continúan las labores de búsqueda en el lugar del accidente, la región de Amur, limítrofe con China.
Inicialmente, los restos del An-24 fueron encontrados en una ladera a unos 15 kilómetros de Tynda.
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Según datos preliminares aportados por el gobernador de la región de Amur, Vasili Orlov, a bordo del An-24 viajaban 43 pasajeros, de ellos 5 niños, y su tripulación la integraban seis personas.
La aeronave, un bimotor turbohélice perteneciente a la compañía Angará, efectuaba un vuelo entre las ciudades de Blagovéschensk y Tynda.
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Según informaciones preliminares, el siniestro tuvo lugar durante un aterrizaje de emergencia de la aeronave.
Entre las versiones de la catástrofe se barajan las malas condiciones climáticas en la zona, un fallo técnico o un error humano.
Las autoridades de la región declararon el estado de emergencia en Amur para movilizar todos los recursos que necesitan en estos instantes los servicios de emergencia.
Los rescatistas llegaron al lugar del accidente a través de terrenos montañosos de difícil acceso, señalaron en el Ministerio de Emergencias. En total, en el lugar del siniestro trabajan 149 especialistas.
Accidentes aéreos en 2025
Contexto: Durante 2025 se han registrado múltiples accidentes aéreos mortales en todo el mundo:
Grandes aviones comerciales y jets militares
- El 29 de enero, un Bombardier CRJ-700 de American Eagle colisionó en vuelo con un helicóptero UH-60 Black Hawk sobre el río Potomac, cerca de Washington D.C., matando 67 personas (64 a bordo del avión y 3 tripulantes del helicóptero).
- El 31 de enero, un Learjet 55 de Medevac (Med Jets Flight 056), que despegó de Filadelfia, se estrelló poco después del despegue, matando a los 6 ocupantes y a 2 personas en tierra, e hiriendo a otros 23.
- El 17 de marzo, un Jetstream 32 (Aerolínea Lanhsa Flight 018) salió de pista al despegar en Honduras y cayó al mar, causando 13 fallecidos y 5 heridos.
- El 22 de mayo, un jet ejecutivo Cessna Citation II se estrelló en un barrio residencial de San Diego, matando a las 6 personas a bordo y lesionando al menos a 8 personas en tierra.
- El 22 de julio, un caza FT-7BGI entrenado por la Fuerza Aérea de Bangladesh cayó sobre un colegio en Dhaka, matando a 19 civiles (mayoritariamente niños), al piloto y dejando más de 170 heridos.
Helicópteros y avionetas
- El 6 de febrero, una Cessna 208 Caravan de Bering Air cayó en Norton Sound, Alaska; murieron los 10 ocupantes.
- El 8 de mayo, un helicóptero Bell 407 en Uttarkashi (India) intentó un aterrizaje de emergencia en una carretera y terminó estrellado contra una ladera, falleciendo 6 personas y resultando un herido grave.
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Globos aerostáticos
- El 21 de junio, en Praia Grande, Brasil, un globo turístico con 21 personas a bordo se incendió en vuelo. 8 personas murieron, y 13 sobrevivieron, algunas con quemaduras graves.
- El 11 de mayo, en un festival de globos en Zacatecas, México, un globo prendió fuego en tierra; un hombre murió tras caer al intentar rescatar a otros pasajeros, y otros dos resultaron heridos.
Estos incidentes muestran una diversidad de riesgos: colisiones en vuelo, accidentes durante el despegue o el aterrizaje, emergencias técnicas, incendios y accidentes en aeronaves recreativas. Las causas están siendo investigadas —con pronunciamientos sobre errores humanos, fallos técnicos, clima y protocolos de seguridad.
En total, sólo los accidentes más graves en grandes aeronaves sumaron más de 120 muertes, sin contar múltiples heridos y víctimas en tierra. Este patrón ha aumentado las inquietudes sobre la seguridad aérea mundial y ha impulsado debates sobre regulación, capacitación, y modernización de flotas.
¿Por qué es relevante el tema?
El accidente aéreo en la región rusa de Amur es representa una de las tragedias más mortales del año en territorio ruso, al dejar un saldo de 50 personas fallecidas, entre ellas 5 niños. La magnitud del siniestro pone en evidencia vulnerabilidades en la aviación regional, especialmente en zonas remotas con condiciones climáticas adversas y difícil acceso para los equipos de rescate.
Además, la aeronave siniestrada —un An-24 de la compañía Angará— es un modelo antiguo, lo que reabre el debate sobre la modernización de flotas en Rusia y otras regiones que aún utilizan aviones de fabricación soviética.
A ello se suma que las causas preliminares del accidente —clima, posible falla técnica o error humano— apuntan a la necesidad urgente de reforzar los protocolos de seguridad aérea.
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Finalmente, la ubicación del siniestro, cerca de la frontera con China, suma una dimensión geopolítica al incidente, al ocurrir en una región estratégica.
La declaración del estado de emergencia y el despliegue de casi 150 rescatistas reflejan la gravedad del hecho, cuyo impacto se extiende más allá del ámbito nacional, al alimentar la preocupación global sobre la seguridad en la aviación comercial.
VGB