Irán ha impulsado una campaña masiva etiquetando como “mohareb” –o “enemigo de Dios”– a presuntos espías, periodistas, activistas y familiares de protestantes, tras el reciente conflicto con Israel. Más de 700 personas han sido arrestadas y al menos tres han sido ejecutadas, lo que ha disparado alarmas por posible represión sistemática.
El líder supremo iraní, el ayatola Ali Jamenei, afirmó que su país propinó “una cachetada en el rostro a Estados Unidos” con su ataque a una base estadounidense en Qatar, y advirtió contra cualquier ataque adicional de Washington, en su primera declaración pública desde que se declaró un alto el fuego con Israel. El discurso pregrabado de Jamenei, emitido por la televisora estatal iraní, su primera aparición desde el 19 de junio, estuvo lleno de advertencias y amenazas dirigidas hacia Estados Unidos e Israel, los adversarios de larga data de la República Islámica.
Pero las amenazas no son excluvamente contra Estados Unidos, Israel o enemigos exteriores, también se amenaza y siembra el terror al interior del régimen.
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CONFLICTO ISRAEL-IRÁN - COBERTURA COMPLETA
El término mohareb —del árabe “hirabah”— se traduce como “quien declaró guerra a Dios”. En el sistema legal iraní, es una acusación grave que desde hace décadas se aplica para justificar la pena capital contra opositores políticos, disidentes y ahora también sospechosos de espionaje tras el conflicto con Israel.
La televisión estatal emitió presuntas confesiones de varios detenidos, quienes supuestamente admiten haber colaborado con la inteligencia israelí.
Grupos de derechos humanos y activistas expresaron su preocupación por los últimos acontecimientos y citan la arraigada práctica iraní de extraer confesiones forzadas y llevar a cabo juicios injustos.
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La guerra de los 12 días
Durante los 12 días de enfrentamientos con Israel, el régimen acusa al Mossad y sus colaboradores internos de haber filtrado información clave utilizada en asesinatos de altos mandos militares y científicos nucleares. En respuesta, el gobierno ha realizado más de 700 detenciones y ejecutado al menos a seis acusados de espionaje en apenas semanas
Los medios internacionales en persa, especialmente BBC Persa, Iran International y Manoto TV, han sufrido represalias directas. Las autoridades detuvieron a familiares residentes en Irán, enviando mensajes que califican a los periodistas como mohareb, justificando así medidas extremas incluidas amenazas de muerte. Una presentadora recibió una llamada telefónica de su padre, supuestamente instado por el CGRI a exigir su renuncia.
Activistas, escritores, artistas y hasta familiares de manifestantes del 2022 (“Mujer, Vida, Libertad”) han sido arrestados sin cargos formales. La etiqueta de mohareb parece extenderse también a quienes representan resistencia cultural o social, no solo espionaje
El régimen ha reforzado la censura digital: bloqueos de redes sociales y sitios informativos, con acceso restringido incluso tras el cese de hostilidades. Paralelamente, se difunden confesiones forzadas en televisión estatal, mientras los juicios acelerados agravan aún más la opacidad del proceso legal.
Además, la mayoría de las redes sociales como Instagram, Telegram, X y YouTube llevan mucho tiempo bloqueados en Irán y no se puede acceder a ellos sin utilizar un servicio proxy de red privada virtual (VPN).
