El último vuelo del Starship, el cohete más grande desarrollado por SpaceX, la empresa aeroespacial de Elon Musk, despegó este martes desde el sur de Texas en su noveno vuelo de prueba, luego de dos lanzamientos fallidos que terminaron en explosiones. Sin embargo, la nave no logró regresar a la Tierra.
El despegue se realizó a las 19:37, hora local, desde Starbase, la base de lanzamiento situada cerca de Brownsville, en la frontera con México, tras un retraso de siete minutos en la cuenta regresiva. Cerca de una hora después del despegue, el Starship sufrió un “rápido desmontaje no programado”.
"Como si la prueba de vuelo no fuera lo suficientemente emocionante, Starship experimentó un desmontaje rápido e imprevisto. Los equipos continuarán revisando los datos y trabajando para nuestra próxima prueba de vuelo", indicó la empresa su cuenta de 'X', al añadir que el éxito es fruto del aprendizaje y que la prueba ayudará a "mejorar la fiabilidad" del cohete.
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Tras media hora del lanzamiento, el representante dijo que la nave tenía "fugas" de combustible, lo que provocó la pérdida del control de altitud, necesario para orientarse; y aparte de eso, el cohete no pudo abrir un portón por el que se iban a lanzar satélites simulados.
Cabe destacar que, Musk ha vendido Starship como el vehículo que podría llevar a la humanidad a colonizar Marte, planeta al que solo han llegado misiones no tripuladas, un total de 18. Las dos pruebas anteriores terminaron con la explosión de la etapa superior del cohete, cuyos restos cayeron sobre el Golfo de México y el Caribe.
Primer lanzamiento con propulsor reutilizado
El Starship tiene una altura de 121 metros y está compuesto por dos partes: el propulsor Super Heavy y una nave espacial de segunda etapa.
Este noveno lanzamiento, desde que SpaceX empezó con esta práctica en abril de 2023, por primera vez se reutilizó un propulsor previamente usado en la séptima misión.
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Tras colocar la nave en una trayectoria suborbital, el propulsor, equipado con 33 motores Raptor, realizó una maniobra controlada con un ángulo de ataque más alto, lo que permitió ahorrar combustible en su regreso.
A diferencia de pruebas anteriores, el Super Heavy no volvió a la base de lanzamiento en Starbase, sino que intentó aterrizar en una plataforma en el Golfo de México.
Por su parte, la nave Starship buscará desplegar por primera vez en órbita satélites, ocho simuladores de Starlink, junto con otros experimentos.
FAA autoriza más vuelos de SpaceX
La Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos autorizó la semana pasada a SpaceX a incrementar sus vuelos de prueba hasta 25 por año, pese a las críticas de grupos ambientalistas.
En un informe, la agencia concluyó que, tras analizar todos los datos e información disponibles sobre las operaciones de SpaceX en la zona, los lanzamientos no tendrán un impacto “significativo en la calidad del entorno humano”.
En enero, antes de que Donald Trump asumiera la presidencia, la FAA había solicitado a SpaceX investigar las causas de la explosión del Starship; Elon Musk respondió con fuertes críticas, acusando a la agencia de excederse en sus funciones como reguladora.
Ahora, con mayor influencia dentro del gobierno de Trump, Musk ha promovido represalias contra la FAA, entre ellas recortes presupuestarios y presiones para eliminar obstáculos a los planes de SpaceX, según reveló una investigación del medio estadounidense ProPublica.
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Diversos grupos ambientalistas han cuestionado los lanzamientos del Starship desde Boca Chica, así como la actividad de SpaceX en la región, debido a su cercanía con un parque nacional y un refugio de vida silvestre donde habitan especies en peligro de extinción.
gph
